viernes, 16 de diciembre de 2016

Dead Ranch - Antler Royal


Año: 2013
Sello: No List Records
País de origen: Canadá

El Sludge es Doom Metal tocado por Punks, siempre pensé eso y lo sostengo. Es como si Black Flag hubieran decidido seguir los pasos de Pentagram o Saint Vitus definitivamente, pero sin alejarse de su impronta Punk. Es por eso que suena más desalineado, o desprolijo si lo prefieren, menos épico que bandas como Candlemass y hasta no tan melódico como muchos de los grandes del Doom. Pero no deja de ser Doom, solamente cambia el enfoque de los creadores, el origen de los mismos. Dead Ranch es, básicamente, una banda de punks tocando Metal que tiende a ser lento, pero a la vez tribal y asumiendo ciertos riesgos. O sea, es lo que sucede cuando el Punk y el Metal se cruzan: aparece esa exquisita mezcla entre suciedad y buena técnica, una combinación que siempre ha sido de mis favoritas. Y "Antler Royal" tiene todo eso. No tiene todo lo que creo que debe tener un gran disco, pero tiene lo suficiente como para ser un buen álbum.
Voces rasposas que emanan ira, guitarras que parten desde la suciedad para buscar la melodía, pero nunca arriesgando la fiereza, nunca perdiéndola. Una base firme, con tintes tribales que aparecen en pasajes puntuales y un poder digno de una banda que oscila entre el Sludge, el Hardcore Punk a la Amebix y el Metal más oscuro. Sonido pantanoso pero contundente. Está todo en su lugar, está todo bien, amigos. Esto puede ser comprobado poniendo a reproducir el disco y prestando la debida atención en cada parte de las que componen la totalidad de la placa.
Hay arreglos que rompen con el esquema que impera en la placa, cosas que tienen un aire a la Iron Maiden, como por ejemplo, el uso de guitarras gemelas y armonías con un aire épico bien dosificado ("Mudwalker/River Drinker"), pero también hay canciones que pegan duro en la sien, reproduciendo con rabia y calidad el formato de bandas como Cult of Luna o Melvins ("Pheromone", mi gran favorita). Y hay mucho de lo que ya dije al comienzo de la reseña: garra, mezcla de estilos íntimamente emparentados, un sonido gordo (pero de alta fidelidad) e intérpretes que no ocultan sus raíces, pero que no temen ir más allá de las mismas.
Seguramente el primer disco full del combo canadiense (segunda grabación oficial si tenemos en cuenta el EP del 2012 "Birds of Pray") no va a ser recordado como un disco trascendental, innovador ni nada similar. Pero tiene lo suyo, es un trabajo bastante interesante, y hasta hay algunos puntos realmente altos. Bien, van bien los de Winnipeg.

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Asher Media


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