martes, 22 de noviembre de 2016

The Sound That Ends Creation - We Are The Burden


Año: 2016
Sello: Independiente
País de origen: USA

Discos como éste me dejan perplejo, y no por su calidad ni por su capacidad de sorprender al oyente. La criatura de Chris Dearing, quien se encarga de absolutamente todo, es un torbellino de blast beats, gritos, cortes, shredding, escalas, riffs simples combinados con otros más complejos, bases trabadas y disonancias varias. Hasta ahí, pareciera estar todo bien. ¿Lo está? No, porque Dearing mezcla todo sin un orden definido. Pareciera estar demasiado ocupado (y preocupado por) tratando de meter la mayor cantidad de arreglos en el menor tiempo/espacio posible, y lo que consigue es crear una obra que es un Frankenstein musical que no tiene forma alguna.
¿Grindcore? Ok, sí, hay bastante de eso, pero lejos, muy lejos de lo que es el espíritu del género. El Grindcore nació, justamente, en contra de este tipo de engendros complejos al vicio. La esencia del estilo, su alma, está en lo más extremo y crudo del Punk, mixturado esto con el más primitivo Death Metal. El Grindcore nació, al igual que el Punk, para reducir todo a un grito primario, minimalista y breve, y en contra de las composiciones extensas y complejas que muchas bandas usaron/usan para demostrar cuan bien y cuánto tocan, antes que abordar dicha senda con el fin de crear buena música (y ya sabemos, la música, cuando es buena, lo es más allá de su complejidad o simpleza). Es por eso que me cuesta decir que The Sound That Ends Creation es una banda/proyecto de Grindcore: porque carece de lo esencial para ser metido en dicha bolsa, carece del primitivismo y la simpleza del estilo. En todo caso, esto es un engendro en el cual podemos encontrar Technical Death, Grindcore posmoderno, shredding a raudales y extremismo sonoro todo el tiempo, pero sin un rumbo fijo.
No es que "We Are the Burden" sea un disco despreciable, no lo calificaría como un mal disco (aunque canciones como "The Fires are Growing" y "Machinations of Progress" sí que merecen ese calificativo). En todo caso, es un disco desconcertante, sin forma, sin una idea central sobre la cual Dearing pueda desarrollar su creatividad y dejarla fluir.
Indudablemente, el bueno de Chris posee una técnica envidiable para hacerse cargo de todo, el tipo tiene una destreza envidiable que utiliza sin tapujos haciéndose cargo de todos y cada uno de los instrumentos. Pero ¿y las composiciones? Bueno, ahí la cosa se pone difícil porque hay tantas cosas interesantes como otras que me dejan desconcertado hasta decir basta. Salvo al comienzo del disco (los tres primeros tracks son de lo más logrado del disco, justamente porque en su locura hay creatividad, no sólo notas a millones, unidas sin un nexo que les dé cohesión), "We Are the Burden" es un compendio de composiciones amorfas, con tantos momentos buenos como de los otros.
¿Grindcore? Miren, yo soy el primero en defender la evolución de los géneros, pues considero que sin evolución, todo se enfila hacia la muerte indefectible. Pero, no jodamos, que hay algo llamado esencia, que es lo que le da sentido a las cosas, es lo que hace que algo sea tal cosa y no otra. Esto, además de ser bastante difícil de comprender, está lejos, muy lejos del Grindcore en esencia.

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