Si, como yo, creciste y pasaste gran parte de tu adolescencia en la segunda mitad de los 80s, y estabas metido en la Música Extrema, entonces vivías enamorado del Thrash. Todos los que luego enloquecimos con género como el Death Metal y el Grindcore, previamente, estábamos metidos en género como el Thrash y el Hardcore Punk. Por eso, para mí, escribir este informe era una necesidad. Es que yo viví la época de oro del Thrash, la viví en carne propia. Puedo decir que nadie me la contó, que no necesito de relatos ajenos para saber qué pasó en aquellos años gloriosos de un género que hoy goza de muy buena salud en cuanto a popularidad, pero que musicalmente ya no aporta nada nuevo. No importa esto último, pues con las genialidades hechas en los 80s, al Thrash le alcanza y le sobra para ser una de las más grandes creaciones de todos los tiempos. En fin, he aquí la primera parte del informe de un género que nació para destruir.
Motörhead:
Origen: Londres, Inglaterra. 1975/presente.
No por
previsible resulta errónea la decisión de comenzar este informe escribiendo
acerca de Motörhead. Al fin y al cabo, si hablamos de Speed y Thrash Metal, el
comienzo fue desde acá, desde Motörhead. Todo empezó con Lemmy y su criatura,
todo se generó a partir de lo que Lemmy y sus compañeros hicieron. Y lo que
hicieron no tuvo precedentes en su momento. ¿Por qué Lemmy decidió pisar el
acelerador, distorsionar su bajo y crear algo tan sucio y ruidoso? ¿En qué
estaba pensando él al momento de convertir el Rock & Roll de los comienzos
del grupo, en algo más salvaje, más violento, más todo? Tal vez haya sido el
surgimiento del Punk y su desalineado estilo lo que hizo que Lemmy optara por
ir más rápido. De hecho, es casi seguro que fue así, que el Punk lo inspiró
para convertir a Motörhead en una máquina asesina e inspiradora de buena parte
(gran parte, en realidad) del desenfreno sonoro que vendría después. Es que, si
escuchamos su primer disco, si bien hay atisbos de algo más inmundo escondido
bajo la superficie, no deja de ser Rock & Roll mugriento de Garage, no muy
lejos de lo que hacían bandas como Dr. Feelgood o Eddie & The Hot Rods. Y
de golpe se fue todo al carajo. La música mantuvo algunas cosas intactas, pero
en otras, se modificó lo suficiente como para hacer que miles de jóvenes en el
mundo entero enloquecieran. No era para menos, pues Lemmy, Fast Eddie Clark y
Phil “Animal” Taylor enloquecieron, y con ellos su música, y con su música
enloquecieron las hordas de metaleros y punks. Con Overkill fue que comenzaron a aniquilar neuronas al por mayor,
metiendo un doble bombo que no daba respiro (especialmente en el tema que da
título al disco), el bajo sonaba más distorsionado y agresivo que nunca, la voz
más podrida y enojada, y la guitarra más ruidosa que nunca. A partir de ahí,
nada volvió a ser lo mismo…por suerte. Desde ese disco, la insana necesidad de
ir cada vez más rápido, de tocar cada vez más fuerte y de hacer cada vez más
ruido, se volvió una carrera sin final. Pero, y aunque deseemos que esa carrera
no tenga final, sí tuvo un comienzo. Y el comienzo se llama Motörhead. Ya con Ace Of Spades en las calles, y con sus
atronadoras canciones convertidas en clásicos inmediatos, el panorama se vislumbraba
más duro que nunca, y no tardó en concretarse. Thrash, Black, Speed, Metal
Punk, Hardcore, Grindcore y toda una horda de dementes sedientos de velocidad y
ruido, salieron de sus cuevas con el fin de llevar lo hecho por Lemmy al
siguiente nivel, y cada vez más y más lejos. Pero, y por más ruido que hagan,
por más rápido que toquen, la rudeza de Motörhead sigue siendo inigualable e
inimitable.
Hay quienes
dicen que Lemmy es Dios. Si observamos con atención la historia del Mundo
Extremo, no hay dudas de que lo es. ¿O acaso él no es EL CREADOR?
Influencias: Dr. Feelgood, Punk Rock, AC/DC, Rock & Roll
de los 50s, MC5, Garage Rock, Hawkwind.
Líricas: Sexo, drogas y Rock & Roll. Guerra, muerte,
violencia, política, religión.
Discografía esencial: Overkill (1979); Ace Of Spades (1980); Iron Fist (1982).
También
escuchar: Tank: Filth Hounds Of Hades (1982); Warfare: Pure Filth (1984);
Speedwolf: Ride With Death (2011); Rogue Male: First Visit (1985).
Exciter:
Origen: Ontario, Canadá. 1978-1980 (bajo el nombre de
Hell Razor); 1980/presente (como Exciter).
Mientras
armaba la lista de bandas sobre las cuales iba (voy) a escribir, pensaba en
dedicarle un espacio al grupo definitivo en la historia del Speed Metal. En
algún momento contemplé la posibilidad de darle este espacio a Raven. Pero
hubiera sido injusto, pues Raven, si bien fueron importantísimos en la
gestación de dicho estilo, no lo definieron, no le dieron la forma que todos
conocemos, y que sirvió de inspiración para muchas bandas thrashers. En cambio
Exciter es sinónimo de Speed Metal desde su nacimiento mismo, aún cuando se
llamaban Hell Razor y practicaban un Heavy Metal intenso y acelerado de a
momentos. De a momentos luego se transformó en Acelerado Casi todo el Tiempo. Y
ahí nació el Speed Metal tal como lo conocemos, cuando este gran grupo
canadiense pisó el acelerador. Como su nombre indica, una de las fuentes de
inspiración fue Judas Priest; más precisamente, el tema llamado “Exciter”,
canción en la que Halford y los suyos comienzan a meter ritmos más veloces que
lo habitual. Parece ser que el por aquel entonces trío, encontró en ese ritmo
frenético su razón de ser, y apoyados en ese repiqueteo del doble bombo y el
golpe repetitivo e incansable del redoblante, salieron a devastar los cerebros
de los headbangers. John Ricci en guitarra, miembro que permanece al frente de
Exciter hasta el día de hoy, Allan Johnson en bajo, y el demoledor Dan Beehler
en batería y voz (toda una novedad para la época) creyeron conveniente hacer un
Heavy Metal que sonaba como Accept tocando Fast
As a Shark una y otra y otra vez, bajando de revoluciones ocasionalmente,
mas nunca la intensidad. Así trajeron al mundo un estilo que sería la piedra
angular (junto al Hardcore) de lo que luego conoceríamos como Thrash Metal. Digamos
que Exciter fue uno de los nexos entre Motörhead y el Thrash Metal.
Con esa
formación grabaron 3 discos increíbles, absolutamente imprescindibles, antes de
la partida de John Ricci. Tras su salida, la banda siguió, pero dándole a su
propuesta un tinte más melódico. Tras algunos cambios de formación (ya con
Beehler como baterista solamente), un disco más sobre sus espaldas, más un
breve hiato, Ricci volvió a la banda, y el Speed Metal volvió a su lugar. Y no
sólo el Speed Metal le debe todo (o casi todo) a esta banda; el Power Metal
también mantiene una deuda eterna con Exciter, sobre todo en lo concerniente a
lo rítmico. Pero aquí no vamos a hablar de Power Metal, sino de Speed y Thrash.
Y si hablamos de Speed y Thrash, pocos pueden con Exciter. A pesar de no haber
recuperado nunca más el brillo alcanzado en sus primeros discos. A pesar de que
su popularidad decreció a la para que decrecía la popularidad del género. A
pesar de que durante años, el Speed Metal fue ninguneado, y aún hoy lo es por
las nuevas generaciones (no todos los nuevos headbangers han aprendido a
valorar y disfrutar de este tipo de música), a pesar de todo eso, Exciter sigue
en pie, aunque sólo quede Ricci como miembro sobreviviente de la formación
original. Aún sigue siendo una aplanadora, aún sigue siendo un gran grupo. La
violencia y la fuerza siguen intactas, y ellos siguen siendo verdaderos
maníacos del Heavy Metal. Que así siga siendo por mucho tiempo más.
Influenciados por: Motörhead, Judas Priest, NWOBHM,
Black Sabbath, Saxon.
Líricas: Metal, guerra, muerte, odio, violencia.
Discografía esencial: Heavy Metal Maniac (1983); Violence & Force (1984); Long Live The
Loud (1985).
También
escuchar: Anvil: Metal On Metal (1982); Raven: Wiped Out (1982); Abattoir: Vicious
Attack (1985); Détente: Recognize No Authority (1986).
Metallica:
Origen: California, USA. 1981/presente.
Si hay una
banda sobre la cual albergo un cúmulo de sensaciones y opiniones ambivalentes,
esa banda es Metallica. Así como puedo pronunciar elogios más que merecidos,
puedo criticarlos con dureza cuasi violenta, pues así ha sido (y es) mi
relación con Metallica: de contrastes, de luces y sombras. Pero este informe
tiene como fin rendirle homenaje a las bandas que hicieron cosas importantes
tanto por el Thrash como por el Speed. Y Metallica fueron, son, y serán una
banda sumamente importante. Más allá de las controversias, de las acusaciones
de vendidos y traidores por parte de algunos sectores del mundo del Metal. Más
allá de que musicalmente se vinieron a pique hace mucho tiempo ya, y a pesar de
que ninguno de los miembros antiguos se muestra en gran forma, Metallica es
Metallica, y en vivo lo siguen demostrando.
Contribuyeron
a crear el Thrash, y lo difundieron en el mundo entero. Crearon discos inolvidables,
y atrajeron a nuevos fans al mundo del Metal, muchos de ellos provenientes del
ámbito del Hardcore, jóvenes que derribaron las barreras que dividían un género
(el Metal) del otro (el Hardcore Punk). A la par de Exodus y Slayer, crearon
una escena, la californiana, escena que tuvo su epicentro en la Bahía de San Francisco, en
donde se originó el Bay Area Thrash. Lanzaron el primer disco de Thrash Metal
de la historia (Kill´em All), algo
que demuestra que Metallica estuvieron tocados por la varita mágica desde un
comienzo. Es que, según cuenta la historia, el primer disco thrasher de la
historia iba a ser el colosal Bonded By
Blood de Exodus. Mas la mala fortuna de Gary Holt y los suyos posibilitó
que sea el debut de Metallica el disco que daría el puntapié inicial al Thrash
Metal de manera oficial en la industria de la música. Y, por si fuera poco,
sentaron las bases del género, incorporando ideas, elementos, sonidos y hasta
una estética que sirvió de inspiración para miles de headbangers en el mundo
entero. En lo musical, la mejor etapa del grupo está íntimamente ligada a Cliff
Burton, quien con su talento inagotable dotó al grupo de armonías e ideas
completamente innovadoras. A la par de Cliff siempre estuvo el innegable
talento de James Hetfield, dueño de una voz inconfundible, y aun sin ser un
gran cantante, el tipo se las ingenió para crear melodías vocales memorables.
Sumado a eso su enorme capacidad compositiva, sobre todo en lo concerniente a
los riffs y a las estructuras de las composiciones. Junto a Cliff crearon un
tándem compositivo fabuloso, sin obviar el aporte de los demás integrantes.
Entre esos integrantes vale hace mención de Lars Ulrich, el visionario que dio
vida a la banda, y que usó su verborragia y su carácter inquieto para promover
y mover al grupo en el mundo entero
Tras la
muerte de Burton, Metallica grabaron un solo disco de Thrash verdadero, el
elaborado …And Justice For All, en
donde ¡oh casualidad! No se escuchaba el bajo (ya en manos del ex Flotsam &
Jetsam Jason Newsteed). Luego de ese disco, Metallica comenzó a tocar Heavy
Metal hecho y derecho, algo que queda claro con sólo escuchar “El Álbum Negro”,
y, posteriormente, a experimentar y fallar en repetidas ocasiones, ya sin
quedar rastros de su pasado thrasher en su propuesta. Ya en el siglo 21,
Metallica intentaron volver a las raíces, pero para quien esto escribe ese
intento resulta demasiado calculado y poco creíble, tal como la mayoría de las
decisiones y acciones que Metallica han tomado y llevado a cabo en los últimos
20 años. Hoy, Metallica está más cerca de ser un chiste de mal gusto que la
gran banda que fue. Pero su pasado permanece impoluto, intocable. Y con el paso
del tiempo se agiganta más y más. Tanto se ha agigantado ese pasado, que a los
integrantes de Metallica no les quedó otra que echar mano a ese pasado.
Influenciados por: Motörhead, Judas Priest, Diamond
Head y la NWOBHM
en general, The Misfits, Discharge, Mercyful Fate.
Líricas: Guerra, corrupción, muerte, ira, problemas
internos del individuo.
Discografía esencial: Kill 'Em All
(1983); Ride The Lightning (1984); Master
Of Puppets (1986).
También
escuchar: Corrosion Of Conformity: Blind (1991); Airdash: Hospital Hallucinations
Take One (1989); Wrathchild America: 3D (1991); Potential Threat: A New Threat
Level (2009).
Megadeth:
Origen: California, USA. 1983/2002; 2004/presente.
Aunque
Mustaine no pueda controlar su resentimiento, la verdad es que lo mejor que le
pudo haber pasado al Thrash es que Mustaine haya sido despedido de la banda de
Ulrich y Hetfield (echado, más precisamente, por éste último). Ese
resentimiento, esa sed de venganza y su necesidad por demostrarle al mundo cuan
grande había sido el error de Metallica al prescindir de sus dotes como
guitarrista y compositor, llevaron a Dave Mustaine a crear un grupo
revolucionario y fascinante por donde se lo mire, en su etapa netamente thrasher.
Su capacidad para crear canciones tan furiosas como refinadamente elaboradas
hicieron de Megadeth una de las bandas más excitantes del mundo durante muchos
años. Claro, nada pudo haber hecho el Colorado de no haber estado rodeado por
músicos competentes. Ya en su primera formación, Megadeth disfrutó de un
baterista fenomenal como Gar Samuelson, una verdadera bestia que destrozaba
parches y platillos con clase y rabia al mismo tiempo. Chris Poland acompañó a
Mustaine en un dueto de guitarras memorable, el cual hizo maravillas en los dos
primeros discos del grupo (lo mismo que Samuelson). Y, obviamente, Dave
Ellefson, eterno bajista del grupo, una muralla sonora y rítmica rebosante de
precisión, sosteniendo al grupo con su pulso perfecto. ¿Y qué decir de la
formación más popular, con Nick Menza en batería y el virtuoso de Marty
Friedman en guitarra? ¿Qué decir de los intrincados pasajes que el cuarteto
parió para dar forma a un disco colosal como Rust In Peace? No olvidemos a Chuck Behler (baterista) y Jeff
Poland (guitarra), efímeros integrantes que aportaron lo suyo, sin lucir, para
que So Far So Good…So What! se
convirtiera en lo que es: un gran disco. Esas tres formaciones, y los 4 discos
grabados entre el 85 y el 90, convirtieron a Megadeth en una banda
trascendental, enorme. La riqueza técnica, la complejidad de sus composiciones,
el poder gigantesco que se desprende de las mismas, la personalidad impar de la
banda, y un Mustaine prendido fuego, pasando por EL MOMENTO de su vida, en lo
referente a la música, nos permitieron (y aun hoy lo hacemos) disfrutar de un
grupo que llegó a la cima del mundo haciendo Thrash Metal.
Luego de
esta gran etapa, Mustaine sacó a relucir su amor por la NWOBHM , y, quizás
haciéndose eco de la decadencia del Thrash, tomó el timón y llevó a su banda
hacia aguas menos turbulentas, mucho más orientada su propuesta hacia el Heavy
Metal más tradicional. Eso hasta la edición del controvertido Risk. Tras una breve separación,
Megadeth volvió al ruedo editando un disco con el que se acercaron a sus
orígenes, mas se trató de un acercamiento no muy profundo, aunque el disco en
cuestión es bueno (The System Has Failed).
A partir de ahí, Megadeth dejó de ser la banda brillante que alguna vez fue,
lejos del Thrash virtuoso que inspiró a muchas de las bandas más técnicas del
estilo. Pero, y más allá de que a mi Megadeth dejó de resultarme interesante
hace muchos años, nadie, pero nadie puede negar que Mustaine y los suyos le
dieron al Thrash una vuelta de tuerca tan retorcida como genial, y que pocos
han logrado ponerse al nivel de semejantes obras.
Influenciados por: NWOBHM, Música Clásica, Metallica,
Judas Priest, Dead Kennedys, Sex Pistols, Mercyful Fate.
Líricas: Guerra, muerte, problemas personales, política.
Discorgafía esencial: Killing Is My Business…and Business Is Good! (1985); Peace Sells...but,
Who´s Buying? (1986); Rust In Peace (1990).
También
escuchar: Fatal Opera: Idem (1995); Bitter End: Harsh Realities (1990);
Tourniquet: Psycho Surgery (1991); DeadXHead: Regressive By Default (2006).
Slayer:
Origen: California, USA. 1981/presente.
La banda
que puso (muchos de) los cimientos sobre los cuales se creó el Death Metal, es,
a su vez, una de las bandas de Thrash Metal más poderosas que jamás hayan
existido. Si bien en sus comienzos Slayer no fue una banda de Thrash puro (su
música era demasiado oscura, brutal y podrida como para ser simplemente Thrash,
y con escuchar los discos grabados hasta Reign
In Blood inclusive eso queda más que claro), la esencia thrasher siempre
fue parte fundamental en la propuesta del grupo. Y con la edición del enorme South Of Heaven eso quedó muy claro.
Bajaron los decibeles en algunos aspectos, pero mantuvieron intacta la potencia
devastadora de su música. Los ritmos bajaron ostensiblemente, ya no imperaban
los ritmos veloces y despiadados, y en su lugar aparecieron con mayor fuerza
los medios tiempos utilizados como rompecuellos implacables. Las guitarras
dejaron de lado el riffeo frenético, desaforado, en donde escupían notas a
mansalva, como si se tratase de una yugular destrozada exulsando hectolitros de
sangre. Y la voz de Araya se volvió un poco más clara, pero igual de maligna. Y
las letras abandonaron tópicos tales como sangre, desmembramientos, necrofilia,
profanación de tumbas e incluso el satanismo del enorme Show No Mercy. En su lugar se dio lugar preponderante a la guerra,
los embates antirreligiosos, mas sin caer en la locura de los primeros
trabajos, y la muerte se mantuvo como temática central, pero sin los excesos
asquerosamente explícitos de antaño. Todo se mantuvo en su lugar para que
Slayer siguiera siendo Slayer, pero se movieron algunas piezas para que Slayer
siguiera en la cima. Claro que para mantenerse en dicha cima, había que seguir
creciendo. Y seguir creciendo en la senda de, por ejemplo, Reign In Blood, hubiera implicado que Slayer se convirtiera en un
grupo de Death Metal al 100%. Eligieron otro camino, menos bestial pero igual
de poderoso en todos los aspectos. Y así editaron dos discos que nadie, pero
nadie que ame el Thrash puede ignorar. Y giraron por el mundo entero,
demostrando que, sobre un escenario, es casi imposible lograr ponerse al nivel
de estos verdaderos criminales de guerra. Pocas bandas, o mejor dicho, muy
pocas bandas han logrado sonar tan duras, malvadas y reales como los Slayer.
¿Cuántas
bandas fueron influenciadas por ellos? ¿Cuántos han vendido su alma al Diablo
con la idea de que el Maligno les de aunque sea una ínfima parte del talento de
Hanneman y King para componer riffs descomunales? ¿Cuántos bateristas darían lo
que no tiene con tal de, al menos por un rato, tocar como Dave Lombardo?
¿Cuántos cantantes de Thrash han intentado transmitir la rabia transmitida por
Araya, con sus fraseos pronunciados a mil por hora, y han perdido en el
intento? No hay manera, nunca la hubo. Slayer nacieron para ser únicos e
incomparables, como si su existencia hubiera estado predestinada por alguna
Divinidad maléfica, la cual les encomendó crear la música que le rindiera culto
a dicha Divinidad Oscura.
Hoy Slayer
se encuentra diezmado tras la muerte del entrañable Jeff Hanneman (el alma del
grupo, en cuanto a lo compositivo) y la salida para nada prolija de Lombardo.
Si bien el puesto de Hanneman está en manos de un genio del Thrash (ni más ni
menos que Gary Holt, el padre de Exodus), lo cierto es que su ausencia ha
dejado un vacío monstruoso. Y si bien Lombardo ya tiene reemplazante (¿o
reemplazantes? Con Kerry King y sus ansias de control absoluto, nunca se sabe)
en la piel de Paul Bostaph (quien ya supo reemplazar al cubano), lo concreto es
que Bostaph posee una gran técnica, pero carece de eso que sólo posee Lombardo. Tal vez el destino de Slayer sea
convertirse en una caricatura de sí mismos. Tal vez el fin del grupo este a la
vuelta de la esquina. O quizás nos sorprendan y vuelvan a demostrar que, pase
lo que pase, Slayer es Slayer.
Influenciados por: Judas Priest, Black Sabbath, Venom,
D.R.I., Mercyful Fate.
Líricas: Guerra, religión, muerte, política.
Discografía esencial: South Of Heaven (1988); Seasons In The Abyss (1990).
También
escuchar: Sacrifice: Torment In Fire (1986); Anihilated: The Ultimate Desecration
(1989); Whiplash: Ticket To Mayhem (1987); Anialator: Two in One (1990).
Anthrax:
Origen: New York, USA. 1981/presente.
A veces
puede resultar previsible escribir/hablar acerca de los grandes del Metal. Pero
no por previsible deja de ser justo reconocer la importancia de un grupo como
Anthrax. Vamos por partes, pues la historia de Anthrax va más allá del Thrash.
Los neoyorkinos, nacidos como banda por decisión de Scott Ian y Danny Lilker.
Más cercanos al Speed Metal y a la
NWOBHM , los neoyorkinos abrieron la senda que serviría para
el surgimiento de otras bandas similares en la Gran Manzana (junto a Overkill,
de quienes ya nos encargaremos). Sonaban fuerte y rápido, pero no llegaban a
ser un grupo netamente thrasher en el comienzo de la historia. Pero con un
nombre como el que adoptaron, la agresividad tenía que ir en progreso. Así fue
que Anthrax pasaron del Speed Metal con inclinaciones thrashers, al Thrash
Metal sin escalas. Obvio, no es sensato pedirle a un grupo que haya sonado 100%
thrasher en 1981, siendo que el Thrash aun no existía. Y Anthrax son una fiel
representación de la evolución a la que se sometieron los pilares del género
que partió la historia del Metal en la mitad de los 80s. Claro, el Hardcore
tuvo mucho que ver en esa necesidad de Ian y los suyos por sonar más fuertes y
veloces. El NYHC (New York Hardcore) esencialmente, marcó a los neoyorkinos,
quienes ya de por sí tocaban rápido y fuerte. Cambios de formación, llega el
primer disco, y tras su edición, más cambios. Ahí cambian hacia el Thrash de
manera rotunda. Fistfull Of Metal, el
debut de Anthrax, contiene el germen, mantiene la impronta y la furia, pero no
llega a ser un disco totalmente thrasher, aunque posea muchos pasajes que,
indudablemente, encajan dentro del género. No, fue con la llegada de Joey
Belladona a la voz y la conformación de su formación más famosa que Anthrax se
convirtió en un grupo de Thrash Metal de primera línea mundial, haciendo gala
de un estilo y sonido absolutamente inconfundibles. La frescura que se
desprendía (y aun hoy mantienen) sus canciones. Esa energía desbordante que
incita al mosh enloquecido, que provoca que el cuerpo no pueda quedarse quieto.
Esa cosa tan Hardcore colándose por aquí y por allá, y el gancho irresistible
que poseen sus creaciones a partir de Spreading
The Disease, pusieron a Anthrax en una situación que para muchos resultaría
estresante, pero que a ellos los impulsó a seguir creciendo. Ni hablar de la
parte estética: las bermudas coloridas, el completo alejamiento de los cánones
estéticos clásicos del Thrash, y la actitud con que vestían esas prendas, los
convirtieron en un ejemplo para muchos, y en algo aborrecible para otros.
Si bien en
toda la segunda mitad de los 80s mantuvieron la fórmula thrasher de Anthrax
inalterable, arriesgaron a su manera, con ese desenfado tan de ellos, y
demostraron que de nada servía aferrarse a la idea rígida que muchos thrashers
poseían acerca de lo que Anthrax debía ser. Con el Ep I'm the Man incursionaron en el Rap, y luego lo repitieron en el
91, ya con los legendarios Public Enemy como invitados. A partir de ahí a todos
nos quedó claro lo siguiente: en cualquier momento los neoyorkinos pegaban el
volantazo y abandonaban a ese género que nació gracias a ellos, entre otras
bandas.
Con la
partida de Belladona, el cambio llegó con la edición del fabuloso Sound Of White Noise y el Thrash dejó
resabios, mas dejó de ser la estrella. Más Groove, más melodía, menos velocidad
y un sonido más gordo, resaltando la increíble voz de John Bush (Armored
Saint), aparecieron en el mapa musical del grupo, y con ello marcaron las
pautas a seguir en los 90s. Aunque muchos los condenen por dicho cambio, lo
cierto es que Anthrax siempre fueron libres e inteligentes. Vieron que el
Thrash caía en el ocaso, y para ellos, seguir en dicho camino hubiera
significado hundirse en el ostracismo. Contrariamente a bandas como Metallica,
Anthrax cambiaron y acertaron. De hecho, en los 90s las cosas hubieran sido muy
distintas de no ser por lo hecho por Anthrax (junto a otros neoyorkinos, Prong,
y Pantera, claro está). Pero es su etapa thrasher la que nos lleva a incluirlos
en este informe. Es su obra más poderosa la que hace que no podamos obviarlos de
ninguna manera, pues hacerlo sería incurrir en un error digno de un idiota.
Hoy Anthrax
apelan a la nostalgia, algo que quedó expuesto cuando Belladona regresó al
grupo en el 2005 (de manera temporal), y se confirmó cuando en el 2010
Belladona entró al grupo por tercera vez. Llegó el Big Four, el revival
thrasher llegó a su pico de popularidad, y Anthrax, ni lerdos ni perezosos,
lanzaron un nuevo álbum, el primero en 8 años, llamado Worship Music, en el cual vuelven a hacer…Thrash Metal.
Personalmente no me parece una decisión muy natural que digamos. Al igual que Death Magnetic de Metallica, considero
que este nuevo opus de Anthrax es calculado hasta decir basta. Pero ¿quién
puede objetarles que vuelvan a tocar la música que, al fin y al cabo, ellos
crearon? Además, con lo hecho entre 1985 y 1991, se ganaron su lugar en el
Olinpo del Thrash de por vida.
Influenciados por: Judas Priest, Kiss, NWOBHM, Black
Sabbath, Hardcore neoyorkino, Speed Metal, D.R.I.
Líricas: Humor, relatos de Stephen King, Antifascismo,
la vida en sí, problemas internos del individuo.
Discografía esencial: Spreading The Disease (1985); Among The Living (1987); State Of Euphoria
(1988).
También
escuchar: Indestructible Noise Command: The Visitor (1988); Municipal Waste: The
Art Of Partying (2007); Acid Reign: Moshkinstein (1988); Dr. Living Dead!: Idem
(2011).
Exodus:
Origen: California, USA. 1980/1993;
1997/1998; 2001/presente.
Si hablamos
de Thrash Metal, hay una banda que es mi debilidad. Y esa debilidad se llama
Exodus. Los motivos por los cuales profeso este amor por la banda liderada por
Gary Holt son varios, y los voy a explicar, pues creo que es mi manera de
hacerle justicia al grupo que es, a mi parecer, la banda de Thrash Metal más
grande de la historia.
Primero que
nada, Exodus fue la primer banda thrasher de la historia. Exodus nació un año
antes de que naciera Metallica, grabaron el primer disco de Thrash Metal puro (Bonded by Blood), y de no ser porque los
problemas con el sello encargado de editar esa joya impidieron que ese álbum
viera la luz antes que Kill´em All de
Metallica, hoy la cosa sería muy distinta. Además, Kirk Hammet, quien se hizo
famoso tras reemplazar a Dave Mustaine en Metallica, salió de Exodus y, por si
esto fuera poco, tomó “prestada” una parte de uno de los primeros temas de
Exodus, parte que luego fue a parar en un clásico de Metallica: Creeping Death. Pero no sólo por eso
considero a Exodus LA BANDA
de Thrash. Otra razón es que Holt y los suyos siempre hicieron Thrash, nunca
abandonaron el barco buscando otros rumbos musicales. Tal vez con el
controvertido Force Of Habit Holt y
compañía ahondaron más en el Heavy Metal y el Groove, pero en ningún momento
dejaron de lado su esencia. Y esto quedó en claro en cada uno de los regresos
del grupo, situaciones que le permitieron a Exodus demostrar que para ellos el
Thrash es una forma de ser y hacer música, y no una pose. Y ya que hablamos de
Pose ¿acaso no fue Paul Baloff, el legendario cantante original de Exodus el
que hizo famosa la frase Kill The Posers,
luego acuñada por todos los thrashers del mundo? ¿Acaso no fueron ellos quienes
definieron el sonido de la Bay Area ,
ese que luego sería el sonido y estilo emblemático del Thrash? Y, por supuesto,
grabaron varios de los mejores discos thrashers de todos los tiempos, discos
imprescindibles que son, desde su edición y hasta el día de hoy, la Quintaesencia del
Thrash, tal como lo es Exodus.
Su segundo
regreso, en el año 2001, puso las cosas en su lugar, y, de paso, cerraron
muchas bocas (Exodus fueron ninguneados durante años por aquellos payasos que
consideran que los Grandes del Thrash son los que integran el Big 4. Son los
mismos payasos que, cuando el Thrash “pasó de moda”, se convirtieron en fans
del Nü Metal, de Fear Factory, el Groove Metal, y dejaron de lado su look
thrasher para ponerse al día con la moda metalera imperante), y se ganaron el
respeto de aquellos que los ignoraron, consciente o inconscientemente, durante
décadas. Lanzaron placas formidables (ya sea con Baloff, el adorable Steve
Zetro Souza o el actual Rob Dukes, tres cantantes que encajan y encajaron
perfecto dentro del estilo del grupo), sacaron a relucir todo el poder
monstruoso que siempre fue característica distintiva de su estilo, y
ridiculizaron a Metallica y Megadeth, incapaces hoy de tocar verdadero Thrash
con la furia con que dicha música debe ser tocada. A tal punto llega la
grandeza de Exodus, y a tal punto llegan las injusticias cometidas en contra de
ellos, que el mismo Dave Mustaine dijo que el Big Four no tenía mucho sentido
sin la presencia de Exodus.
Muchos ven
la incorporación del Dios del Thrash (Gary Holt ¿alguna duda de que lo es?)
como reemplazante de Jeff Hanneman en Slayer –como empleado, cabe aclararlo-,
como un reconocimiento a su trayectoria, a su grandeza. Tal vez sea así, tal
vez sea una manera de reconocerle y agradecerle todo lo hecho junto a SU BANDA.
Pero el reconocimiento para un grupo tan grande, con tantos huevos y tanta
dignidad, va mucho más allá de este hecho (que Holt toque en Slayer). Exodus es
mucho más importante, y más grande que eso.
Influenciados por: Judas Priest, Black Sabbath, AC/DC
con Bon Scott, Accept, Motörhead, NWOBHM, Hardcore de principios de los 80s.
Líricas: Guerra, corrupción, violencia, horror, muerte,
religión.
Discografía esencial: Bonded By Blood (1985); Pleasures of the Flesh (1987); Fabolous Disaster
(1989).
También
escuchar: Bonded By Blood: Feed The Beast (2008); Hatriot: Heroes Of Origin
(2013); Piranha: Big Fucking Teeth –demo (1988); Heathen: The Evolution of
Chaos (2009).
Testament:
Origen: California, USA. 1983/1986 (como The Legacy);
1986/presente.
En la parte
dedicada a Exodus hicimos mención al Big 4. Está claro que no debería el Big 4,
sino Big 6 o Big 7, pues hay bandas que no pueden quedar afuera, si hablamos de
los grandes del Thrash. Testament, al igual que Exodus, no son grandes: son
Titanes. Son de esas bandas a las cuales el Thrash les debe tanto, pero tanto,
que deberíamos hablar primero de Exodus y Testament antes que de Metallica (con
todo el respeto que se merece Metallica por lo hecho en los 80s). Testament no
puede ser puesto por debajo de ninguna banda de Thrash de la primera línea. Los
de Oakland, California, están en la cima del género desde hace muchos,
demasiados años, y voy a explicar el por qué. Bajo el nombre de The Legacy contribuyeron a poner los
cimientos del género, allá por 1983, cuando la escena Thrasher por excelencia
(la de la Bay Area )
aun no era tal cosa. Eric Peterson se puso a buscar compañeros para crear su
banda de Thrash Metal, y si bien no encontró la formación que él deseaba de
entrada, el tipo tuvo la perseverancia y el ojo lo suficientemente aguzado como
para dar en la tecla al momento de elegir a sus compañeros. No sólo que se
apuntó a Steve “Zetro” Souza como primer cantante (quien luego dejaría el grupo
para unirse a los otros titanes, Exodus, tras la partida de Paul Baloff), sino
que consiguió los servicios de un virtuoso de las 6 cuerdas, el excelso Alex
Skolnick, quien por aquel entonces venía de tomar clases con otro virtuoso: Joe
Satriani. Tras grabar su primer demo, y tras haber grabado las pistas de
batería, el baterista original del grupo llamado Mike Ronchette, dejó su puesto
a Louie Clemente. A partir de allí la cosa empieza a tomar la forma que todos
conocemos (y muchos amamos), pues Clemente termina por conformar un tándem
rítmico increíble junto a Greg Christian (bajo), tándem que haría que miles de
thrashers en el mundo entero destrocen sus cuellos, y padezcan las
consecuencias de tanto headbanging hasta el día de hoy. Y, tras las partida de
Souza hacia las filas de Exodus, el bueno de Peterson volvió a acertar; llamó a
Chuck Billy, con quien la banda no sólo encontró su formación más famosa, sino
que terminó de delinear el sonido que los haría mundialmente famoso. Cambio de
nombre (The Legacy estaba registrado por un grupo de Jazz), pasan a llamarse
Testament, firman contrato con Megaforce y la Bestia sale a comérselos a todos…vivos. ¿Cuántos
grupos pueden jactarse detener en su currículum un disco debut como The Legacy? ¿Cuántos, tras editar un
debut tan espectacular, pierden la brújula y, por ende, el rumbo? A Testament
no le pasó eso, pues tras el debut lanzaron dos discos de esos que hacen época:
The New Order y Practice What You Preach. Lo que a muchos les costaría toda una
vida conseguir, ellos lo consiguieron en sus 3 primeros discos, y lo
mantuvieron en los siguientes.
¿Cuántos
grupos pueden inflar el pecho y decir que tienen a una de las duplas de
guitarras más incendiarias, creativas y originales que jamás hayan existido en
la historia del Thrash? Testament pueden decirlo orgullosos, pues los riffs y
los solos creados por la dupla Skolnick-Peterson (cada uno con su estilo,
distintos entre sí, pero ambos geniales y compatibles) son trascendentales,
están por encima de la línea del tiempo en el que fueron creados. Ni qué hablar
de la voz de Chuck, aguardentosa, poderosa, estremecedora, pero melódica, capaz
de emitir rugidos feroces para luego sacar a relucir toda su calidad con
melodías exquisitas (escúchenlo cantar The
Ballad). ¿Cuántos grupos pueden pasar del Thrash de la
Bay Area al Death Metal, tal como hizo
Testament en la segunda mitad de los 90s, sin perder ni personalidad ni calidad
en el intento? Pocos, y Testament están dentro de ese selecto grupo. Ni los cambios
de formación que en algún momento de la historia arreciaron al grupo, ni la
enfermedad de Chuck Billy (estuvo enfermo de cáncer, y sobrevivió). Ni la
decadencia del Thrash en los 90s, ni el desinterés de los medios por este tipo
de música, ni la bastardeada de los mismos sellos discográficos que otrora se
pelearon por ficharlos, pudieron doblegar el espíritu de un grupo gigante. Nada
de lo anteriormente citado pudo con la valentía y la honestidad, las
convicciones de una banda que es más de lo que se cree, pero que tienen menos
de lo que se merecen. Mas tamaña injusticia no puede opacar jamás el brillo de
uno de los verdaderos Titanes del Thrash.
Influenciados por: Metallica, Exodus, Motörhead, Judas
Priest, NWOBHM, Overkill, Mercyful Fate.
Líricas: Corrupción, vida/muerte, la sociedad, política,
muerte, Lo Oculto, sufrimiento.
Discografía esencial: The Legacy (1987); The New Order (1988); Practice What You Preach
(1989).
También
escuchar: Mortal Sin: Face Of Despair (1989); Defiance: Void Terra Firma (1990);
Dublin Death Patrol: DDP 4 Life (2007); Havok: Time Is Up (2011).
Overkill:
Origen: New Jersey, USA. 1980/presente.
Dos bandas
norteamericanas estuvieron antes que todos los demás grupos thrashers. Uno de
esos grupos fue Exouds. Overkill fue el otro, y esto está fuera de discusión:
ambas bandas marcaron el camino. Luego se sumaron otros grandes, con muy poco
tiempo de diferencia entre el surgimiento de Overkill y la banda de Holt, y los
demás (llámense Metallica, Slayer o Anthrax). Pero la realidad es que, por una
cuestión meramente cronológica, nadie puede negar que Overkill fue una de las
primeras bandas thrashers de la historia. Seguro que en sus primeros días, la
banda de Bobby Ellsowrth estaba más cerca de los sonidos provenientes de Inglaterra
(la New Wave of British Heavy Metal) que del Thrash
en sí. Pero fue la fusión entre el Metal que reinaba en Inglaterra, más la
clara influencia de la aplanadora teutona (Accept), y el indisimulable acervo
Hardcore Punk que poseían los integrantes del grupo, lo que impulsó el
nacimiento del Thrash Metal. Mezclando todo eso, más la contundencia y
velocidad con que los de New Jersey atacaban con su música, fue que el Thrash
fue delineándose, tomando color y forma. Esa velocidad no provenía del Metal, precisamente,
sino del pasado de algunos de sus integrantes, más precisamente, DD Verni,
legendario bajista del grupo, y Rat Skates (baterista original del grupo),
quienes formaron parte del grupo Punk The
Lubrincunts. A ellos se unió un Metalhead de raza, tal es el caso de Bobby Blitz Ellsworth, quien trajo su voz a la Udo (Accept), para terminar de
conformar (junto al posteriormente guitarrista de Anthrax Dan Spitz) la primer
encarnación del grupo. Pero no fue hasta tiempo después de haberse formado la
banda que el Metal apareció definitivamente en el camino del grupo. En sus
comienzos, los comandados por Verni hacían covers de The Dead Boys, The Ramones
y The Subhumans (de quienes aun hoy siguen versionando el clásico Fuck You), algo que se modificó cuando Overkill
decidieron incorporar canciones de Judas Priest, Riot y, claro está, Motörhead
a su repertorio. De esa pasión por ambos estilos (Punk y Metal) salió la
necesidad de mezclar ambos géneros. Y de esa mezcla no podía nacer otra cosa
que el Thrash. Un Thrash Metal que nunca dejó de evolucionar, y que con su
formación más popular (con Bobby Gustafson como guitarrista, más Rat, Ellsworth
y Verni) dio vida a discos trascendentales, con los cuales se ganaron una
legión de seguidores, el respeto de la prensa especializada y la admiración de
sus pares. Sin embargo –otra injusticia más, y van…- Overkill nunca fueron
parte de la primera línea del género, algo asquerosamente absurdo si tenemos en
cuenta que los de New Jersey estuvieron que Metallica, por dar un nombre. Mas
Overkill jamás bajaron los brazos, al punto tal de no haberse separado nunca.
Sufrieron muchos cambios de formación, e inclusive modificaron su estilo en los
90s, buscando aggiornar su propuesta a los sonidos que dominaban en dicha
década. Y si bien los discos editados a partir de 1993 hasta finales de los 90s
no son la gran cosa (indudablemente, lo de ellos es el Thrash 100% Overkill, a
pesar de las buenas intenciones exhibidas en los álbumes de los 90s), sirven
para confirmar que lo de Overkill no sólo se basa en las –muy- buenas canciones
de sus mejores épocas, sino, también, en otras virtudes que jamás perdieron: la
perseverancia, la honestidad, el amor inagotable por lo que hacen, y una
entrega enorme sobre el escenario. Esto último les permitió mantener una base
de fans fieles en el mundo entero, tal vez, el mejor premio para un grupo de
guerreros de verdad.
Hoy siguen
haciendo la suya, sin renunciar a lo que son, a lo que siempre fueron, y a lo
que mejor saben hacer: Thrash Metal, a su manera, con su impronta, y sin
deberle nada a nadie. Al fin y al cabo, los creadores rara vez están en deuda
con sus discípulos.
Influenciados por: Motörhead, Accept, Hardcore Punk,
Judas Priest, Black Sabbath, Riot.
Líricas: La sociedad, contaminación ambiental, política,
fantasía, Metaleros y Punks hermanados, guerra.
Discografía esencial: Feel The Fire (1985); Under The Influence (1988); The Years Of Decay
(1989).
También
escuchar: Xentrix: For Whose Advantage? (1990); Hades: If At First You Don´t
Succeed (1988); Onslaught: The Force (1986); Speed Kill Hate: Acts Of Insanity
(2004).
Kreator:
Origen: Essen, Alemania. 1982/presente.
Dejemos de
lado los Estados Unidos, la Bay Area y
todo eso, al menos por un rato. Viajemos –imaginariamente- a Europa. Más precisamente,
nos centremos en Alemania, país que terminó siendo LA REFERENCIA si hablamos
de Thrash europeo. ¿Por qué digo esto? Porque los europeos se caracterizaron,
de entrada, por tocar un Thrash más crudo, extremo y ríspido que el
norteamericano, sobre todo en el tratamiento vocal. Una de las razones se puede
encontrar en un género llamado Black Metal. Bandas como Venom (Inglaterra),
Bathory (Suecia), Hellhammer/Celtic Frost (Suiza), y Mercyful Fate (Dinamarca),
pusieron las bases sobre las cuales se apoyó todo el Metal Extremo europeo,
incluido el Thrash. A eso hay que sumarle que bandas Punks como Discharge, The
Exploited y G.B.H. son europeas también, y que fueron una gran influencia en
las agrupaciones thrashers europeas. ¿Resultado? Grupos como Kreator, una banda
que terminó siendo una referencia ineludible para los grupos thrashers más
candentes del planeta, y que con su segundo disco, el explosivo Pleasure To Kill, marcó a muchos músicos
que luego serían parte de la explosión death metalera de fines de los 80s,
principios de los 90s.
Nacidos
bajo el nombre de Tormentor, los teutones se inspiraron en bandas como Venom, y
dieron rienda suelta a un vendaval sonoro que dio origen a la definición Música Podrida, y que tuvo a sus colegas
de Sodom y Destruction como compañeros de andanzas, definiendo entre los 3 el
afamado (y aclamado) Thrash Teutón. Mas Kreator tuvo (y tiene) motivos para
destacarse por sus propios méritos, más allá de haber sido parte de la avanzada
germana. La voz de Mille Petrozza, rasposa y monótona, fue una de las marcas
distintivas de la música de Kreator, debido a la desprolija agresividad de la
misma, algo habitual en el género, pero que, en este caso, dotaba a la música
de Kreator de un grado de extremismo inusual. El mismo Petrozza, junto a su
ocasional compañero en la dupla de guitarras, fue, y es, el encargado de
disparar riffs incandescentes, directos y arrolladores, sobre una base rítmica
poco proclive a los cambios de ritmo, más bien machacante e intensa a más no
poder. Los solos son tan desprolijos, que mas que solos parecen notastocadas a
mil por hora, a cargo de algún demente poseído por el frenesí, metiendo
palancazos a más no poder.Con esas armas salieron los de Essen a destrozar
tímpanos, y lo lograron. Con esa propuesta se ganaron el amor incondicional de
thrashers, blackers de la primera ola, y, posteriormente, las huestes death
metaleras.
Eso fue en
los 80s, época en la que Kreator lanzó discos seminales y se convirtieron en un
grupo de primera línea. Pero resulta que Petrozza (junto a su fiel compañero
Jürgen “Ventor” Reil, eterno baterista del grupo, reemplazado dos veces en la
historia de la banda, pero que siempre vuelve) no es un tipo que ame los
convencionalismos, ni es propenso a aferrarse a una fórmula y repetirla hasta
cansar. Al tipo le gusta experimentar, y Kreator, al ser SU BANDA, es su
vehículo para hacer lo que se le cante. Así paseó a su grupo por el Metal
Industrial (con el disco Renewal),
flirteó con los sonidos que imperaban a finales del siglo XX, en el disco Endorama (controvertido como pocos es
este disco), probando con ritmos cercanos al Gothic Metal, melodías accesibles
y atmósferas más “elegantes”, y en su último disco hasta la fecha Phantom Antichrist, incurre en los
aspectos más épicos del Metal, dejando de lado parte de la agresividad thrasher
que habían reencontrado. Pero Kreator siempre vuelve a su primer amor: el
Thrash. No importa que rumbo tomen, ellos, tarde o temprano, vuelven a las
raíces. Por supuesto, nunca más volvieron a sonar tan extremos cono en sus años
dorados (los 80s); pero eso no les impidió lanzar discos de puro Thrash Metal,
con un sonido más moderno, e incluso, con canciones más acordes a lo que impera
hoy. Pero con la clase y la energía intacta, como suele suceder con bandas tan
grandes como Kreator.
Influenciados por: Venom, Warfare, Motörhead, Hardcore
Punk, Celtic Frost, Raven, Iron Maiden.
Líricas: Muerte, polución, guerra, religión, revolución,
caos, violencia.
Discografía esencial: Pleasure To Kill (1986); Extreme Aggression (1989); Coma Of Souls
(1990).
También
escuchar: Hypnosia: Extreme Hatred (2000); Merciless Death: Evil In The Night
(2006); Assassin: The Upcoming Terror (1987); Exumer: Possessed by Fire (1986).
Sodom:
Origen: Gelsenkirchen, Alemania. 1981/presente.
Dijimos que
una de las diferencias más claras entre en Thrash europeo y el norteamericano
reside en la enorme influencia que el Black Metal de Venom ejerció sobre los
europeos. He aquí un ejemplo acabado de esto último que digo: Sodom. No sólo
que son una de las bandas más representativas del Teutonic Thrash, sino que son
uno de los emblemas del Thrash del Viejo Continente, y, por si fuera poco,
fueron una de las primeras bandas de Black Metal de la historia. Y si esto les
parece poco, los tipos influenciaron a muchas bandas de Death Metal, y junto a
Repulsion, crearon la etiqueta Deathcore
(súb-genero que en los 80s sonaba terriblemente distinto a lo que hoy se conoce
como Deathcore). En definitiva, hablamos de un grupo pionero por donde se lo
mire, unos verdaderos adelantados en materia de Música Extrema, o Música
Podrida, como se le llamaba por aquellos años en donde todo lo Extremo estaba
por crearse aun. Y Sodom fueron esenciales en la construcción de todo, pero de
absolutamente todo lo que fuera extremo, podrido y veloz. Pero, y por sobre
todas las cosas, fueron (y son) fundamentales en la historia del Thrash;
fundamentales para conocer y entender qué es el Thrash, de dónde viene y cuales
son sus raíces y motivos de existencia. No hay manera de eludir el nombre de la
banda de Tom Angelripper si hablamos de Thrash. Y no hay manera de esquivar el
nombre de este delgadísimo y alto músico alemán, un batallador que no conforme
con ser uno de los padres del Thrash, y, en menor medida, del Black, fue uno de
los pocos thrashers de verdad que jamás abandonó el barco. Ni siquiera en los
90s, la década nefasta para el Thrash, el longilíneo bajista/cantante de Sodom
claudicó, ni cambió ni nada. Se mantuvo en su postura de hacer lo que ama, con
firmeza, con tozudez, con alma de guerrero dispuesto siempre a ir a la batalla.
Y entre tantas batallas afrontadas, el gran Tom tuvo que soportar que se lo
tilde de Nazi, de estar a favor de las Fuerzas Militares, y otras acusaciones
por el estilo. ¿Motivo? La obsesión que Tom tiene con la guerra, temática en
central en todas y cada una de las obras del gran trío germano, incluso en las
épocas en las que el Satanismo era parte de la tendencia lírica del grupo. Un
grupo que, ya sea haciendo Thrash, ya sea haciendo Black, o bien cuando se
inclinan a tocar cosas de tinte más bien Punk, mantienen siempre una premisa:
rápido, fuerte, sucio y directo. De hecho, es al día de hoy que pocas de las
miles de bandas Extremas que andan por el mundo pueden jactarse de sonar más
fuerte y salvaje que Sodom. Ni hablemos de los grupos thrashers de la nueva ola
que han sido influenciados por la Aplanadora
Teutona : ninguno llega ni siquiera a ponerse al nivel de los
tobillos de Tom y los suyos. Hay buenos grupos tratando de continuar el legado
de Sodom; pero ninguno puede comparárseles, y, sinceramente, creo que eso nunca
sucederá. Nada sorprendente esto último, pues Tom es quien dicta las órdenes;
los demás son soldados.
Influenciados por: Motörhead, Venom, Raven, Tank,
Hardcore Punk.
Líricas: Guerra, muerte, violencia, satanismo (en sus
primeros años).
Discografía esencial: Persecution Mania (1987); Mortal Way Of Life (1988); Agent Orange
(1989).
También
escuchar: Desaster (Ger): The Arts Of
Destruction (2012); Violent Force: Malevolent Assault of Tomorrow (1987);
Vomitor: Devils Poison (2010); Sabbat (Japón): Envenom (1991).
Destruction:
Origen: Weil Am Rhein, Alemania. 1982/presente.
Ningún
informe sobre Thrash Metal puede estar completo si se excluye a Destruction. Es
más, ningún informe sobre Black, e incluso Death, está completo si se omite al
destructivo trío germano. Al igual que sus hermanos de Sodom y Kreator, y al
mismo tiempo que estos, Destruction aportó elementos que con el tiempo se
convertirían en los cimientos del Metal Extremo. Pero, y especialmente, Destruction
es un Coloso del Thrash. Del Thrash más violento, podrido, cáustico. Del Thrash
que no hace concesiones, que no toma prisioneros pues los aniquila a todos. Ese
Thrash, el germano de pura cepa. El que suena como si se tratase de la División Panzer arrasando con
todo lo que se les cruce. El que aplasta al oyente como si se tratase de un
guerra Blitzkrieg hecha música. Eso es el Thrash teutón, y eso es Destruction.
Ya sea en vivo, ya sea en sus discos, la banda comandada por los incansables
Schmier (bajo y voz) y Mike (guitarra), siempre han hecho gala de una suciedad
que penetra por debajo de la piel. Claro, ya desde sus comienzos, bajo el
nombre de Knight Of The Demon, el
trío teutón sacó a relucir su pasión por los sonidos más venenosos, teniendo a
Venom (feliz coincidencia) como principal influencia. Esto, más el nombre con
el que arrancaron su carrera (Kinght of
the Demon), y la imagen extrema y belicosa, inspiración para miles de
bandas de Black Metal (tachas hasta en el culo, cinto con balas, cuero a
granel, cruces invertidas, fotos en cementerios, y todo lo que hemos visto como
parte de la parafernalia blacker a lo largo de la historia), les valió ser
metidos en la misma bolsa que a bandas como Bathory, el primer Sodom y
Hellhammer; es decir, Black Metal, sin vueltas. Sin embargo, Destruction se
despegaron rápidamente de dicha etiqueta, aduciendo que ellos no eran un grupo
satanista, y que preferían ser incluídos dentro del espectro del Thrash antes
que del Black, dada su inclinación por temáticas que si bien eran morbosas y
violentas, los ponían lejos del satanismo. Mas, en lo musical, su primer Ep, el
fabuloso Sentence Of Death, fue y es
un disco esencial en la historia del Black Metal, o mejor dicho, en la
conformación de este género como tal. Pero, a no confundirse, Destruction fue,
es y será Thrash Metal: vicioso, ruidoso, despiadado, pura energía destructiva.
Tal como Kreator en sus primeros años, tal como Sodom, así ha sido, y así es
Destruction. Y si bien en los 90s, ya sin la mayoría de sus miembros originales
(sólo Mike se mantuvo al frente del grupo en dicha década), Destruction
experimentó con el Groove y los matices sonoros/compositivos que dominaron la Década Infame del Thrash, fue
algo esporádico que pasó sin pena ni gloria, y que casi nadie recuerda. Dato a
tener en cuenta: durante los 90s, la banda funcionó bajo el nombre de Neo-Destruction.
Quizás por
eso Mike volvió a unir fuerzas con Schmier, y juntos trajeron de vuelta AQUEL
sonido, AQUEL estilo, el que ellos crearon, el que tan bien les sale. Y así se
mantienen hasta hoy, como trío aun (en la segunda mitad de los 80s, e incluso,
a principios de los 90s, funcionaron como cuarteto), asumiendo que esa es la
esencia de Destruction: 3 tipos tocando rápido y fuerte, sin grandes
complicaciones, pero con una personalidad de la puta madre. Eso es Destruction,
y, por suerte, aun lo sigue siendo.
Influenciados por: Iron Maiden, Venom, Mercyful Fate,
Motörhead, The Exploited, Exciter.
Líricas: Metal, anti-religión, guerra, muerte, locura.
Discografía esencial: Sentence of Death (1984); Infernal Overkill (1985); Eternal Devastation
1986).
También
escuchar: Cranium: Speed Metal Slaughter (1998); Iron Angel: Hellish Crossfire
(1985); Living Death: Protected From Reality (1987); Holy Moses: Finished with
The Dogs (1987).
Sepultura:
Origen: Belho
Horizonte. 1984/presente.
¿Alguien se
imagina qué hubiera sido de la historia del Metal sudamericano de no haber
existido Sepultura? Seguro que las cosas grandes suceden porque hay muchas
personas trabajando en os de una meta; en este caso, hubo todo un movimiento de
bandas, tanto en Brasil, como en Chile, Colombia, Argentina y demás países
sudamericanos, que contribuyeron a que el Metal hecho en esta región del Globo,
pudiera ser conocido en otras partes del mundo. Pero, seamos sinceros: el Metal
sudamericano tuvo en Brasil su epicentro, su base de operaciones, y desde ahí
surgieron los exponentes que hicieron que metaleros de otras partes del mundo
posen sus miradas en esta parte del planeta. Podemos hablar de Pentagram
(Chile), o del Ultra-Metal colombiano; incluso podemos hablar de V8. Pero la
realidad, los hechos, indican que la cosa comenzó a cocinarse en Brasil. Y la
banda que marcó el pulso, la que indicó cuál era el camino a seguir, y la marcó
a toda una generación de headbangers, y por qué no, de Punkies enamorados del
Metal Extremo. Porque, al fin y al cabo, Sepultura fue, es y será, sinonimo de
Metal Extremo, de furia, de poder, de vértigo. A la par de bandas como Ratos de
Porao, Sarcófago, Vulcano, Overdose, entre otros, sacudieron a todos aquellos
que, tontamente, creían que para hacer Metal o Punk, y sonar bien (y tocar
bien) había que ser Iñaki o europeo (o japonés, en su defecto). Se llevaron por
delante a los incrédulos, se comieron el mundo, arrasaron con los argumentos de
los escépticos y los malos augurios de los pesimistas. Demostraron que, cuando
hay ganas y talento, lo económico y la ubicación geográfica (y la situación
socio-económica imperante en dicha región) no son nada.
Sepultura,
como muchos contemporáneos, comenzaron tocando tan rápido y podrido como les
fuera posible. De hecho, resulta erróneo hablar de la historia del Death Metal
sin mencionar a Sepultura. Pero aquí y ahora hablamos de Thrash. Y en ese
ámbito, los hermanos Cavalera y sus cómplices también reinaron. Tanto a fines
de los 80s como a principios de los 90s, el Thrash fue un Universo dominado por
los brasileros, aun a pesar de las grandes obras de Slayer, Ánthrax, Testament,
Exodus y, claro está, Metallica y Megadeth. Pero resulta que, a esa altura de
la historia, todas las bandas antes citadas (salvo Exodus y Testament)
comenzaban a buscar otros horizontes, nuevas ideas para mantenerse vigentes. Y
en esa búsqueda, la tendencia a alejarse del Thrash afloraba. Sepultura se
cagaron en esa tendencia, y sin perder esa furia incontenible que traían de sus
tiempos de banda de Death Metal, se metieron a hacer Thrash con esa misma
furia, y arrasaron con todo, cual vendaval devastador. En ese momento preciso
de la historia, entre 1989 y 1992 ¿cuántas bandas de Thrash podían jactarse de
sonar tan, pero tan infernalmente poderosas? ¿Cuántos podían competir con Max e
Igor Cavalera, Andreas Kisser y Paulo Jr.? Pocos, muy pocos. Sepultura
arrancaban a toda velocidad, cambiaban sobre la marcha y metían un ritmo igual
de contundente, pero más machacante y a medio tiempo, luego comenzaban a
acelerar de vuelta, y de ahí a la explosión. Literalmente, lo hecho por
Sepultura en esos años dorados podía ser la simulación sonora exacta de una
explosión, o bien, podía servir para musicalizar el andar de un tornado
arrancando casas, árboles y todo lo que se cruce, de cuajo. Y en vivo, todo eso
se potenciaba. Se prendían fuego de tal manera, que no es de extrañar que algunos
de los grandes del Thrash (y del Metal en general) hayan tenido miedo a
compartir el escenario con los brasileros.
Luego vino Chaos A.D, y la banda comenzó a dar
muestras de buscar otros matices para no estancarse. Aparecieron nuevos
elementos (influencias de Helmet, el Hardcore que sonaba por aquel entonces,
Funge Tunnel, y la faceta tribal que, a partir de allí, sería una marca de
identidad). Luego vino Roots, el
éxito masivo, el escándalo, la separación de partes, y la decadencia. Sepultura
nunca recuperó ni el brillo ni la ferocidad de sus mejores tiempos. Ni Max
logró despegarse de su pasado junto a Soulfly. Ni siquiera la reunión (y
reencuentro) de los hermanos Cavalera en Cavalera Conspiracy pudo aportar algo
del poder de antaño. No hay manera de lograrlo, sinceramente. Dieron todo de sí
en ESA época, cuando la velocidad imperaba en los corazones de la Sepultribe , cuando el
Death Metal aun era parte del ADN del grupo, y el mundo de Thrash los recibía
con los brazos abiertos, como si los brasileros hubieran llegado para prolongar
la existencia de un género que, por aquel entonces, comenzaba a dar muestras de
agotamiento. Se quemaron en vida por su sueño, por su música. Y en esa
inmolación, parieron discos que jamás estarán de moda, porque siempre estuvieron
por encima de las modas. Discos que jamás serán olvidados, porque nunca fueron
opacados por nadie ni nada. Ni siquiera la peor encarnación de la banda puede
eclipsar lo que nuestro amado Sepultura fue. Digan lo que digan, hagan lo que
hagan, los 4 Grandes de Brasil, mientras estuvieron juntos y thrashearon,
fueron gigantes.
Influenciados por: Slayer, Sodom, Sadus, Exodus,
Discharge, D.R.I, Celtic Frost.
Líricas: Muerte, guerra, política, antifascismo,
contaminación.
Discografía esencial: Beneath The Remains (1989); Arise (1991).
También
escuchar: Dorsal Atlántica: Dividir & Conquistar (1988); Mutilator: Into The
Strange (1988); Overdose: You´re Really Big! (1989); Criminal: Victimized
(1994).
Death Angel:
Origen: California, USA. 1982/1991; 2001/presente.
Volvamos
(imaginariamente) a la Bay Area , al
epicentro en donde el Thrash explotó. Nos centremos en un grupo de
norteamericanos de descendencia filipina que, enceguecidos por el brillo de la NWOBHM , decidieron formar
un grupo de Heavy Metal siendo aun púberes. Piensen en esto: año 1982, el
Thrash estaba por nacer, sólo Venom y Mercyful Fate hacían algo similar (de
hecho, sentaban las bases del Black Metal, y por culpa de su onda expansiva,
del Speed y el Thrash), Exciter y Raven tocaban rápido pero sin llegar a ser
Thrash, y los que posteriormente serían los Grandes del Thrash, recién
empezaban a darle forma al género. Mientras todo eso sucedía, 4 chicos muy,
pero muy jóvenes, locos por bandas como Iron Maiden y Tygers of Pan Tang,
aprenden a tocar Metal. Todos ellos son primos, y responden a los siguientes
nombres: Rob Cavestany (guitarra), Dennis Pepa (bajo y voz), Gus Pepa
(guitarra) y el aun más joven Andy Galeon en batería. Siendo adolescentes (y
pre-adolescentes en algunos casos), era cuestión de tiempo que la incipiente
escena Thrasher, en estado de formación, los cautivase y los absorbiese,
empujándolos a dejar de lado el Heavy Metal tirando a simplón de los comienzos,
para adoptar a ese nuevo estilo (el Thrash) como algo propio. Y fue en el mundo
del Thrash donde encontraron su lugar en el mundo, y de paso, el estilo que los
haría mundialmente famosos. Años después de haberse formado, más precisamente
en 1984, se une un pariente lejano de algunos miembros: Me refiero a Mark
Osegueda, también de descendencia filipina, quien se haría cargo del puesto de
cantante, liberando a Dennis Pepa. Un año después de ingresar Osegueda al
grupo, Death Angel graban el Demo que les abriría puertas y los pondría en
bocas de todos los thrashers del underground. El demo se llamó Kill as One, e incluía la canción
homónima que luego sería himno del grupo. Al demo lo produjo Kirk Hammett y les
permitió conseguir un contrato discográfico con Enigma Records, sello con el
cual luego tendrían un serio problema legal. Mas lo importante fue el disco
lanzado por los jovencísimos thrashers, un disco que, al día de hoy, podría
provocar un terremoto de proporciones siderales. Literalmente, salieron a matar
con todo el fuego de la juventud ardiendo en sus interiores, derrochando
energía, pero demostrando que la corta edad de sus integrantes no era
impedimento para sonar de puta madre y componer canciones tremendas. The Ultra-Violence se convirtió en un
clásico instantáneo, y la noticia de la existencia de un grupo conformado por
filipinos de muy corta edad (ni el más grande llegaba a los 20 años) que
thrasheaban a morir, corrió como reguero de pólvora en el mundo entero; o mejor
dicho, en el Underground mundial. Cabe acotar lo siguiente: si bien el Thrash
de la Bay Area ya
era de por sí muy contundente, los Death Angel lo llevaron al siguiente nivel
de poder sonoro y crudeza. Sin llegar nunca a ser Death Metal ni Black Metal,
siempre Thrash. Pero incendiando todo a su paso con su inflamable sonido y sus
corrosivas composiciones, no había manera de no sucumbir ante semejante
terremoto.
Pero
resulta que los muchachos no tenían interés en repetirse, por eso arriesgaron y
lanzaron un segundo álbum que mostró a un grupo más maduro, pero igual de
intenso. Aparecieron otras texturas, más variedad de ideas y un mejor dominio
de los instrumentos. Pero seguían pateando culos. Toda la evolución exhibida en
Frolic Through The Park alcanzó su
pico máximo en el tercer disco: Act III,
disco que les permitió cosechar elogios a raudales, y algunas acusaciones de
“vendidos” también. Claro, los 2 primeros trabajos fueron editados por un sello
pequeño, mientras que Act III fue
lanzado a través de Geffen Records, el mismo sello que catapultó a Guns &
Roses. Encima los muchachos tuvieron la osadía de meter Funk, partes acústicas
a lo Led Zeppelin, arreglos dignos de una banda Progresiva…y algo de Thrash.
Fue, y es, un gran disco, que sorprendió (gratamente a unos, para mal a otros.
Yo me incluyo entre los primeros) a muchísima gente, y que ayudó a que la banda
siguiera creciendo. Crecimiento que se detuvo en 1991 cuando el Bus Tour de la
banda tuvo un accidente casi mortal, que provocó en Galeon un cúmulo de heridas
muy graves. Eso, más la necesidad de experimentar con otros estilos, llevaron a
que Death Angel se separen (3 de sus integrantes formaron The Organization), para volver exactamente 1 años más tarde. Fue en
el Thrash of the Titans, evento
organizado para ayudar al entrañable Chuck Billy (Testament) en su lucha contra
el cáncer. Ahí se reunieron varios de los popes del Thrash Metal (especialmente
de la Bay Area ) y
Death Angel no pudieron estar ausentes. A partir de ahí, la banda sigue activa,
ya sin experimentar como en Act III,
ya sin Gus Pepa (pero con 4 de los integrantes clásicos), pero demostrando que
tocando Thrash Metal, son una de las bandas más talentosas y potentes que jamás
hayan existido. Hoy son un grupo respetado y querido por todos los thrashers.
Incluso son citados por muchos grupos de la New
Wave of Thrash Metal como una influencia esencial; y parte
del material grabado tras el regreso sirvió para que los Death Angel puedan
seguir manteniendo el nombre de la banda entre los Grandes del Thrash (no se
trata de vivir sólo del pasado: también hay que mantener ese status en el
tiempo, y hay que hacerlo con dignidad). Pero, y como ha sucedido con casi
todos los grupos que destrozaron todo en los 80s, los mejor de Death Angel
sigue siendo aquel material, cuando más que thrashers talentosos y nostálgicos,
eran 5 jóvenes sedientos de ultraviolencia.
Influenciados por: Exodus, Metallica, Iron Maiden, Led
Zeppelin, Slayer, Overkill.
Líricas: Violencia, locura, rebelión, lo Sobrenatural.
Discografía esencial: The Ultra-Violence (1987); Frolic Through The Park (1988); Act III
(1990).
También
escuchar: Eliminator: Breaking The Wheel (2008); Deathwish: Demon Preacher (1988);
Blessed Death: Destined for Extinction (1987); Fueled By Fire: Spread The Fire
(2006).
Vio-lence:
Origen: San Francisco, USA. 19851993; 2001/2003.
Nacieron
bajo el nombre de Death Penalty.
Luego pasaron a ser Violence, y muy poco tiempo después, pasaron a ser
Vio-lence. Fueron un grupo esencial en la Bay
Area , y por eso están en este informe. Eso (que son un grupo
fundamental en la historia del Thrash) se nota en la cantidad de grupos
modernos que reconocen a Vio-lence como influencia; pero más se nota en la
vigencia que mantienen sus discos más famosos y exitosos. Basta con pegarles
una oída para darse cuenta de que no han perdido ni poder ni calidad con el
inexorable paso del tiempo. Esa huella, esa marca indeleble dejaba por
Vio-lence fue hecha por su formación más conocida, la que incluye a Rob Flynn
(creador y líder de Machina Head), Phil Demmel (el otro guitarrista de Machina
Head) y el cantante Sean Killian. Mas para llegar a esta formación y pegar el salto cualitativo que les dio
popularidad, tuvieron que pasar varios músicos. Perry Strickland (batería) y
Deen Dell (bajo) sobrevivieron a los constantes cambios de formación, perseveraron,
y encontraron a los tipos ideales para salir a romper cráneos con su Thrash
incendiario. Ya con los 5 miembros estables (los 5 ya nombrados) Vio-lence
encontró su identidad definitiva, su sonido, su estilo. Y si bien poseían una
innegable conexión con el resto de las bandas del estilo (y con las bandas
thrashers de la zona en particular), no es menos cierto que Vio-lence poseían
cualidades que los convirtieron en un espécimen que tenía todas las
características del Thrash de la Bay Area ,
pero que, a su vez, sobresalían con naturalidad gracias a cualidades únicas y
distintivas de la banda. Primero que nada, la voz de Killian, demasiado
desprolija para la mayoría de los metalheads,
hizo que muchos metaleros pongan el grito en el cielo (o el infierno. Da
igual). Más cerca del Hardcore que del Metal, a los metaleros más ortodoxos les
irritaba que Killian no se apegue a los moldes convencionales del Metal,
completamente alejado de los agudos a la Halford , o de la voz aguardentosa de macho a la
Lemmy. Ni siquiera tenía un registro
similar al de James Hetfield o alguno similar. Killian se salía del molde, pero
sonaba terriblemente agresivo, venenoso y directo. Y original, por sobre todas
las cosas, original.
Otro punto
sumamente importante fueron las guitarras. Con la llegada del ex Forbidden Rob
Flynn y su colega Phil Demmel, Vio-lence ganó en muchos aspectos. Los tipos se
prendían fuego al tocar, indudablemente. Irradiaban una energía peligrosa,
violenta. Pero no descuidaban la calidad de las instrumentaciones, ni mucho
menos, las composiciones. Así como escupían riffs descomunales por su
agresividad, así como había solos que destrozaban los tímpanos, así mismo
sacaban de la galera juegos de guitarras gemelas, solos y armonías de un nivel
excelso. Y apuntalando todo esto estaban Dell y Strickland, los mismos que se
mancaron los momentos de incertidumbre, de cambios constantes, fueron los que,
con esa misma tenacidad, construyeron un tándem rítmico tan férreo y duro como
sus voluntades.
Con esas
herramientas lanzaron dos discos enormes (Eternal
Nightmare y Oppressing The Masses).
Ambas placas nacieron para ser clásicos inmediatos de toda una generación de
thrashers, trascendiendo incluso al mismo género. Luego vinieron los problemas
legales con la canción Torture Tactics
(que no fue incluida en el segundo álbum debido a sus líricas, consideradas
ofensivas), supuestas amenazas por parte de “cierta gente poderosa de USA que
se sintió insultada por lo dicho en esa canción”, la posterior grabación de la
misma en el EP que lleva por título el nombre de la canción. Giras, peleas, un
tercer disco (Nothing To Gain) que no
alcanzó ni la calidad ni las ventas esperadas. Este disco fue grabado en 1991,
pero por problemas legales y demás yerbas, recién se editó en 1993. Para ese
entonces, el Thrash era algo obsoleto para las masas, y los medios lo ignoraban
casi por completo. A eso hay que sumarle problemas internos que se hacían cada
vez más grandes, egos desmedidos…y final de la historia del grupo. En realidad,
hubo un detonante: las partidas de Flynn (quien se fue para crear Machine
Head), y la salida del eterno baterista Perry Strickland; o sea, dos piezas
claves.
Al igual
que sus colegas de Death Angel, Vio-lence se juntaron para esa gran fiesta
thrasher llamada Thrash of the Titans,
evento realizado con el propósito de ayudar a Chuck Billy. Por un lapso de
tiempo de 2 años, Vio-lence siguió funcionado, nuevamente con miembros que iban
y venían, algo que, seguramente, ayudó a que el grupo se separe en el 2003, ya
con Demmel completamente abocado a su nueva banda: Machine Head (la relación
entre MH y Vio-lence llega al punto de haber contado estos últimos con Adam
Duce, conocido bajista de MH, como bajista de Vio-lence en el show que
Vio-lence dio durante el casamiento de Dean Dell). Y fin de la historia. Si es
para siempre o no, no lo sabemos. Si algún día volverán a sacudir los cimientos
con su Thrash arrebatador, no lo sabemos. Con Flynn y Demmel ganando mucho
dinero con MH, y con los otros miembros desperdigados por ahí, la cosa pinta
para difícil. De cualquier manera, podemos seguir disfrutando de algo más
valioso que una reunión: sus discos. Como ya dije, a esos jamás les pasó el
tiempo. Y creo que nunca lo hará.
Influenciados por: Exodus, Metallica, Slayer, Judas
Priest, primer disco de Sacred Reich, Hardcore.
Líricas: Violencia, la sociedad, gobiernos, represión,
muerte.
Discografía esencial: Eternal Nightmare (1988); Oppressing The Masses (1990).
También
escuchar: Violator: Chemical Assault (2006); Kublai Khan: Annihilation (1987);
Executioner: Break The Silence (1987); Sacrilege BC: Party With God (1986).
Forbidden:
Origen: California, USA. 1985/1997; 2001;
2007/presente.
Claro
ejemplo de la banda que comenzó con toda la furia, amenazando con comerse el
mundo, y que luego sucumbió en los 90s, perdiendo el rumbo para siempre.
Incluso hoy, habiendo regresado al género que los vio nacer (el Thrash)
Forbidden siguen sin poder recuperar al menos una parte de la calidad y el
poder de antaño. Pero resulta que lo hecho en sus mejores épocas es tan, pero
tan genial, tan poderoso y atrapante, que la onda expansiva de dichas
explosiones persiste aun hoy, influenciando a banda nuevas de Thrash, y
generando admiración y respeto tanto de los que siempre estuvimos con ellos,
como así también por parte de los que los ignoraron, o los bastardearon en su
momento. Sus obras cumbres han hecho que uno se tope con gente que antaño los
detestaba (o al menos les consideraban un grupo del montón), y que hoy admiten
haber estado equivocados, pronunciando frases del tipo “la verdad es que
Forbidden eran muy buenos. Tardé en descubrirlos, pero son muy buenos” (esto me
lo dijo un viejo conocido que a finales de los 80s/principios de los 90s se
cansó de ningunearlos). Me parece comprensible que esto pase, pues Forbidden
pisaban cabezas cual tanque aplastando cadáveres en el campo de batalla. El
innegable talento de todos y cada uno de los músicos que pasaron (y están) por
las filas del grupo, hacen que uno deba sacarse el sombrero, y admitir que no
había manera de que Forbidden fallen haciendo Thrash.
Acá viene
un dato extraño y colorido: dos de los miembros fundadores estuvo presente al
momento de grabar el explosivo disco debut de Forbidden. El guitarrista Robb
Flynn (quien abandonaría el grupo para unirse a Vio-lence) y el baterista James
Pittman, fundaron Forbidden Evil (nombre original del grupo, usado entre 1985 y
1987), junto a Craig Locicero (guitarra) y Russ Anderson (voz), fundaron la
banda y se engancharon en la convulsionada escena thrasher de San Francisco,
conocida por todos nosotros como Bay Area. Poco tiempo les llevó ganarse el
respeto y el seguimiento tanto de colegas, como de las hordas de lunáticos que
sucumbian ante tan poderosa música. Pero en 1987 Flynn abandonó el barco (fue
reemplazado por Glen Avelais), mas no la escena, Pittman fue reemplazado por
Paul Bostaph (sí, el mismo de Slayer, Exodus y Testament), y el para nada
recordado John Tegio (bajo) fue cambiado por Matt Camacho, quien se convertiría
en el eterno bajista de la banda. Con la formación que sería la clásica, ya
lista, y con el nombre reducido a Forbidden, la banda explotó. Grabaron el
aclamado disco debut (llamado como otrora se llamaba el grupo Forbidden Evil), y la banda se catapultó
gracias a su fuerza y talento demoledores. Llegaron a ser uno de los grupos más
populares de la Bay Area
(junto a Testament, Exodus, Death Angel y Defiance), incrementaron su base de
fans en un gran número, y tuvieron a la prensa a sus pies. Thrash técnico,
feroz, auténtico y arrollador. Lo hecho en el estudio fue confirmado con un Ep
en vivo que permitió corroborar que en vivo, Forbidden eran tan asesinos como
en el estudio. Y su segundo disco, llamado Twisted
Into Form, no hizo más que reafirmar que Forbidden eran cosa seria, y que
era cuestión de tiempo que la banda alcance la fama mundial (Forbidden tenían
miles de fans y todo el reconocimiento por parte de la prensa, pero aun no
jugaban en las Ligas Mayores del Thrash). Pero resulta que el Thrash dejó de
ser La Gran Cosa ,
mucho metaleros dieron muestras de ir hacia donde sopla el viento, por ende,
muchos thrashers se convirtieron al Grunge (lo más leales se metieron en el
mórbido mundo del Death Metal, una evolución natural), y algunas bandas,
queriendo no perder el tren, se subieron al vagón de lo Alternativo (término que
hizo estragos en los 90s, y que nunca tuvo sentido). Forbidden creyeron que lo
más conveniente era adherirse a las nuevas corrientes, cambiar sonido y estilo,
y abandonar el Thrash. Los resultados fueron de flojos para abajo, y la banda
se sumergió en el ostracismo.
Años más
tarde, en ocasión de llevarse a cabo el Thrash
of the Titans, Forbidden se reunieron bajo el nombre original del grupo
(Forbidden Evil). Fue reunión y separación. Separación que devino en otra
reunión, ya no para un evento, sino de forma ¿permanente? Volvieron en el 2007,
y ya han girado por casi todo el Planeta (de hecho, tocaron en Sudamérica),
grabando en el 2010 un disco muy esperado, pero que si bien no es malo, no es
lo que se esperaba de ellos. Por mi parte, debo admitirlo, no esperaba mucho de
este regreso. Creo que Forbidden fue un grupo descomunalmente bueno, que se
quedaron sin brújula en los 90s, y que nunca más pudieron alcanzar el nivel
superlativo de sus mejores años. Nada que no haya sucedido con otras bandas, a
decir verdad. Además, y teniendo en cuenta lo que hicieron en los tiempos de
fulgor, no hay nada que reprocharles.
Influenciados por: Exodus, Testament, Megadeth, Sacred
Reich, Judas Priest, Holy Terror.
Líricas: Religión, sociedad, muerte, guerra, corrupción.
Discografía esencial: Forbidden Evil (1988); Twisted Into Form (1990).
También
escuchar: Holy Terror: Mind Wars (1988); Forced Entry: Uncertain Future (1989);
Faith or Fear: Punishment Area (1989); Re-Animator: Condemned To Eternity
(1990).
Nuclear Assault:
Origen: New York, USA. 1984/1995; 1997; 2002/presente.
Dan Lilker
formó Anthrax, grabó el primer disco y fue expulsado. Fue lo mejor que le pudo
haber pasado tanto a la escena thrasher neoyorkina, como al Thrash mundial en
general. Es que Lilker, un eterno enamorado del Hardcore norteamericano de los
80s, del Harcore europeo de la misma época, y del Crust también, creó una
avasalladora banda llamada Nuclear Assault, y junto a ella, despuntó el vicio
combinando todos los sonidos/estilos antes citados, con 2 de sus grandes
pasiones: el Thrash y el Crossover. Para ello reclutó a un ex compañero de los
primeros días de Anthrax llamado John Connelly, un petiso tomador de cerveza,
con quien compartía la pasión por los mismos estilos musicales, además de tener
un sentido del humor sanguinario, el cual encajaba a la perfección con el
concepto detrás de la banda por nacer (Nuclear Assault, claro). De entrada, la
cosa quedó muy clara: Nuclear Assault sería una entidad mucho más agresiva que
Anthrax, más Hardcore, más rápida y menos apegada a ciertas estructuras propias
del Heavy Metal de la época, estructuras que fueron parte del estilo que los de
Scott Ian practicaron en sus primeros años. O sea, NA debían ser la banda
sonora de un mundo dominado por el temor a una explosión nuclear devastadora
que haría desaparecer no sólo a la especie, sino al planeta. Nuclear Assault
serían la música de un mundo contaminado, radioactivo, empobrecido y bajo la
bota del Capitalismo. Y para representar eso, la música debía ser veloz,
contundente, tan thrasher como Hardcore, sin temor a pasar ciertos límites en
cuanto a velocidad se refiere, sin llegar a ser Grindcore, pero coqueteando en
algunas ocasiones con los Blast Beats (Lilker, enamorado del Grindcore, luego
fundaría su propia bestia grinder: Brutal Truth). Digamos que Nuclear Assault
tendría similitudes con S.O.D, pero sin ser una broma, aunque no careciente de
sentido del humor. Cambios de formación, se van Mike Bogush (guitarra) y Scout
Duboys (batería), y aparecen 2 tipos que se convertirían en los indicados:
Anthony Bramante en lugar de Bogush, y Glenn Evans en reemplazo de Duboys.
Nuclear Assault encontró en su segunda formación LA FORMACIÓN. Con
este line-up grabaron sus discos más grandiosos, crearon canciones descomunales
y transformaron las existentes desde la primera formación, en algo mejor y más
poderoso. Giraron por aquí y por allá, conquistaron tanto a thashers como a
fans del Hardcore. Se ganaron la reputación de ser una banda muy caliente en
vivo, y forjaron un estilo y sonidos únicos. Mucho tuvo que ver el estridente
vozarrón de Connelly, un gritón que llevó sus cuerdas vocales hasta el límite,
cantando tan alto como le fuera posible, pero sin perder ni un ápice de
agresividad en el intento. Tengamos en cuenta que la mayoría de los cantantes
metaleros de la época cantaban alto y agudo, aunque en una línea más glamorosa
o sofisticada, según el caso. Connelly cantaba alto, pero a los gritos, enojado
y cagándose en todo. Mas su voz estaba dentro de un contexto que le era
propicio para destacarse. La música de NA admite que se usen los mismos
calificativos que usé para referirme a la voz del Enano Maldito Connelly. Tan
estridente, tan furiosa, tan veloz y sarcástica, que casi no tenían rivales en
lo suyo. Además, era difícil que tuvieran rivales, pues, en aquel entonces, nadie
sonaba como ellos.
Así
parieron una trilogía de discos tremendos, unos cuantos Eps (uno mejor que el
otro), más un disco en vivo que coronaba lo hecho por los neoyorkinos. Mas la
llegada de la década de los 90s no fue bien recibida por la banda. Problemas
internos, Connelly que aparecía y desaparecía, y Lilker loco por el Grindcore.
Graban un cuarto álbum de estudio, el inflamado Out of Order, y las cosas no pueden andar peor. Connelly se
presentó en el estudio para grabar tan sólo 5 canciones, y eso colmó la
paciencia de Lilker, quien decidió dedicarse full time a Brutal Truth. De ahí
en más, la banda se fue apagando, Bramante se fue, vino otro guitarrista, un
disco intrascendente con 2 de los miembros de la formación clásica (Connelly y
Evans), y final anunciado.
El revival
thrasher los trajo de vuelta (con la formación más famosa, aunque Bramante
estuvo tan sólo un año con elgrupo, tras el regreso), con nuevo álbum, gira y
posterior disco en vivo (más un dvd oficial). Quedan muchas de las virtudes de
antaño, eso es innegable. El sonido, el estilo, el sarcasmo y la fuerza están
ahí. Pero ya no es Aquel Nuclear Assault. Indudablemente, algo se rompió con la
llegada de los 90s y los problemas antes citados, que terminaron con la banda
fragmentada en primer término, y separada posteriormente. No se rompió lo
esencial, lo que la banda es, su espíritu. Creo que eso está en el ADN de sus
integrantes, y jamás desaparecerá. Sin embargo, si hoy buscamos el incandescente
poder que emanaba del mejor Nuclear Assault, si buscamos esa energía
arrolladora, tal vez haya que buscarla en bandas del Underground que han
capturado parte de lo mejor de NA, diseminando dicha radioactividad sonora por
el mundo entero, honrando a sus padres como estos se lo merecen.
Influenciados por: Discharge, Exodus, Hardcore Punk de
los 80s, S.O.D, D.R.I, Anthrax, Venom, Sacrilege.
Líricas: Corrupción, guerra, humor, radioactividad,
política, la sociedad.
Discografía esencial: Game
Over (1986); The Plague (1987); Handle With Care (1989).
También
escuchar: Sacrilege: Behind The Realms of Madness (1985); Gama Bomb: Survival of
the Fastest (2005); C.I.A: In The Red (1990); After The Bombs: Relentless
Onslaught (2007).
Dark Angel:
Origen: California, USA. 1981/1983 (como Shellshock);
1983/1992; 2002/2055; presente.
Extremos.
Técnicos hasta decir basta. Oscuros. Retorcidos. Pioneros absolutos. Y cuando
digo Pioneros, no sólo me refiero al Thrash, sino al Death también, pues en los
años de esa obra colosal llamada Darkness
Descends más de un medio especializado los incluyó dentro de esa categoría,
sumado a que cientos de bandas de Death Metal los citan como una influencia
fundamental. Pero no nos adelantemos. Vayamos al comienzo. Año 1981, Don Doty
(voz), Jim Durkin (guitarra), Rob Yahn (bajo) y Mike Andrade (batería) crean un
grupo llamado Shellshock. El lugar donde la banda nace se llama Downey, y no
está lejos de donde el Thrash explotó: la Bay
Area. Shellshock estaban ahí, al lado de la Bahía de San Fracisco, en el
momento justo. A dos años de haber comenzado, y tras unos cuantos shows (y
cambios de formación, una constante en la historia del grupo), la banda cambia
de nombre. Eso no afectó a la identidad de un grupo que venía creciendo más y más
en cada concierto que daba. Pronto se destacaron porque, si bien tenían cosas
que los podían emparentar con el Heavy y el Speed Metal de la época, ya desde
su primer demo se avizoraba algo más podrido y complejo. Dark Angel no sonaban
muy diferentes al resto de las bandas que crearon el Thrash, pero poseían
cualidades que les permitía distinguirse con facilidad del resto. Esa
personalidad fue creciendo hasta hacerse incontenible, demasiado grande como
para ponerlos en la misma bolsa que al resto. Ya en el primer disco, el
entrañable We Have Arrived los de
Downey mostraron que no iban a andar con pequeñeces, que iban a salir a matar o
morir. Pero con su segundo álbum, el clásico Darkness Descends, la cosa se puso realmente aspera. La velocidad
se incrementó mucho, pero mucho (responsabilidad del asesino de parches llamado
Gene Hoglan), los riffs se volvieron más técnicos, la complejidad se apoderó de
la música del grupo, y comenzaron a experimentar con cambios de ritmo sucesivos
pero explosivos, que combinados con la increíble complejidad de los arreglos de
guitarra, terminaron dando forma a algo monstruoso y arrollador. La voz se
volvió más extrema, todo, absolutamente todo fue llevado hacia un nivel de
agresividad y velocidad aplastantes. Los cambios de formación continuaron, pero
el crecimiento de la banda no se detuvo hasta el final. Por aquel entonces,
pocos podían competir con los Dark Angel en materia de violencia y destreza
instrumental. Y pocos podían sonar tan fuerte, tan mala onda. Por eso fueron (y
son) una referencia obligada si hablamos del Death Metal y su historia. Ni
hablar del Thrash Metal y su historia. Si hablamos del Thrash norteamericano,
Dark Angel están un escalón por debajo de Slayer en esto de hacer Thrash tan
duro, que a veces no se sabe si es Thrash o algo más extremo.
Vinieron
dos discos de estudio más, “Leave Scars”
en el 89, y posteriormente el ultra-progresivo Time Does Not Heal (famoso por poseer 246 riffs). Ambos discos
sirvieron para que a nadie le queden dudas acerca del talento de estos tipos,
ni del poder que siempre se desprendió de la música de Dark Angel. Entre el
primer disco y el último hubo vario cambios de formación. Entre los músicos que
deslumbraron a propios y ajenos, estuvo Eric Meyer (guitarrista que tocó en todos
los discos del grupo), quien fue tentado por Dave Mustaine para unirse a
Megadeth, mas Meyer lo desechó. Hoglan se convirtió en un baterista muy buscado
por sus increíbles dotes como instrumentista (e incluso como compositor), pero
no fue hasta la separación de Dark Angel que el gigante baterista comenzó a
aportar su talento al servicio de otras bandas (Testament, Death, Strapping
Young Lad, Fear Factory). Tras el cuarto álbum en estudio, el grupo iba a dar
vida a un quinto trabajo, el cual quedó trunco. La banda se separó y se
convirtió en un grupo de culto, una de esas bandas cuyo nombre inspiran respeto
y admiración de todos los amantes de este tipo de música, sin excepción. En el
2002 la banda volvió al ruedo, participaron de un álbum tributo a Metallica
(grabaron el tema Creeping Death), y
en 2005 volvieron a disolverse, a causa de los problemas de salud que acarreaba
Ron Rinehart (cantante del grupo entre 1987 y 1992. Abandonó la música
temporalmente). Por suerte, y para alegría de todos sus fans, Dark Angel han
anunciado su regreso. Será únicamente para realizar una gira por USA, y
presentarse en algunos festivales, todo durante el 2014. Seguirá Hoglan
aporreando a su pequeña batería. Rinehart (afortunadamente recuperado) seguirá
estremeciendo con su voz profunda y inquietante. Jim Durkin (guitarrista entre
el 81 y el 89) será el encargado de las 6 cuerdas, aunque, por ahora, sin su
genial socio Eric Meyer. Ojala no sea sólo para tocar en vivo. Ojala nos
regalen el tan esperado quinto disco. Y ojala, ya que van a tocar en vivo,
podamos verlos en Sudamérica.
Influenciados por: Venom, Metallica, Exodus, Judas
Priest, NWOBHM, Rush.
Líricas: Trastornos mentales, muerte, horror, el Mal.
Discografía esencial: Darkness Descends (1986); Leave Scars (1989); Time Does Not Heal (1991).
También
escuchar: Overthrow: Within Suffering (1990); Devastation: Signs of Life (1989);
Evildead: Annihilation of Civilization (1989); Morbid Saint: Spectrum of Death
(1988).
Voivod:
Origen: Québec, Canadá. 1982/presente.
Todos
tenemos debilidades, bandas que nos hacen perder la objetividad y hasta la
cordura. Soy de esas personas que no tienen buena opinión del fanatismo; pero
con Voivod estoy al borde del fanatismo. Es que su originalidad, su condición
de grupo sin par, su audacia, frescura, rebeldía y talento, han hecho que
Voivod sean MI BANDA. MI BANDA comenzó oficialmente en 1982, pero el embrión se
gestó en 1981. Denis D'Amour (alias Piggy)
reclutó músicos que compartieran sus mismos gustos, con el fin de crear un
grupo con el cual hacer ruido. Ya saben: Motorhead, la NWOHM , el Hardcore y una
incipiente banda inglesa que ya comenzaba a romper todo: Venom. La aventura no
duró mucho, pues ninguno de los integrantes sabía tocar. Los demás integrantes
se llamaban (y se llaman) Jean-Yves Thériault (bajo) y Michel Langevin
(batería), quienes luego pasarían a ser Blacky
y Away, respectivamente. En noviembre
de 1982, y con los 3 implicados sabiendo dominar sus instrumentos, al menos
como para hacer covers, Voivod nace oficialmente, ya con Denis Bélanger (Snake)
como cantante. 4 personalidades singulares, que si bien poseían cualidades que
los posicionaban dentro de la incipiente escena thrasher, tenían virtudes,
ideas y visiones distintas, vanguardistas, las cuales fueron surgiendo poco a
poco, hasta explotar y así convertirse en un grupo como no hay dos. Esa “cosa
especial” se notaba ya en los demos, sin ser éstos la mar de originalidad. Pero
había algo, un cúmulo de
características distintivas que asomaban y hacían pensar que, detrás de todo el
ruido y la furia, había algo desestabilizador, transgresor. Vino el debut (War & Pain), con el Voivod
(personaje creado por la banda, y diseñado por Away) en la portada, poniendo en
claro que la banda no iba a valerse de recursos ajenos, y la cosa comenzó a
ponerse cada vez mejor. Eran un grupo de Thrash crudo, directo y sucio, con una
clara influencia de Venom. Pero ya asomaban elementos diferentes, ideas que no
eran las que acostumbraban a exponer la mayoría de los grupos thrashers. El
segundo siguió en la misma senda, pero con arreglos con denotaban la necesidad
de evolucionar. Con el tercero, el seminal KIlling
Technology, prácticamente nació el Thrash Progresivo. Todo lo insinuado en
los feroces discos anteriores, acá salió a la luz, y no se escondió nunca más.
Piggy sacó a relucir su amor por el Rock Progresivo de los 70s, en especial
Pink Floyd, y los otros 3 miembros evolucionaron a la par del genial
guitarrista, aportando cada uno sus dotes, sus ideas revolucionarias para que
Voivod pudiesen concretar lo que ya se sospechaba: no había otra banda igual. Las
líricas, que siempre fueron muy peculiares, comenzaron a transitar por senderos
que los alejaron por completo del resto de sus colegas thrasher, tocando
temáticas profundas de una manera absolutamente original. De ahí en más, Voivod
no dejaron de crecer, de probar, jugar con las estructuras, manipular las
atmósferas, hacer y deshacer a su antojo. Con Nothingface (1989) llegaron a un nivel de creatividad y
originalidad sin precedentes, dejando boquiabiertos a propios y ajenos, y
ridiculizando a muchos. Incluso tuvieron que soportar críticas hechas por
individuos que no estaban capacitados para comprender que Voivod se habían
adelantado, como mínimo, 10 años a su tiempo.
En la
primera mitad de los 90s Voivod perdió a 2 miembros emblemáticos: Snake -1994-
y Blacky -1991-, entrando Eric Forrest en bajo y voz. Voivod no dejaron de
crear, no detuvieron su marcha: siguieron demostrando que ellos estaban en esto
por la música, para romper barreras y hacer lo que querían. Forrest grabó unos
cuantos (muy buenos) discos junto al grupo, y se ganó el respeto de la
Iron Gang (fans club de
los canadienses). Pero todo, seamos sinceros, todos queríamos que Snake se
hiciera cargo del micrófono de nuevo, y así fue. Claro, para ello Forrest dejó
el grupo, así que era necesario conseguir bajista. El indicado fue Jason
Newsteed, quién estaba fuera de Metallica, y reconocido fan de Voivod. La banda
mantuvo su nivel intacto (jamás perdieron ni un ápice de su calidad), pero
recuperaron parte de la ¿popularidad? Que alguna vez supieron tener. Vinieron
más discos alucinantes, y luego, la desazón. Piggy tenía cáncer, y la
enfermedad avanzó rápido, demasiado rápido. A los 45 años, el 26 de Agosto del
2005, el cerebro y fundador de una de las mejores bandas del universo, abandonó
este planeta para irse a otra galaxia, a seguir creando genialidades. Y como
Piggy era un genio, hizo lo siguiente: dejó material escrito para dos discos
(que terminaron siendo Katorz e Infini), discos que han quedado marcados
a fuego en la historia de la banda. Hoy, Voivod siguen haciendo de las suyas,
con Blacky en el bajo, marcando el camino, como verdaderos líderes. Con un
nuevo álbum sobre sus espaldas (Target
Earth, otro gran trabajo), los canadienses jaquean la idea de que, llegado
a cierta edad, el hombre cesa su creatividad, entrando en una etapa de rutina y
búsqueda de lo complaciente. Voivod se cagan en eso, y a más de 30 años de
haber comenzado, siguen exigiéndose al momento de componer como en los tiempos
de Nothingface. Siguen rompiendo
reglas, derribando barreras, siguen siendo ellos, MI BANDA.
Influenciados por: Rush, Judas Priest, Venom, Pink
Floyd, Motorhead, Hardcore Punk, Hawkwind.
Líricas: Ciencia Ficción, filosofía, enfermedades
mentales, el espacio exterior, guerra, la sociedad.
Discografía esencial: War & Pain (1984); Killing Technology (1987); Nothingface (1989).
Influenciados
por: Körgull the Exterminator: War of the Voivodes (2010); Blind Illusion:
The Sane Asylum (1988); Anacrusis: Manic Impressions (1991); DBC: Universe
(1989).
Sacred Reich:
Origen: Arizona, USA. 1985/ 2000; 2006/presente.
La
inteligencia y el compromiso hechos Thrash. Phil Rind, ex-Flotsam & Jetsam,
siempre tuvo una mente lúcida, una mirada incisiva que fue usada, desde un
principio, para hacer que Sacred Reich pudiese ser un grupo en el cual el
amante de esta música pudiese encontrar algo más que Thrash Metal. En esta
banda, la música y las líricas siempre fueron de la mano, complementándose sin
fisuras. Ya desde el feroz demo titulado Draining
You of Life (1986), quedó algo en claro: Sacred Reich podían abordar los
mismos temas que las demás bandas a la hora de decir algo en las letras. Pero
ajo ningún aspecto iban a ser como las demás bandas. Estar dentro de la escena,
sí. Ser una banda más dentro de la escena, no. Y he allí otro acierto: Sacred
Reich encontraron su identidad muy rápido, asumieron un reto, lo afrontaron y,
en el intento, se encontraron con que tenían todo como para ser la banda que
pretendían ser. No desaprovecharon sus capacidades, y al poco tiempo, Sacred
Reich era un grupo Top dentro de la escena thrasher, y sin pertenecer a la
movida de la Bay Area.
Muestra clara de cuan rápido y con cuanto fuerza crecía y se movía la banda de Phil
Rind, es el hecho de que, tras participar en el compilado Metal Massacre VIII, Metal Blade los contrata para grabar el primer
disco del grupo, con el cual logran ser la primera banda thrasher en la
historia que conseguía un contrato de distribución con Capitol Records. “Ignorance”, el debut de los de Phoenix,
fue –y es- una fulminante exhibición de Thrash Metal en estado puro. Veloz,
visceral, furioso, extremo, lleno de riffs incendiarios, ritmos demoledores y,
cómo no, letras que metían el dedo en la llaga de un Sistema perverso y
decadente. La furia expuesta en esa placa, en la cual había mucho de Speed
Metal, hizo que Slayer posaran sus miradas en el baterista de Sacred Reich, ese
animal llamado Greg Hall. Mas Hall jamás llegó a unirse a Slayer, pues Lombardo
volvió a ocupar su puesto.
Tras el
bombardeo sonoro desatado en su debut, había que calibrar la mira y apuntar
hacia el siguiente objetivo. Ese objetivo se llamó Surf Nicaragua y sirvió para confirmar que Sacred Reich eran un
grupo impar. Cualquier otra banda en su lugar hubiera repetido a rajatabla la
fórmula empleada en el disco anterior. Ellos no, hicieron lo opuesto: retocaron
algunas cosas, se volvieron más sofisticados, más técnicos, pero mantuvieron la
intensidad intacta. El resultado fue un EP monumental, que al poco tiempo de
ser lanzado se convirtió en clásico. Inmediatamente se pusieron a trabajar en
el segundo disco full, y parieron otro discazo: The American Way, disco que vino a ser la evolución exacta de lo
hecho en el EP.
¿Qué hacer
luego de tres ediciones de altísimo vuelo? ¿Qué sigue a 3 discos que nacieron
para ser clásicos instantáneos? Seguir evolucionando, cambiar para no
convertirse en una parodia de sí mismos. Y cambiaron. El cambio se llamó Independent, en donde Rind, los guitarristas
Jason Rainey y Wiley Arnett, y Hall tras los parches, bajaron un cambio,
apostaron a un modelo más rockero, menos thrasher, pero poderoso. Líricamente,
la pluma de Rind se limitó a hacer lo mismo de siempre, pero con mayor madurez;
el tipo siempre fue una mente privilegiada, así que, si había algo que cambiar,
sus letras no eran ese ALGO. Algunos, los thrashers más acérrimos, no vieron
con buenos ojos la demostración de madurez musical por parte de la banda que
creara el rabioso Ignorance. Pero ese
cambio les permitió mantenerse vigentes en un momento en el que el Thrash era
visto como algo obsoleto por las nuevas generaciones. Sin embargo, al poco
tiempo el nombre de Sacred Reich comenzó a perderse entre la maraña de nuevas
bandas (y nuevos estilos) que iban surgiendo. Vino el interesantísimo Heal (1996), pero a no muchos pareció
importarle lo que SR hacían o dejaban de hacer. El final no tardó en llegar, y
en el 2000 la banda se separó.
Hoy llevan
casi 8 años juntos, tras su regreso en el 2006. Hasta donde se sabe, no hay
planes para editar un álbum con canciones nuevas. Mas, por lo que se puede ver
en el dvd Live at Wacken (2012)
Sacred Reich siguen siendo un grupo único. Y la calidad se mantiene intacta, a
pesar del inexorable paso del tiempo, ese tiempo que en algunos hace mella,
convirtiéndolos en una triste imitación de los que fueron. Claro, eso suele
sucederle a aquellos que perdieron el rumbo, por motivos que no vienen al caso.
Sacred Reich difícilmente pierdan el rumbo alguna vez, pues, paradójicamente,
nunca fueron ignorantes.
Influenciados por: Exodus, Black Sabbath, Motorhead,
Slayer, Metallica.
Líricas: Política, guerra, la sociedad, el individuo y
sus conflictos internos.
Discografía esencial: Ignorance (1987); Surf Nicaragua (1988); The American Way (1990).
También
escuchar: Cyclone Temple: I Hate Therefore I Am (1991); Whiplash: Power & Pain
(1985); Power Trip: Manifest Decimation (2013); At War: Retaliatory Strike
(1988).
Flotsam & Jetsam:
Origen: Arizona, USA. 1984/presente.
Si hay un
grupo de Thrash que ha sido víctima de injusticias, ese grupo es Flotsam &
Jetsam. Para empezar, estamos hablando de una de las bandas creadoras del
Thrash Metal. Alguno dirá “si se formaron en el 84, entonces pertenecen a la
segunda camada”. La realidad es que estos tipos comenzaron en 1981 bajo el
nombre de Paradox. Su fundador, el baterista Kelly David-Smith (quien sigue al
frente del grupo hasta hoy), junto a otros músicos, empezaron tocando Speed
Metal altamente influenciado por la NWOBHM.
Poco tiempo después se les unió un joven bajista llamado
Jason Newsteed, y la banda pasó a llamarse Dredlox,
y al poco tiempo cambiaron el nombre por Dogz.
Ya en 1984 optaron por el nombre que todos conocemos, extraído, según cuenta la
historia, del libro de Tolkien Las Dos
Torres (de la saga de El Señor de los
Anillos). Para esa época, Flotsam & Jetsam eran un grupo que imponía
respeto. Brian Slagel de Metal Blade Records posó su mirada en ellos, y los
llevó a participar de los legendarios compilados Metal Massacre y Speed Metal
Hell, con lo cual la popularidad del grupo, ya en alza, se incrementó
ostensiblemente. Era lógico que este grupo cosechara elogios y la admiración de
los metalheads, thrashers o no: Flotsam & Jetsam habían dado una vuelta de
tuerca al estilo, dotándolo de un gusto singular por la melodía, dándole a las
canciones un tinte épico/dramático que en muchas bandas se vislumbraba por su
ligadura con la NWOBHM ,
pero que sólo en los de Phoenix era absolutamente evidente, además de darles una
tonalidad inconfundible tanto a las composiciones como al sonido del grupo. La
voz de Eric A.K. jugó (y aun juega) un rol preponderante en la banda, gracias a
su caudal vocal, más limpio que el de la mayoría, menos gritado, más cantado,
pero manteniendo esa cosa agresiva tan propia del Thrash. Digamos que Eric
siempre fue un muy buen cantante de Heavy Metal, devenido en cantante de
Thrash, pero que jamás fue afectado por ls vicios/clichés del clásico cantante
thrasher. Claro, él solo no pudo haberle dado al grupo una identidad, eso se
logra con el trabajo en conjunto. Las guitarras siempre han tenido una
participación esencial en el Thrash, y F&J no son la excepción. Por
supuesto, las guitarras aquí no escatiman melodía, juegan con armonías dramáticas
y agresivas, machacan con poder, pero colorean el cuadro con recursos variados
que van de lo aguerrido a lo sofisticado. La base siempre fue un sostén, un
pilar inamovible para que el particular estilo del grupo fuera construyéndose
con los años. Y, ya que estamos, no obviemos las líricas, escritas por Newsteed
en los comienzos, medio a través del cual abordaron temas complejos con gran
tino. Así, con esas armas, grabaron un hito en la historia del género, el debut
del grupo, llamado Doomsday for The
Deceiver, disco que dejó boquiabiertos incluso a los seguidores del grupo.
Su sucesor, titulado No Place for
Disgrace, es otra gema del estilo. Sin embargo, y aunque la calidad de
dichos trabajos sea inocultable, aun siendo que nadie ha dejado de reconocer
cuan buenos son estos discos, siempre han ido considerados como discos de culto, cuando la realidad es
que nada tienen que envidiarle a ninguno de los clásicos del Thrash.
Hay una
razón que no sirve para justificar la mala suerte de Flotsam & Jetsam, pero
que sirve para entender la citación. Es harto conocido que, tras grabar el
primer disco, Newsteed se fue a tocar con Metallica. Desde ese mismo instante,
Flotsam & Jetsam pasó a ser el ex grupo de Newsteed, la banda en la que
tocó Jason antes de unirse a Metallica. Típica ninguneada propia de un mundo
caníbal que no se detiene jamás a analizar, comprender o valorar el trabajo de
aquellos que no llegan a la cima. Porque, seamos sinceros, y más allá de su
calidad, F&J siempre estuvieron en un imaginario segundo plano, en una
supuesta categoría inferior. Permítanme repetir y agregar algo: los 2 primeros
trabajos de esta banda son piezas de un Thrash excelso, algo completamente
personal, original pero dentro de los parámetros sonoros/compositivos del
género. Incluso su tercer trabajo, el infravalorado When the Storm Comes Down, merece mayor reconocimiento que el que
tiene (la producción del mismo, deficiente, a decir verdad, hace que dicha
placa no sea apreciada en su justa medida). De hecho, y para ir cerrando,
Flotsam & Jetsam merece mayor reconocimiento. Es que estos tipos han hecho
más de lo que se les adjudica, han sobrevivido a los peores momentos (aunque
aggiornando su estilo a los sonidos de los 90s en algún punto de su carrera,
como sucedió con el aplaudido 4) del
Thrash, y aun hoy siguen vigentes, sin editar discos fabulosos, pero
manteniendo cierto nivel cualitativo que jamás desciende.
Lamentablemente,
para la mayoría del público, F&J serán siempre la “banda en la que tocó
Newsteed antes de tocar en Metallica”. O sea, siempre deberán soportar el peso
de semejante injusticia sobre sus curtidas espaldas.
Influenciados por: Diamond Head, Judas Priest,
Metallica, Angel Witch, Iron Maiden, Accept.
Líricas: Locura, drogas, conflictos internos del
individuo, el Mal (en sus comienzos), los sueños.
Discografía esencial: Doomsday for the Deceiver (1986); No Place for Disgrace (1988).
También
escuchar: Laaz Rockit: Annihilation Principle (1989); Intruder: A Higher Form of
Killing (1989); Grinder: Dead End (1989); Lethal: Bienvenidos a mi Reino
(1990).
Sadus:
Origen: California, USA. 1984/presente.
Siempre me
ha resultado complicado incluir a Sadus en una sola categoría. Nadie puede
negar que estamos ante uno de los grupos precursores del costado más técnico y
virulento, a la vez, del Thrash Metal. Pero, justamente, esa naturaleza
violenta y retorcida de la cual surge su música, los ha puesto e contadas
ocasiones dentro de la categoría Death Metal. Sin ir más lejos, Alex Webster,
bajista y líder de Cannibal Corpse, considera que “A Vision of Misery” (1992,
tercer full lenght de Sadus) es uno de los 5 mejores discos de Death Metal de
todos los tiempos, a la par de “Scream Bloody Gore” de Death, “Dawn Of
Possession” de Immolation, entre otros. Mas la razón por la cual Sadus figura
en este informe no viene por el lado de la música más brutal del planeta, sino
por su gigantesco aporte al Thrash y su historia. Junto a Dark Angel crearon un
estilo virulento, de voces quebradas, armonías macabras y una complejidad
sobrehumana, que les permitió tomar distancia de la mayoría de las bandas
thrashers de la época. Por supuesto, esto no podría haberse logrado de no haber
contado con los intérpretes idóneos para tal empresa. Y acá debo hacer un
paréntesis para hablar/escribir acerca de Steve DiGiorgio, miembro fundador de
esta descomunal banda, y uno de los músicos más completos y creativos que jamás
haya tenido en Metal en general entre sus filas. El virtuoso bajista le dio a
Sadus un plus, una categoría que casi ninguna otra banda del estilo logró
alcanzar. No sólo por su precisión como bajista, tocando con una firmeza,
prolijidad y calidad sobrehumanas, sino por sus ideas, saliéndose del molde del
bajista que simplemente se dedica a ser parte de la base rítmica. DiGiorgio
siempre fue más allá, creando melodías, atmósferas, jugando con el tempo,
incluso hasta haciendo cosas que pueden ser consideradas como solos de bajo. Su
exquisito talento le permitió ser buscado por otros grandes, tal es el caso de
Death, Testament, Obituary, Obscura, entre otros. Sinceramente, resulta difícil
creer que Sadus hubieran sido la misma máquina pisa cráneos de no haber tenido
a DiGiorgio en su equipo.
Claro, con
un bajista eximio se pueden hacer muchas cosas, pero no todo. Por eso hay que
resaltar el trabajo de Darren Travis, un guitarrista perfecto para el estilo,
combinando agresividad, velocidad, técnica y buen gusto, coordinando con el
resto del trío de tal manera, que asusta de lo bien que toca. Además, su voz a la Mille Petrozza (Kreator) le da
al grupo un aura maléfica y retorcida que, al igual que muchas de las canciones
del grupo, los ponen ahí del Death Metal. Por supuesto, Jon Allen (batería) n
se queda atrás. Al igual que sus compañeros, Allen derrocha virtudes como
baterista. Todo esto, esa clase cuasi inigualable, que los ha convertido en un
grupo impar, ya se notaba en los primeros demos del grupo, en donde, en estado
primitivo, las composiciones dejaban entrever una elaboración diferente y
distintiva, la cual terminó por explotar cuando los de Antioch llegaron al
disco debut y aniquilaron cuanta neurona se les interpuso en el camino. Y,
claro está, han sido venerados durante décadas, plagiados a más no poder, y
jamás fueron criticados de la misma manera en que se ha criticado a muchos de
los popes del estilo. Sadus inspiraron, y aun inspiran, un respeto enorme.
Nadie se atreve a ningunearlos o criticar sus cualidades con dureza. No es para
sorprenderse, pues Sadus son de esas bandas que no se venden, no buscan lo
fácil, ni descansan en los laureles. Pueden ser acusados de ser poco
prolíficos, de tomarse mucho tiempo (desde 1992 en adelante) para grabar un
disco. Mas cuando entran al estudio o suben al escenario, todo vuelve a su
lugar. Genios.
Influenciados por: Slayer, Kreator, Rush, Mercyful Fate,
Mantas, Exodus.
Líricas: Polución, locura, muerte, posers.
Discografía esencial: Illusion (1988); Swallowed in Black (1990).
También
escuchar: Soothsayer: Have a Good Time (1989); Malicious Onslaught: Rebellious
Mayhem (1992); Believer: Dimensions (1993); Deathrow: Deception Ignored (1988).
Tankard:
Origen: Frankfurt am Main, Alemania. 1983/presente.
Volvemos a
Alemania para cerrar el capítulo dedicado al Teutonic Big 4. Nacidos en 1982
bajo el nombre de Avenger, un año después cambiaron a Vorrtex, para
posteriormente, en 1983, adoptar el nombre por el cual son mundialmente
conocidos. Mas dicho nombre viene asociado a otras cualidades, que son, en
definitiva, las que hacen de Tankard un grupo tan querible como único. Sí, ya
lo sabemos todos, su fama de borrachos alegres ha sido, desde un comienzo, el
estandarte del grupo que hizo un culto de la cerveza ingerida en hectolitros.
El famoso alcoholocausto del cual tanto se habla en el mundillo del Thrash
Metal, tiene su símbolo inequívoco en esta estupenda banda germana, quienes, al
lado de dicho culto a las borracheras alegres, trajeron al Metal un desenfado
contagioso, que nació como contrapunto a ciertas tendencias que, por aquellos
años, reinaban en el ámbito más duro del Metal. Estilos como el Black Metal con
toda su locura satanista (con Venom a la cabeza), el Death Metal, joven e
incipiente –Possessed, y, en aquel entonces, Slayer también, además de Mantas,
entre otros, claro- trayendo su sendero de sangre y muerte, el mismo Thrash
Metal y su gesto adusto y su preocupación por temas como la guerra, la
polución, etc, marcaban las pautas a seguir, dentro de esos estilos, claro.
Tankard vinieron a descomprimir la situación, sin por ello dejar de lado su
costado más serio, desde el cual abordaron en sus líricas cuestiones clásicas
en las líricas del Thrash. Pero el lado serio de Tankard siempre fue una
variante, algo que, ocasionalmente, venía (y viene) a romper con los estandares
tradicionales de un grupo fiestero como pocos. Al fin y al cabo, Tankard siempre
fueron sinónimo de borracheras, descontrol y fiesta a full. Por eso lograron
mantenerse frescos y auténticos aun cuando el Thrash era poco más que un
insulto para los snobs que coparon la parada en los 90s.
Pero bien
sabemos que con una actitud honesta y creíble, no alcanza para destacarse;
también hay que hacer buena música. Y ahí Tankard terminan por convencer a
propios y extraños, pues su Thrash netamente teutón fue, es y será, una
aplanadora. Lo de Gerre (cantante) y compañía se ha basado, desde aquel
inolvidable Demo llamado “Alcoholic Metal”,
en un machaque de guitarras casi incesante, apoyado por una base rítmica que
taladra despiadadamente, y una voz gritona, poderosa y singular, que ha hecho
de la desprolijidad y el gancho sus artilugios más fuertes. Muchos toques del
Hardcore más metalizado de los 80s (sobre todo del Crossover, o de bandas de
Hardcore que colindaban con el Thrash), melodías de guitarra que emergen en
partes puntuales, y que parecen extraídas de la NWOBHM , y, como ya dije
cuando me refería a la actitud del grupo, un desenfado que los transformó en
una banda a imitar para muchos otros grupos del estilo, y en un grupo distinto
al resto de sus pares, en los comienzos de la historia del género.
Actualmente,
Tankard siguen por su senda, por la brecha que ellos mismos abrieron hace 30
años, y que los llevó a ser un grupo entrañable, un estandarte ya no sólo del
Thrash teutón, sino del Thrash Metal a nivel mundial. A fin de cuentas, cuando
se habla de Thrash, indefectiblemente se piensa en cerveza. Y cuando se piensa
en Thrash y cerveza, se piensa en Tankard.
Influenciados por: La
NWOBHM ,
Motörhead, Hardcore Crossover, Venom, Judas Priest, Accept.
Líricas: Alcohol, humor, antifascismo, la vida, la
sociedad.
Discografía esencial: Zombie Attack (1986); Chemical Invasion (1987); The Morning After
(1988).
También
escuchar: Wehrmacht: Shark Attack (1987); S.D.I.: Sign of the Wicked (1988);
Exumer: Rising from The Sea (1987); Darkness (Alemania): Death Squad (1987).
Mekong Delta:
Origen: Velbert, Alemania. 1985/presente.
Los
virtuosos del Thrash. No importa cuantas bandas thrashers puedan hacer gala de
cuán virtuosos son. No importa cuántas notas puedan meter por minuto, ni
cuántos cambios de ritmo puedan incluir en una canción. Nadie, en el mundo del
Thrash, puede ser más virtuoso que los Mekong Delta. Un dechado de virtudes
instrumentales y compositivas (y sonoras, por qué no) convergiendo en un punto
de encuentro, desde el cual hacen eclosión al fundirse todas esas cualidades,
dando como resultado algo absolutamente ingenioso, original y desafiante desde
lo técnico. El principal responsable detrás de la verdadera sinfónica del
Thrash es el señor Ralph Hubert, quien comenzó con esta historia de una manera
singular. Hubert (otrora ingeniero de sonido de bandas germanas como Warlock,
Living Death y Steeler) ideó la creación de Mekong Delta sin tenerse en cuenta
a sí mismo como miembro fijo del grupo. Su idea era ser la mente maestra detrás
de su creación, el titiritero que hace que la criatura se mueva. Para ello,
reclutó a eximios músicos, entre los cuales se encontraba el gran Peavy Wagner,
el Hombre detrás de Rage. De hecho, otros 2 ex miembros de Rage (Jochen
Schröder en guitarra, y Jörg Michael en batería) fueron parte de la formación
que grabó los primeros demos, junto a Wolfgang Bormann en voz. Mas el genial
Peavy Wagner abandonó el barco en 1987, haciendo que Hubert se decida por el
bajista de su propia creación. Tiempo después, y con más cambios de formación
sucediéndose (una constante en la historia del grupo: los cambios de
formación), los integrantes del grupo deciden ocultar sus identidades,
utilizando seudónimos en lugar de sus nombres, y, cuando tocaban en vivo,
cuenta la leyenda que lo hacían tras un telón que sólo permitía ver sus
siluetas. Así, con ese halo de misterio y magia, la banda alemana destruyó todo
con su autotitulado disco debut, en donde los preceptos básicos de la propuesta
del grupo, fueron expuestos de manera soberbia. Jamás el Thrash había sido tan
clásico, pero Clásico en el sentido de Sinfónico, de estar íntimamente ligado a
la Música Clásica
en sus formas más complejas y orquéstales. Sí, era Thrash, indudablemente lo
era. Pero había (y hay) otros componentes, otros elementos que hicieron que las
mandíbulas de muchos (thrashers y no thrashers) se estampen contra el piso.
Influencias de compositores clásicos como Paganini, Richard Wagner, Mussorgsky
(a quien homenajearon en su disco “Dances
of Death (& Other Walking Shadows”), Eric Zahn –de quien tomaron lo
necesario como para hacer un disco conceptual llamado The Music Of Eric Zahn- y otros monstruos de la música más hermosa,
elaborada y sublime de todos los tiempos. Claro, estamos hablando de músicos
cuyo talento les permite poder tocar algo tan complejo como esto, cuya
capacidad instrumental, cuya solvencia como músicos les da libertad y seguridad
como para aventurarse a dar forma y vida a algo como lo creado por estos
talentosísimos músicos. Y, por supuesto, la mente inquieta y genial de Hubert
siempre ha sido el sostén de tanto alarde de virtuosismo, pues, y aun a pesar
de los incontables cambios de formación, Mekong Delta nunca perdieron su rumbo,
aunque si se atrevieron a modificar algunos detalles de su propuesta, siempre
con el propósito de mantener intacta la esencia de un grupo completamente
impar.
En 1990,
sus integrantes revelaron sus verdaderas identidades, y, con ello, gran parte
del misterio que envolvió al grupo durante sus primeros años, se esfumó. Pero
la música siguió siendo el epicentro, la razón de la existencia de MD. Todo el
halo de misterio que los rodeaba, no era más que un artilugio del cual se
valieron para darle al grupo un aire distintivo, más allá de lo meramente
musical. Pero MD siempre se destacaron, con seudónimos o no, tocando detrás de
una cortina o no, por su gigantesco talento, por su innata capacidad para crear
y ejecutar piezas de un nivel de elaboración sobrehumano. Quizás por eso han
recogido tantos elogios como han generado muecas de desaprobación por parte de
los thrashers más ortodoxos. No creo que a Hubert le importe esto último.
Influenciados por: Música Clásica, Emerson Lake &
Palmer, Megadeth, Rush.
Líricas: Metafísica, filosofía, Lovecraft, el miedo.
Discografía esencial: The Music of Eric Zahn (1988); The Principle of Doubt (1989); Dances of
Death (And Other Walking Shadows) (1990).
También
Escuchar: Hexenhaus: The Edge of Eternity (1990); Toxik: World Circus (1987);
Watchtower: Control & Resistance (1989); Virus (uk): Force Recon (1988).
Coroner:
Origen: Zurich, Suiza. 1983/1996; 2010/presente.
Seguimos
con el capitulo dedicado a los virtuosos en el mundo del Thrash Metal. Y si
hablamos de virtuosos, los suizos de Coroner no pueden faltar a la cita. Dueños
de un estilo tan complejo como duro y retorcido, los suizos emergieron con
fuerza inusitada desde las profundidades del Underground, gracias a su relación
con LA BANDA
suiza, si hablamos de Metal Extremo: Celtic Frost. Pero la realidad es que
mucho se habló de esta relación, y poca es la verdad que se dice al respecto.
Se ha dicho que Tom G. Warrior fue integrante de Coroner, lo cual no es cierto;
Fischer tan sólo colaboró como vocalista invitado en el demo “Death Cult”. Y,
otro link entre Celtic Frost/Coroner, es que Marky
Edelmann –alias Marquis Marka- y Tommy Vetterli –alias Tommy T. Baron- (batería
y guitarra, respectivamente) fueron roadies de CF durante la gira de “Tragic
Serenades”. Eso es todo, y de eso no se habla más aquí. Al fin y al cabo,
Coroner tienen un talento y una personalidad deslumbrantes, lo suficiente como
para no tener que vivir a la sombra de nadie. De hecho, y gracias a su
innegable talento, esta legendaria banda suiza fue la sombra de muchos grupos
apañados por la prensa en los años de oro del género, grupos que por ahí no
poseían mucho talento, pero sí mucha prensa. Coroner era el terror de esos
grupos, pues rompían límites a gusto, y creaban parámetros cuando y cómo
quisieran. Y, de paso, desangraban oídos, pues si bien los suizos siempre
fueron unos virtuosos de aquellos, jamás dejaron de lado la furia y el sonido
incandescente propio de un genero que nació para licuar cerebros. Así, el trío
de Zurich supo combinar lo más agresivo del Thrash, con voces rasposas,
hirientes, guitarras afiladas de tal forma, que con su sonido podían cortar
carne humana, y bases vertiginosas que llevan al oyente a sentirse al borde de
un precipicio. Algo así como mezclar al Thrash teutón con sus compatriotas de
Celtic Frost/Hellhammer. Pero, claro, hablamos de genios, de músicos audaces y
seguros de sí mismos, por lo tanto, hablamos de un grupo que hizo la suya sin
deberle nada a nadie. Así que a todo lo antes citado, los suizos le metieron
una destreza técnica sobrehumana, arreglos rítmicos y escales/sucesiones de
acordes que daban miedo por culpa de su elaboración y precisión, una oscuridad
envolvente pero sofisticada, y elementos más cercanos al Rock de los 60s y 70s,
sobre todo influencias de Jimi Hendrix Experience y The Beatles de obras
maestras como “Abbey Road”; esto lo podemos confirmar escuchando los covers que
Coroner hicieron de dichas bandas.
Con esa
propuesta, que iba de lo típico a lo atípico en un santiamén, el exuberante
trío dejó perplejo a cuanto ser asumiera la responsabilidad de enfrentarse a la
música de un grupo que hizo lo que quiso, y que por eso logró despegarse de la
marea de headbangers que azoló al planeta durante los 80s. Hasta 1991
inclusive, año en el que lanzaron el genial “Mental Vortex”, Coroner
ridiculizaron a muchos de sus pares, cosecharon elogios a montones y dejaron un
reguero de música elaborada y furiosa que, ojala, será disfrutada hasta la
eternidad. Pero, con el advenimiento del Grunge y del mal llamado Rock
Alternativo, más la incipiente caída del Thrash, Coroner, al igual que muchos
otros, buscaron otros horizontes. En el caso de los suizos, la búsqueda
prosiguió por el lado más progresivo del Metal, pero incorporando elementos
Industriales y cosas más cercanas a Killing Joke, experimento que si bien no
salió mal, lejos estuvo de mostrar la mejor cara del grupo. Separación,
ostracismo, y posterior revival Thrasher. Y si vuelve el Thrash, tarde o
temprano tenía que volver Coroner. El único problema que trajo aparejado este
regreso (el cual se consumó en el 201) es que, hasta la fecha, no hemos podido
disfrutar de nuevo material de estos verdaderos maestros. Eso sí, y a juzgar
por lo que he podido ver y escuchar a través de Youtube, los tipos siguen dando
cátedra.
Influenciados por: Celtic Frost/Hellhammer, Jimi
Hendrix Experience, Rush, Megadeth, Iron Maiden, Kreator.
Líricas: Depresión, política, odio, estados oníricos,
muerte.
Discografía esencial: Punishment for Decadence (1988); No More Color (1989); Mental Vortex
(1991).
También
escuchar: Depressive Age: First Depression (1992); Vendetta: Go and Live…Stay Die
(1987); Anacrusis: Reason (1990); Vektor: Outer Isolation (2011).