viernes, 17 de julio de 2015
Shellfin - Cities Without Names
Año: 2015
Sello: Independiente/Autoproducido
País de origen: Australia
Siempre lo digo, y nunca me canso de decirlo: australianos tenían que ser para patear culos con tanta vehemencia. Mierda, el Stoner, a esta altura de la historia, ya me resulta un poco aburrido. O mejor dicho, muchas de las bandas que pertenecen a dicho género me parecen muy aburridas. Se ha perdido la fuerza arrolladora de antaño por culpa de la fijación que muchos músicos tienen con los clichés, algo que no les permite ver que lo más importante es la música y la actitud con que esta es tocada. Por suerte existen bandas como Shellfin, cuya energía y desenfado harían que hasta un muerto sienta deseos de levantarse, fumarse un porro y rockear hasta altas horas de la madrugada.
Duros, con un groove demencial que te empuja a sacudirte de manera enloquecida, gancheros, buenos compositores, con un sonido tan gordo como adictivo, carentes de originalidad (esto ya fue hecho hace 20 años o más por Kyuss), pero dueños de una actitud desafiante y fresca a la vez...joder, Shellfin me tienen con los pies tocando el techo. ¡Y eso que aun no fumé nada! "Cities Without Names" es el disco de Stoner que deseo escuchar desde hace varios años, aun teniendo en cuenta de que carece de ese toque de audacia y originalidad que vengo esperando de las bandas de un género que parece haberse centrado en lo que ya está hecho, alejados de todo intento de innovación. Shellfin caen en esa misma trampa, pero salen más que airosos gracias a que saben como despegarse de la abulia: pisando el acelerador cuando es necesario, colgándose cuando así lo requiere la canción, apelando a estribillos pegadizos y usando 2 elementos que, cuando están bien usados, no fallan: buenos riffs y una base aplastante.
Atentos a estos detalles: el sentido del humor. Los Shellfin, haciendo alusión al consumo de drogas en buena parte del disco y de la gacetilla también, nos dicen que el disco fue "mezclado y masterizado por un Hobbit en una tierra muy lejana". Nos invitan a delirar en la genial "She is a Robot" sin prejuicios de ninguna índole. Hacen que uno se confunda en el último track, el que da nombre al disco, al punto de no saber si quien canta es Mark Lanegan o si es alguien con una voz muy similar (si es Lanegan, no lo sabré hasta que obtenga la información, pues en la gacetilla no se lo nombra).
Por si fuera poco, cuentan con un invitado de lujo: Dave Mustaine. Sí, leyeron bien, Dave Mustaine, quien redondea una performance excepcional en la que es la mejor canción del disco, "The Earth is an Egg", canción que fue co-escrita entre la banda y el colorado. En la misma, Mustaine canta con rabia y sarcasmo dignos del mejor Mustaine, y hasta se dan el lujo de meter una parte de un himno de Megadeth en una parte puntual de la canción. ¿Que clásico de Megadeth es el que introducen en "The Earth is an Egg"? ¿En qué momento lo hacen? ¡Escuchen el disco entero y dejen de joder, maldita sea! De hecho, no voy a recomendar más tracks, ni voy a seguir elogiando a estos aussies. Si les gusta el estilo, se van a hacer un festín. Y si no les gusta, pues escúchenlo lo mismo, que vale la pena hacerlo.
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