miércoles, 22 de enero de 2014

Queen Elephantine - Scarab


Año: 2013
Sello: Heart & Crossbone Records (CD)/Cosmic Eye Records (LP)
País de origen: USA

Cuando mi amigo Manel me dijo de reseñar este material, sus palabras fueron “te va a romper el mate este disco", y como no podía ser de otra manera, su apreciación fue confirmada apenas con la primera escucha. “Scarab” consiste en un viaje psicodélico Drone/Doom minimalista y repetitivo que se extiende cansinamente a lo largo de 50 minutos, entre los cuales se distribuyen los cuatro temas que conforman el redondo. 50 minutos que pasan literalmente volando, buen indicio de que el contenido es cuanto menos interesante, eso sí, si sos adepto a este tipo de sonidos, de lo contrario puede significar una tortura totalmente agobiante y para nada entretenida. Desde que suenan los primeros acordes, la referencia de Earth salta al oído de inmediato, resultando indisimulable su influencia en la construcción de los temas, los tiempos y los riffs, sin embargo la diferencia más radical entre ambas propuestas es geográfica, ya que una sitúa sus atmósferas en tierras asiáticas y como es sabido los otros se rodean de áridos y polvorientos desiertos norteamericanos. En este punto se advierte la otra fuerte influencia que inspira todas las obras de Queen Elephantine y ésta no es la excepción, la de Om, tanto en la parte lírica o simbólica como en en ciertos pasajes de las líneas de percusión, el uso de sítar o la tanpura y elementos típicos de las culturas asiáticas, más precisamente Indú. Q.E. resulta mística por donde se la analice, desde sus orígenes supuestamente provenientes de Hong Kong, actualmente asentados en Brooklyn, hasta el aura que rodea a toda su música, es por eso que invito a aventurarse en su peculiar mundo. La placa abre con “Veil”, más de 8 minutos para el tema más corto de toda la obra, como para ir acostumbrando el oído. El viaje comienza con la percusión dibujando mantras en el aire acompañado por sonidos de fondo correspondientes a la tanpura, slide de guitarra entre otros efectos como el que ellos mismos llaman el “divine mosquito” (sonidos que no nos abandonarán durante todo el peregrinaje). Una guitarra seca y apagada frasea riffs de corte Doom y las voces al igual que los efectos mencionados anteriormente se retuercen y reptan cual serpiente en determinados pasajes, sin aportar más que eso a la ecuación. Continuando con “Crone”, aquí la guitarra sirve de guía, cargada del espíritu Drone/Doom, pero aún más arrastrada que el track anterior, sin llegar a distorsionarse más de lo justo y necesario. Los medios tiempos se tornan densos, la batería acompaña y los efectos de fondo nunca se acallan, acrecentando el misticismo. Si hilamos fino, al tema lo podemos dividir en 3 partes de 6 minutos cada una casi cronometradas, sin perder nunca el hilo conductor, en este caso el riff, que en la segunda parte gana fuerza y “dinámica” si se quiere, mientras que en la tercera parte se vuelve más experimental (por lo menos así lo percibo yo, valga la aclaración). Los medios tiempos vuelven a dominar la escena en el comienzo de “Snake”, más denso, arrastrado y distorsionado que en la anterior oportunidad, mientras las voces “narcotizadas” ofician el ritual en busca del Nirvana, esta vez con mayor protagonismo. Un exquisito viaje Drone, de ese que tan bien le sale a Earth, y que tan bien han interpretado para su propuesta Q.E., sin llegar al mismo nivel, obviamente, toda comparación en este sentido resulta odiosa ya que Dylan Carlson es inigualable en lo suyo, por la hipnótica forma en que mantiene constantemente la tensión y la atmósfera dure lo que dure el tema a partir de una idea simple y repetitiva. Y es aquí donde quizás esté la mayor carencia de los ahora asentados en Brooklyn, ya que no llegan a cautivarnos totalmente, nos atrapan pero por momentos nos sueltan, lo que no quita que al viaje que nos sugestionan lo disfrutemos de punta a punta. Lo mismo sucede con “Clear Light Of The Unborn”, luego de que el ritual se torne masivo y las plegarias se multipliquen en su intro, el tema con el que cierran la placa continúa con la marcha cansina desarrollada durante gran parte del redondo, puramente instrumental, sin líneas vocales, y apagándose de a poco como todo último tramo de una larga y agobiante travesía, diluyéndose en un vacío críptico pero pletórico. “Scarab” es un trabajo a la altura de la discografía de Queen Elephantine, y cumple con todos los requisitos que hacen al estilo que practican, quizás sin la inspiración de los grandes exponentes pero desenvolviéndose con mucha facilidad y atino a la hora de construír su plataforma de despegue que nos impulsará hacia los rincones más perceptivos de nuestras mentes.

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