Año: 2015
Sello: Independiente
País de origen: USA
La nostalgia suele ser un problema, al menos para mí. No soy un nostálgico, no vivo tratando de revivir el pasado. Lo viví, lo disfruté (o no, depende del caso puntual) y listo. Sigo amando a muchos de los discos y bandas de mi adolescencia, y el Thrash está entre esas cosas que hoy sigo queriendo como el primer día. Pero no pretendo que ese pasado regrese y me haga sentir y vivir lo mismo que sentí y viví en la segunda mitad de los 80s. Hoy soy una persona diferente y quiero, necesito vivir cosas nuevas, experimentar nuevas sensaciones. Es por eso que me cuesta tanto engancharme con toda esta movida de bandas thrashers jóvenes, pues ellos pretenden revivir un pasado glorioso y yo prefiero recordarlo tal como fue, pero jamás revivirlo. Algunas bandas logran, al menos, sacarle provecho al revival y terminan creando buenos discos; discos que no son más que reciclaje, pero reciclaje bien hecho. Hay muchas otras bandas que lisa y llanamente dan lástima. Y hay otras que hacen lo suyo con dignidad, detalle que no es para despreciar. Thrashole entran dentro de ésta última lista.
No son parte de la movida más furiosa, esa que rinde culto al Teutonic Thrash, a Venom o Slayer. No están obsesionados por el Thrash de la Bay Area, más allá de que tienen conexión en algunos pasajes. No suenan como las bandas británicas tipo Xentrix u Onslaught tampoco, a pesar de que hay ciertos aspectos que pueden emparentarlos. Toman cosas de aquí y de allá y terminan armando un combo que al menos es agradable. Entre el Anthrax de los 2 primeros discos, melodías que rememoran a la vieja NWOBHM ("Chains of Misery" es esa canción que suena a la vieja y querida New Wave of British Heavy Metal), partes rápidas pero con buena melodía (ahí se parecen al Onslaught de "In Search in Sanity"), y un trabajo grupal homogéneo, Thrashole parecieran sentirse cómodos haciendo lo que hacen. Y tal vez ahí esté la razón de la dicotomía que se me presenta con este, primer EP del grupo tras su Demo previo. Por un lado, me resulta sumamente ameno escucharlos, me entretienen, sin volverme loco, pero me entretienen. Pero, por otro lado, se los nota conformes y eso se traduce en un conformismo que les impide moverse del plácido lugar en donde están parados. O sea, podrían ser una banda mejor, podrían componer y sonar mejor, pero ¿para qué? dirán ellos. Están bien así, seguramente suenan como quieren sonar.
De cualquier manera, el disco es relativamente breve (30 minutos), y hasta hay una canción que merece ser aplaudida de pie: "Avarice/The boneyard", una composición variada, rica en buenas ideas y con un corte a los 2 minutos y 55 segundos que pone la piel de gallina. Esa es la única pieza que me sacude, que me deslumbra. Lo demás es más de lo mismo, bien hecho y hasta con claras -y sanas-diferencias estilísticas con la mayoría de sus colegas contemporáneos, pero nada más que eso. O sea, un disco para despuntar el vicio y pasar un rato agradable.
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Heavy Rock
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