jueves, 26 de enero de 2017

Ordog - The Grand Wall


Año: 2016
Sello: MFL Records / Solitude Productions / Frozen Light
País de origen: Finlandia

La Moscow Funeral League no se conforma con ser una movida sumamente interesante de bandas de Doom Metal, sino que hay un sello que es parte de esa movida. Dicho sello ha editado, entre otras cosas, este nuevo disco del grupo finés Ordog, quienes vienen creciendo disco tras disco casi sin freno. La banda se formó en el 2005, lleva 5 discos full sobre sus espaldas, y el nombre de la banda significa Diablo en húngaro (en realidad, se escribe ördög).
Solamente conocía algunas canciones de la banda, nunca había escuchado un disco entero de ellos, por eso presté suma atención a éste "The Grand Wall", pues era la primera chance que tenía de escuchar un disco de Ordog completo. Y mi primera experiencia escuchando de manera integra un álbum de los fineses ha sido más que satisfactoria. El Doom Death refinado y oscuro, lleno de melancolía y angustia, que practican éstos muchachos, no sólo posee esas características: también demuestran que saben componer buenas canciones, más allá de los estados de ánimo y todo lo que rodea a la música.
Influenciados por Officium Triste, My Dying Bride y algo de los enormes Funeral (los noruegos, claro), estos fineses se apoyan en un abanico de melodías tan tristes como profundas, sin descuidar jamás los matices en los arreglos y sonidos, además de que hay un buen manejo de los ritmos. Y debo repetir lo del sonido: buena producción. Fuerte, grave y oscura, pero sin descuidar la finura y el brillo como elemento contrastante. Quizás les faltó mayor brillo a las guitarras, ya que tienden a sonar un poco opacas en las partes distorsionadas, pero no por eso faltas de fuerza. O sea, hay una compensación, un equilibrio que permite ignorar esos detalles poco positivos, y centrarse en los aspectos más valiosos de un disco que merece ser escuchado.
Saben dosificar la pesadez con la sutileza, hay contraste vocales muy bien logrados, y entre todo eso, hay piezas como "The Perfect Cut" o "The Grand Wall", dos joyas que sobresalen, pero que a su vez encajan a la perfección dentro del concepto global de la placa.
Tienen ese toque romántico justo, para nada empalagoso, y lo meten en los momentos justos, usando dicho artilugio para alcanzar un dramatismo cuasi teatral que aprovechan de forma inteligente. De hecho, "The Grand Wall" posee dos características que voy a nombrar antes de dar por finalizada la reseña: emociones a flor de piel, e inteligencia para saber qué y cómo hacer lo que hacen. Ya con esos dos detalles al grupo le alcanza para destacarse por mérito propio. Quizás les falte un poco más de identidad en el sonido, despegarse un poco de ciertas influencias. Pero, con discos como éste, es indudable que van por el camino correcto.

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