jueves, 8 de junio de 2017

Ulcerate - Shrines of Paralysis



Año: 2016
Sello: Relapse Records
País de origen: Nueva Zelandia

Los hijos dilectos de Gorguts son de esas bandas en las que uno puede confiar. Hasta la fecha Ulcerate han lanzado cinco discos de larga duración, a los cuales hay que sumarle un compilado, dos Demos y dos singles. Todos de una calidad incuestionable, todos discos que uno no puede no recomendarle a sus pares. Por cierto, cuando digo que son los hijos dilectos de Gorguts, no lo hago con la intención de ponerlos en el papel de segundones de la impresionante banda canadiense, sino como geniales sucesores y continuadores del estilo creado por Luc Lemay y los suyos. Ulcerate es Ulcerate, eso está más que claro.
"Shrines of Paralysis" es el disco que más me costó disfrutar en toda su dimensión desde un comienzo. Tuve que escucharlo varias veces antes de poder decir que me rompe la cabeza. ¿Motivos? En esta placa se los nota más atmosféricos que nunca; o tal vez sea simplemente la forma en que yo encaré la audición, no lo sé. Lo que sí sé es que debí profundizar y repetir las sesiones auditivas hasta que al fin pude encontrarme dentro del álbum, vivirlo, experimentarlo en la piel y en los órganos. Ahí sí, sentí que Ulcerate provocaban en mí las mismas sensaciones que discazos como "The Destroyers of All" o "Everything is Fire". Esas sensaciones llegaron a mi ser y se apoderaron de él una vez que asimilé a este disco como un todo, como una entidad completa, edificada en base a partes que se encastran unas a otras con una precisión obsesiva. Claro, hablamos de una banda conformada por tipos que se muestran detallistas, obsesivos, perfeccionistas desde la primera vez que los escuché en 2007, cuando sacaron su primer disco full ("Of Fracture & Failure").
Dije que se me hace más atmosférico que sus antecesores, aun cuando los discos previos de los de Nueva Zelanda son tremendamente atmosféricos. Esto es algo que los hace tan singulares, pues los tipos tocan Death Metal (o Brutal Death Metal), un estilo que nunca se caracterizó por crear atmósferas que oscilen entre lo envolvente, lo lánguido y lo relajado, además de la consabida brutalidad. Es como si fueran filósofos cavilando a través de la brutalidad sonora. Sí es habitual encontrar climas mórbidos, putrefactos, rancios, inquietantes en el Death Metal. Pero no es habitual ese refinamientos introspectivo que estos tipos usan para contrastar con la feroz andanada de ataques sonoros furtivos a los cuales son propensos. Y en este disco, nuevamente, fieles a sí mismos, hay varios momentos en donde todas las atmósferas a las cuales recurren para rodear sus obras, emergen con una fuerza demoledora y cautivante. "Chasm of Fire", con sus movimientos pendulares. La canción que da nombre al disco, llena de misticismo y poder cósmico. "Extinguished Light" y las disonancias tan complejas que texturizan cada movimiento, cada paso dado por el grupo, de forma oscilante e inquietante. Momentos de una profundidad que apenas si permite que el oyente pueda asomar la cabeza fuera de dicho pozo de locura abismal. Y sí, las performances de los tres monstruos detrás de la obra no merecen más que elogios.
Por su pulcritud. Por su bestialidad. Por su versatilidad. Por la manera que tienen de ser caóticos en el perfecto orden dentro del cual se mueven, y viceversa. Por eso, y porque tienen un historial musical impecable, historial dentro del cual se encuentra este muy buen disco, Ulcerate merecen ser puestos dentro de la élite de un género que necesita de más bandas como ésta para seguir su evolución y permanencia en el espacio y el tiempo.

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