domingo, 29 de enero de 2017

Nashgul - Cárcava


Año: 2016
Sello: Selfmadegod Records (CD) / Independiente (digital)
País de origen: España

Que lo reseñe al año siguiente de su lanzamiento no significa que no lo haya incluido entre mis discos favoritos del 2016. De hecho, "Cárcava" está entre mis discos predilectos del año pasado, y con todos los honores, maldita sea. Es que Nashgul han hecho uno de esos discos de Grindcore tan puro y demoledor, que me resulta imposible no situarlos entre los mejores del pasado (y paupérrimo) año. Mas, acá no vamos a hablar de mi lista de favoritos del 2016, sino del último y explosivo disco de una banda que todos los fanáticos del Grindcore amamos.
Nashgul ya se habían ganado a la comunidad grinder con su aplastante "El día después al fin de la humanidad", un muy buen disco lanzado en 2009 y que cosechó loas a granel. Pero éste nuevo disco, el segundo disco full en la carrera del grupo, es demasiado. Si "Cárcava" hubiera sido lanzado en 1991, hoy se haría una gira conmemorativa de semejante pedazo de plástico. Pero ¿a quién carajos le importa si lo nuevo de estos tipos salió en 1991 o en 2016? Lo importante es que "Cárcava" existe y es un discazo.
Claro, la fórmula es la clásica, y ya la conocemos bien gracias a los maestros: Napalm Death, Terrorizer, Assück, etc. Pero, no olvidemos un detalle muy importante: estos tipos son españoles, son de la tierra de Machetazo y Looking for an Answer, por lo que no podemos esperar otra cosa que una carnicería sonora digna de una banda que procede de un país que es garantía en materia de música extrema.
El disco consta de 14 disparos asesinos, uno más certero (y mejor) que el otro, aunque, claro, tengo mis favoritos: "Progeria Inducida", "Bethlem Royal", "Matriz de Manipulación", "Guerra Drone" y la canción que da nombre al disco. Sin embargo, que sean mis favoritos no implica que lo diga en desmedro del resto. Si digo que estamos ante un discazo, es porque TODO el disco es absolutamente imperdible, imprescindible. Y lo es porque tiene es sonido reventado de la vieja escuela que nunca debe desaparecer en el Grindcore. Lo es porque los blast beats son absolutamente inhumanos y sin utilizar herramientas de post ni pre-producción, que quedan muy bien en otros estilos, pero que en el Grindcore suenan a plástico quemado y barato.
Los riffs son reconocibles, pero no por ello dejan de ser adictivos. O sea, los mismos riffs no hubieran sonado tan bien si los hubiera tocado un principiante; pero, en manos de Hector se transforman en clásicos. Y la voz de Alex es furia desencadenada a través de gritos y growls proferidos desde lo más profundo de las entrañas.
¿Quieren que les diga más? No, no voy a decir más nada, no es necesario. O sí, sí voy a acotar algo más: compren éste disco y quémense las neuronas con uno de los mejores discos de Grindcore del siglo 21.

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