Año: 2016
Sello: Grathila Records
País de origen: Filipinas
Black/Grind, así les gusta etiquetarse a sí mismos a estos animales procedentes de Filipinas, un grupo que tiene varias grabaciones sobre sus espaldas, y con una prolongada trayectoria. Nacieron bajo el nombre Zamora, allá por 1991, pero fue cambiado por el actual en 1995. O sea que, bajo el nombre de Kratornas, vienen tocando desde hace más de 20 años. Bueno, lo de vienen está de más, pues Zachariah es la banda en sí, ya que durante años se dedicó a grabar usando baterías programadas, aunque para éste disco usó un baterista humano, quien, por cierto, es la gran figura del disco. Lamentablemente, en la gacetilla de prensa no figura el nombre del baterista, aunque, según pude averiguar, se lo conoce como Guzzarin. Sea quien sea, es preciso, rapidísimo y con un golpe asesino, el mismo se erige como el sostén del incendiario sonido de Kratornas.
En cuanto a lo de Black/Grind, pues no está mal la etiqueta, aunque me parece un poco exagerado poner al Grindcore en medio de esto sólo porque usan y abusan de los blast beats. Básicamente, lo de Kratornas me recuerda a los primeros (e inhumanos) discos de Impiety, al sonido sucio de Beherit, a la bestialidad de Blasphemy, y el machaque del Slayer más extremo. Como verán, no nombré a ninguna banda de Grindcore, y es porque la música del grupo se adentra mucho más en el Black Metal más bestial que en el Grindcore. Aun a pesar de, como dije recién, la abundancia de Blast Beats.
La portada nos da una pista clara del sonido de la banda de Zachariah: un sonido abrasivo, como lenguas de fuego que salen expulsadas desde las profundidades del Infierno, con una guitarra muy filosa, la voz ultra-mala leche, y, como bien dije, una batería que no da respiro. Eso hace que sucedan dos cosas. Por un lado, la violencia es implacable y decidida, haciendo de éste tercer disco full de Kratornas algo realmente extremo; de hecho, es de lo más extremo que escuché durante el 2016. Pero, por otro lado, arremete la monotonía con fuerza inusitada, y provoca que cueste llegar hasta el final del disco escuchándolo de un solo tirón.
Así y todo, monotonía aparte, "Devoured by Damnation" es una placa que los más die hard fans del más inhumano Black Metal (ése que en Anus.com llamaban grinding black metal ¿recuerdan?) van a amar con justa razón. Es que la banda hoy afincada en Canadá ha parido una bestia sedienta de sangre y dispuesta a todo. El estilo, el sonido, todo lo referente a Kratornas es bestial, abominable, tal como debe ser. Y está bien hecho, sin deber nada a nadie y con personalidad propia.
Bandcamp
Asher Media
Dewar PR
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