sábado, 15 de abril de 2017

Battlecreek - Hate Injection


Año: 2015
Sello: Independiente
País de origen: Alemania

La portada nos puede hacer pensar que estamos ante una banda de Groove Thrash moderno, e incluso suprimiendo la palabra Thrash de la cuestión. Pero no, no es así, amigos míos. Sí, hay Groove, y sí, hay Thrash. Y sí, el sonido obtenido a través de la producción es más bien moderno. Pero, a no confundirse, que esto es Thrash Metal de pura cepa. Que los teutones de Battlecreek han optado por darle un marco sonoro más moderno que lo que acostumbran las bandas thrashers actuales (la mayoría de ellas, obsesionadas por el sonido y la estética de los 80's), eso es indiscutible. Pero, en lo meramente musical, esta banda está mucho más cerca de Exodus y del Testament de los primeros discos que de, por ejemplo, Machine Head, por dar un ejemplo del costado más groovy del estilo.
Formados en el año 2004, la banda ya cuenta con dos discos sobre sus espaldas, siendo éste "Hate Injection" el segundo, y siendo "Wake the Plague" (2011) el primero, habiendo un Demo ("Demolition", 2008) al comienzo de la historia. Por lo que he leído, la banda no sufrió cambios de formación hasta la fecha, algo que se traduce en un sonido compacto y portentoso, con una banda muy ajustada y consistente que saca filo a sus hachas (o guitarras), y hace explotar los ritmos con una intensidad envidiable.
Nombré a Exodus como principal influencia, y esto me viene a la mente porque los Battlecreek poseen esa capacidad innata para crear estribillos agresivos y gancheros, que incitan a ser cantados (o gritados) a viva voz, mientras los riffs -tan gancheros como los coros- se suceden como trompadas, y la base rítmica sostiene todo con una potencia y una solidez que no aceptan críticas negativas de ninguna índole. Te aporrean el cerebro estos thrashers, y lo hacen combinando parte de los mejor del viejo Thrash de la Bay Area, con un sonido muscular y claro a la vez, aspecto que los acerca a la vieja escuela del estilo.
"Hate Injection" tiene una sola parte ciertamente negativa, y es que a algunas canciones les sobran algunos minutos. Es como que la euforia les gana de mano y se pasan de rosca con la duración de algunas composiciones, sobre todo en "Hell in a Cell", que dura casi 7 minutos, pero que con 5 hubiera estado más que bien. Mas, eso es apenas un detalle ínfimo que no hace mella en la totalidad de la placa, en la cual podemos encontrar trallazos asesinos de la talla de "Kill or Be Killed" (si la hubiera compuesto Gary Holt, hoy todos estaríamos hablando de esta salvajada), impactos certeros como "Dealing Death", o aplanadoras del estilo de "Redneck Riot", todos tracks que golpean con una fuerza devastadora, y que se adhieren al cerebro de manera instantánea.
No voy a desvivirme en elogios, tampoco; "Hate Injection" no aporta nada nuevo al estilo y no creo que haya estado en las mentes de sus integrantes componer un álbum renovador, innovador. Pero sí voy a asegurarles algo: "Hate Injection" te patea el culo sin piedad. Es un torrente de energía que no cede en ningún momento, y aun cuando algunas canciones no suenan muy inspiradas, los tipos se las ingenian para que la potencia sobresalga y que toda la placa termine siendo una bomba para el cerebro. O sea, estos tipos saben cómo tocar Thrash Metal, indudablemente.

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