lunes, 30 de diciembre de 2013

Informe: Speed & Thrash Metal Pt.1


Si, como yo, creciste y pasaste gran parte de tu adolescencia en la segunda mitad de los 80s, y estabas metido en la Música Extrema, entonces vivías enamorado del Thrash. Todos los que luego enloquecimos con género como el Death Metal y el Grindcore, previamente, estábamos metidos en género como el Thrash y el Hardcore Punk. Por eso, para mí, escribir este informe era una necesidad. Es que yo viví la época de oro del Thrash, la viví en carne propia. Puedo decir que nadie me la contó, que no necesito de relatos ajenos para saber qué pasó en aquellos años gloriosos de un género que hoy goza de muy buena salud en cuanto a popularidad, pero que musicalmente ya no aporta nada nuevo. No importa esto último, pues con las genialidades hechas en los 80s, al Thrash le alcanza y le sobra para ser una de las más grandes creaciones de todos los tiempos. En fin, he aquí la primera parte del informe de un género que nació para destruir.


Motörhead:
Origen: Londres, Inglaterra. 1975/presente.

No por previsible resulta errónea la decisión de comenzar este informe escribiendo acerca de Motörhead. Al fin y al cabo, si hablamos de Speed y Thrash Metal, el comienzo fue desde acá, desde Motörhead. Todo empezó con Lemmy y su criatura, todo se generó a partir de lo que Lemmy y sus compañeros hicieron. Y lo que hicieron no tuvo precedentes en su momento. ¿Por qué Lemmy decidió pisar el acelerador, distorsionar su bajo y crear algo tan sucio y ruidoso? ¿En qué estaba pensando él al momento de convertir el Rock & Roll de los comienzos del grupo, en algo más salvaje, más violento, más todo? Tal vez haya sido el surgimiento del Punk y su desalineado estilo lo que hizo que Lemmy optara por ir más rápido. De hecho, es casi seguro que fue así, que el Punk lo inspiró para convertir a Motörhead en una máquina asesina e inspiradora de buena parte (gran parte, en realidad) del desenfreno sonoro que vendría después. Es que, si escuchamos su primer disco, si bien hay atisbos de algo más inmundo escondido bajo la superficie, no deja de ser Rock & Roll mugriento de Garage, no muy lejos de lo que hacían bandas como Dr. Feelgood o Eddie & The Hot Rods. Y de golpe se fue todo al carajo. La música mantuvo algunas cosas intactas, pero en otras, se modificó lo suficiente como para hacer que miles de jóvenes en el mundo entero enloquecieran. No era para menos, pues Lemmy, Fast Eddie Clark y Phil “Animal” Taylor enloquecieron, y con ellos su música, y con su música enloquecieron las hordas de metaleros y punks. Con Overkill fue que comenzaron a aniquilar neuronas al por mayor, metiendo un doble bombo que no daba respiro (especialmente en el tema que da título al disco), el bajo sonaba más distorsionado y agresivo que nunca, la voz más podrida y enojada, y la guitarra más ruidosa que nunca. A partir de ahí, nada volvió a ser lo mismo…por suerte. Desde ese disco, la insana necesidad de ir cada vez más rápido, de tocar cada vez más fuerte y de hacer cada vez más ruido, se volvió una carrera sin final. Pero, y aunque deseemos que esa carrera no tenga final, sí tuvo un comienzo. Y el comienzo se llama Motörhead. Ya con Ace Of Spades en las calles, y con sus atronadoras canciones convertidas en clásicos inmediatos, el panorama se vislumbraba más duro que nunca, y no tardó en concretarse. Thrash, Black, Speed, Metal Punk, Hardcore, Grindcore y toda una horda de dementes sedientos de velocidad y ruido, salieron de sus cuevas con el fin de llevar lo hecho por Lemmy al siguiente nivel, y cada vez más y más lejos. Pero, y por más ruido que hagan, por más rápido que toquen, la rudeza de Motörhead sigue siendo inigualable e inimitable.
Hay quienes dicen que Lemmy es Dios. Si observamos con atención la historia del Mundo Extremo, no hay dudas de que lo es. ¿O acaso él no es EL CREADOR?

Influencias: Dr. Feelgood, Punk Rock, AC/DC, Rock & Roll de los 50s, MC5, Garage Rock, Hawkwind.
Líricas: Sexo, drogas y Rock & Roll. Guerra, muerte, violencia, política, religión.
Discografía esencial: Overkill (1979); Ace Of Spades (1980); Iron Fist (1982).
También escuchar: Tank: Filth Hounds Of Hades (1982); Warfare: Pure Filth (1984); Speedwolf: Ride With Death (2011); Rogue Male: First Visit (1985).



Exciter:
Origen: Ontario, Canadá. 1978-1980 (bajo el nombre de Hell Razor); 1980/presente (como Exciter).

Mientras armaba la lista de bandas sobre las cuales iba (voy) a escribir, pensaba en dedicarle un espacio al grupo definitivo en la historia del Speed Metal. En algún momento contemplé la posibilidad de darle este espacio a Raven. Pero hubiera sido injusto, pues Raven, si bien fueron importantísimos en la gestación de dicho estilo, no lo definieron, no le dieron la forma que todos conocemos, y que sirvió de inspiración para muchas bandas thrashers. En cambio Exciter es sinónimo de Speed Metal desde su nacimiento mismo, aún cuando se llamaban Hell Razor y practicaban un Heavy Metal intenso y acelerado de a momentos. De a momentos luego se transformó en Acelerado Casi todo el Tiempo. Y ahí nació el Speed Metal tal como lo conocemos, cuando este gran grupo canadiense pisó el acelerador. Como su nombre indica, una de las fuentes de inspiración fue Judas Priest; más precisamente, el tema llamado “Exciter”, canción en la que Halford y los suyos comienzan a meter ritmos más veloces que lo habitual. Parece ser que el por aquel entonces trío, encontró en ese ritmo frenético su razón de ser, y apoyados en ese repiqueteo del doble bombo y el golpe repetitivo e incansable del redoblante, salieron a devastar los cerebros de los headbangers. John Ricci en guitarra, miembro que permanece al frente de Exciter hasta el día de hoy, Allan Johnson en bajo, y el demoledor Dan Beehler en batería y voz (toda una novedad para la época) creyeron conveniente hacer un Heavy Metal que sonaba como Accept tocando Fast As a Shark una y otra y otra vez, bajando de revoluciones ocasionalmente, mas nunca la intensidad. Así trajeron al mundo un estilo que sería la piedra angular (junto al Hardcore) de lo que luego conoceríamos como Thrash Metal. Digamos que Exciter fue uno de los nexos entre Motörhead y el Thrash Metal.
Con esa formación grabaron 3 discos increíbles, absolutamente imprescindibles, antes de la partida de John Ricci. Tras su salida, la banda siguió, pero dándole a su propuesta un tinte más melódico. Tras algunos cambios de formación (ya con Beehler como baterista solamente), un disco más sobre sus espaldas, más un breve hiato, Ricci volvió a la banda, y el Speed Metal volvió a su lugar. Y no sólo el Speed Metal le debe todo (o casi todo) a esta banda; el Power Metal también mantiene una deuda eterna con Exciter, sobre todo en lo concerniente a lo rítmico. Pero aquí no vamos a hablar de Power Metal, sino de Speed y Thrash. Y si hablamos de Speed y Thrash, pocos pueden con Exciter. A pesar de no haber recuperado nunca más el brillo alcanzado en sus primeros discos. A pesar de que su popularidad decreció a la para que decrecía la popularidad del género. A pesar de que durante años, el Speed Metal fue ninguneado, y aún hoy lo es por las nuevas generaciones (no todos los nuevos headbangers han aprendido a valorar y disfrutar de este tipo de música), a pesar de todo eso, Exciter sigue en pie, aunque sólo quede Ricci como miembro sobreviviente de la formación original. Aún sigue siendo una aplanadora, aún sigue siendo un gran grupo. La violencia y la fuerza siguen intactas, y ellos siguen siendo verdaderos maníacos del Heavy Metal. Que así siga siendo por mucho tiempo más.

Influenciados por: Motörhead, Judas Priest, NWOBHM, Black Sabbath, Saxon.
Líricas: Metal, guerra, muerte, odio, violencia.
Discografía esencial: Heavy Metal Maniac (1983); Violence & Force (1984); Long Live The Loud (1985).
También escuchar: Anvil: Metal On Metal (1982); Raven: Wiped Out (1982); Abattoir: Vicious Attack (1985); Détente: Recognize No Authority (1986).



Metallica:
Origen: California, USA. 1981/presente.

Si hay una banda sobre la cual albergo un cúmulo de sensaciones y opiniones ambivalentes, esa banda es Metallica. Así como puedo pronunciar elogios más que merecidos, puedo criticarlos con dureza cuasi violenta, pues así ha sido (y es) mi relación con Metallica: de contrastes, de luces y sombras. Pero este informe tiene como fin rendirle homenaje a las bandas que hicieron cosas importantes tanto por el Thrash como por el Speed. Y Metallica fueron, son, y serán una banda sumamente importante. Más allá de las controversias, de las acusaciones de vendidos y traidores por parte de algunos sectores del mundo del Metal. Más allá de que musicalmente se vinieron a pique hace mucho tiempo ya, y a pesar de que ninguno de los miembros antiguos se muestra en gran forma, Metallica es Metallica, y en vivo lo siguen demostrando.
Contribuyeron a crear el Thrash, y lo difundieron en el mundo entero. Crearon discos inolvidables, y atrajeron a nuevos fans al mundo del Metal, muchos de ellos provenientes del ámbito del Hardcore, jóvenes que derribaron las barreras que dividían un género (el Metal) del otro (el Hardcore Punk). A la par de Exodus y Slayer, crearon una escena, la californiana, escena que tuvo su epicentro en la Bahía de San Francisco, en donde se originó el Bay Area Thrash. Lanzaron el primer disco de Thrash Metal de la historia (Kill´em All), algo que demuestra que Metallica estuvieron tocados por la varita mágica desde un comienzo. Es que, según cuenta la historia, el primer disco thrasher de la historia iba a ser el colosal Bonded By Blood de Exodus. Mas la mala fortuna de Gary Holt y los suyos posibilitó que sea el debut de Metallica el disco que daría el puntapié inicial al Thrash Metal de manera oficial en la industria de la música. Y, por si fuera poco, sentaron las bases del género, incorporando ideas, elementos, sonidos y hasta una estética que sirvió de inspiración para miles de headbangers en el mundo entero. En lo musical, la mejor etapa del grupo está íntimamente ligada a Cliff Burton, quien con su talento inagotable dotó al grupo de armonías e ideas completamente innovadoras. A la par de Cliff siempre estuvo el innegable talento de James Hetfield, dueño de una voz inconfundible, y aun sin ser un gran cantante, el tipo se las ingenió para crear melodías vocales memorables. Sumado a eso su enorme capacidad compositiva, sobre todo en lo concerniente a los riffs y a las estructuras de las composiciones. Junto a Cliff crearon un tándem compositivo fabuloso, sin obviar el aporte de los demás integrantes. Entre esos integrantes vale hace mención de Lars Ulrich, el visionario que dio vida a la banda, y que usó su verborragia y su carácter inquieto para promover y mover al grupo en el mundo entero
Tras la muerte de Burton, Metallica grabaron un solo disco de Thrash verdadero, el elaborado …And Justice For All, en donde ¡oh casualidad! No se escuchaba el bajo (ya en manos del ex Flotsam & Jetsam Jason Newsteed). Luego de ese disco, Metallica comenzó a tocar Heavy Metal hecho y derecho, algo que queda claro con sólo escuchar “El Álbum Negro”, y, posteriormente, a experimentar y fallar en repetidas ocasiones, ya sin quedar rastros de su pasado thrasher en su propuesta. Ya en el siglo 21, Metallica intentaron volver a las raíces, pero para quien esto escribe ese intento resulta demasiado calculado y poco creíble, tal como la mayoría de las decisiones y acciones que Metallica han tomado y llevado a cabo en los últimos 20 años. Hoy, Metallica está más cerca de ser un chiste de mal gusto que la gran banda que fue. Pero su pasado permanece impoluto, intocable. Y con el paso del tiempo se agiganta más y más. Tanto se ha agigantado ese pasado, que a los integrantes de Metallica no les quedó otra que echar mano a ese pasado.

Influenciados por: Motörhead, Judas Priest, Diamond Head y la NWOBHM en general, The Misfits, Discharge, Mercyful Fate.
Líricas: Guerra, corrupción, muerte, ira, problemas internos del individuo.
Discografía esencial: Kill 'Em All (1983); Ride The Lightning (1984); Master Of Puppets (1986).
También escuchar: Corrosion Of Conformity: Blind (1991); Airdash: Hospital Hallucinations Take One (1989); Wrathchild America: 3D (1991); Potential Threat: A New Threat Level (2009).




Megadeth:
Origen: California, USA. 1983/2002; 2004/presente.

Aunque Mustaine no pueda controlar su resentimiento, la verdad es que lo mejor que le pudo haber pasado al Thrash es que Mustaine haya sido despedido de la banda de Ulrich y Hetfield (echado, más precisamente, por éste último). Ese resentimiento, esa sed de venganza y su necesidad por demostrarle al mundo cuan grande había sido el error de Metallica al prescindir de sus dotes como guitarrista y compositor, llevaron a Dave Mustaine a crear un grupo revolucionario y fascinante por donde se lo mire, en su etapa netamente thrasher. Su capacidad para crear canciones tan furiosas como refinadamente elaboradas hicieron de Megadeth una de las bandas más excitantes del mundo durante muchos años. Claro, nada pudo haber hecho el Colorado de no haber estado rodeado por músicos competentes. Ya en su primera formación, Megadeth disfrutó de un baterista fenomenal como Gar Samuelson, una verdadera bestia que destrozaba parches y platillos con clase y rabia al mismo tiempo. Chris Poland acompañó a Mustaine en un dueto de guitarras memorable, el cual hizo maravillas en los dos primeros discos del grupo (lo mismo que Samuelson). Y, obviamente, Dave Ellefson, eterno bajista del grupo, una muralla sonora y rítmica rebosante de precisión, sosteniendo al grupo con su pulso perfecto. ¿Y qué decir de la formación más popular, con Nick Menza en batería y el virtuoso de Marty Friedman en guitarra? ¿Qué decir de los intrincados pasajes que el cuarteto parió para dar forma a un disco colosal como Rust In Peace? No olvidemos a Chuck Behler (baterista) y Jeff Poland (guitarra), efímeros integrantes que aportaron lo suyo, sin lucir, para que So Far So Good…So What! se convirtiera en lo que es: un gran disco. Esas tres formaciones, y los 4 discos grabados entre el 85 y el 90, convirtieron a Megadeth en una banda trascendental, enorme. La riqueza técnica, la complejidad de sus composiciones, el poder gigantesco que se desprende de las mismas, la personalidad impar de la banda, y un Mustaine prendido fuego, pasando por EL MOMENTO de su vida, en lo referente a la música, nos permitieron (y aun hoy lo hacemos) disfrutar de un grupo que llegó a la cima del mundo haciendo Thrash Metal.
Luego de esta gran etapa, Mustaine sacó a relucir su amor por la NWOBHM, y, quizás haciéndose eco de la decadencia del Thrash, tomó el timón y llevó a su banda hacia aguas menos turbulentas, mucho más orientada su propuesta hacia el Heavy Metal más tradicional. Eso hasta la edición del controvertido Risk. Tras una breve separación, Megadeth volvió al ruedo editando un disco con el que se acercaron a sus orígenes, mas se trató de un acercamiento no muy profundo, aunque el disco en cuestión es bueno (The System Has Failed). A partir de ahí, Megadeth dejó de ser la banda brillante que alguna vez fue, lejos del Thrash virtuoso que inspiró a muchas de las bandas más técnicas del estilo. Pero, y más allá de que a mi Megadeth dejó de resultarme interesante hace muchos años, nadie, pero nadie puede negar que Mustaine y los suyos le dieron al Thrash una vuelta de tuerca tan retorcida como genial, y que pocos han logrado ponerse al nivel de semejantes obras.   

Influenciados por: NWOBHM, Música Clásica, Metallica, Judas Priest, Dead Kennedys, Sex Pistols, Mercyful Fate.
Líricas: Guerra, muerte, problemas personales, política.
Discorgafía esencial: Killing Is My Business…and Business Is Good! (1985); Peace Sells...but, Who´s Buying? (1986); Rust In Peace (1990).
También escuchar: Fatal Opera: Idem (1995); Bitter End: Harsh Realities (1990); Tourniquet: Psycho Surgery (1991); DeadXHead: Regressive By Default (2006).



Slayer:
Origen: California, USA. 1981/presente.

La banda que puso (muchos de) los cimientos sobre los cuales se creó el Death Metal, es, a su vez, una de las bandas de Thrash Metal más poderosas que jamás hayan existido. Si bien en sus comienzos Slayer no fue una banda de Thrash puro (su música era demasiado oscura, brutal y podrida como para ser simplemente Thrash, y con escuchar los discos grabados hasta Reign In Blood inclusive eso queda más que claro), la esencia thrasher siempre fue parte fundamental en la propuesta del grupo. Y con la edición del enorme South Of Heaven eso quedó muy claro. Bajaron los decibeles en algunos aspectos, pero mantuvieron intacta la potencia devastadora de su música. Los ritmos bajaron ostensiblemente, ya no imperaban los ritmos veloces y despiadados, y en su lugar aparecieron con mayor fuerza los medios tiempos utilizados como rompecuellos implacables. Las guitarras dejaron de lado el riffeo frenético, desaforado, en donde escupían notas a mansalva, como si se tratase de una yugular destrozada exulsando hectolitros de sangre. Y la voz de Araya se volvió un poco más clara, pero igual de maligna. Y las letras abandonaron tópicos tales como sangre, desmembramientos, necrofilia, profanación de tumbas e incluso el satanismo del enorme Show No Mercy. En su lugar se dio lugar preponderante a la guerra, los embates antirreligiosos, mas sin caer en la locura de los primeros trabajos, y la muerte se mantuvo como temática central, pero sin los excesos asquerosamente explícitos de antaño. Todo se mantuvo en su lugar para que Slayer siguiera siendo Slayer, pero se movieron algunas piezas para que Slayer siguiera en la cima. Claro que para mantenerse en dicha cima, había que seguir creciendo. Y seguir creciendo en la senda de, por ejemplo, Reign In Blood, hubiera implicado que Slayer se convirtiera en un grupo de Death Metal al 100%. Eligieron otro camino, menos bestial pero igual de poderoso en todos los aspectos. Y así editaron dos discos que nadie, pero nadie que ame el Thrash puede ignorar. Y giraron por el mundo entero, demostrando que, sobre un escenario, es casi imposible lograr ponerse al nivel de estos verdaderos criminales de guerra. Pocas bandas, o mejor dicho, muy pocas bandas han logrado sonar tan duras, malvadas y reales como los Slayer.
¿Cuántas bandas fueron influenciadas por ellos? ¿Cuántos han vendido su alma al Diablo con la idea de que el Maligno les de aunque sea una ínfima parte del talento de Hanneman y King para componer riffs descomunales? ¿Cuántos bateristas darían lo que no tiene con tal de, al menos por un rato, tocar como Dave Lombardo? ¿Cuántos cantantes de Thrash han intentado transmitir la rabia transmitida por Araya, con sus fraseos pronunciados a mil por hora, y han perdido en el intento? No hay manera, nunca la hubo. Slayer nacieron para ser únicos e incomparables, como si su existencia hubiera estado predestinada por alguna Divinidad maléfica, la cual les encomendó crear la música que le rindiera culto a dicha Divinidad Oscura.
Hoy Slayer se encuentra diezmado tras la muerte del entrañable Jeff Hanneman (el alma del grupo, en cuanto a lo compositivo) y la salida para nada prolija de Lombardo. Si bien el puesto de Hanneman está en manos de un genio del Thrash (ni más ni menos que Gary Holt, el padre de Exodus), lo cierto es que su ausencia ha dejado un vacío monstruoso. Y si bien Lombardo ya tiene reemplazante (¿o reemplazantes? Con Kerry King y sus ansias de control absoluto, nunca se sabe) en la piel de Paul Bostaph (quien ya supo reemplazar al cubano), lo concreto es que Bostaph posee una gran técnica, pero carece de eso que sólo posee Lombardo. Tal vez el destino de Slayer sea convertirse en una caricatura de sí mismos. Tal vez el fin del grupo este a la vuelta de la esquina. O quizás nos sorprendan y vuelvan a demostrar que, pase lo que pase, Slayer es Slayer.

Influenciados por: Judas Priest, Black Sabbath, Venom, D.R.I., Mercyful Fate.
Líricas: Guerra, religión, muerte, política.
Discografía esencial: South Of Heaven (1988); Seasons In The Abyss (1990).
También escuchar: Sacrifice: Torment In Fire (1986); Anihilated: The Ultimate Desecration (1989); Whiplash: Ticket To Mayhem (1987); Anialator: Two in One (1990).




Anthrax:
Origen: New York, USA. 1981/presente.

A veces puede resultar previsible escribir/hablar acerca de los grandes del Metal. Pero no por previsible deja de ser justo reconocer la importancia de un grupo como Anthrax. Vamos por partes, pues la historia de Anthrax va más allá del Thrash. Los neoyorkinos, nacidos como banda por decisión de Scott Ian y Danny Lilker. Más cercanos al Speed Metal y a la NWOBHM, los neoyorkinos abrieron la senda que serviría para el surgimiento de otras bandas similares en la Gran Manzana (junto a Overkill, de quienes ya nos encargaremos). Sonaban fuerte y rápido, pero no llegaban a ser un grupo netamente thrasher en el comienzo de la historia. Pero con un nombre como el que adoptaron, la agresividad tenía que ir en progreso. Así fue que Anthrax pasaron del Speed Metal con inclinaciones thrashers, al Thrash Metal sin escalas. Obvio, no es sensato pedirle a un grupo que haya sonado 100% thrasher en 1981, siendo que el Thrash aun no existía. Y Anthrax son una fiel representación de la evolución a la que se sometieron los pilares del género que partió la historia del Metal en la mitad de los 80s. Claro, el Hardcore tuvo mucho que ver en esa necesidad de Ian y los suyos por sonar más fuertes y veloces. El NYHC (New York Hardcore) esencialmente, marcó a los neoyorkinos, quienes ya de por sí tocaban rápido y fuerte. Cambios de formación, llega el primer disco, y tras su edición, más cambios. Ahí cambian hacia el Thrash de manera rotunda. Fistfull Of Metal, el debut de Anthrax, contiene el germen, mantiene la impronta y la furia, pero no llega a ser un disco totalmente thrasher, aunque posea muchos pasajes que, indudablemente, encajan dentro del género. No, fue con la llegada de Joey Belladona a la voz y la conformación de su formación más famosa que Anthrax se convirtió en un grupo de Thrash Metal de primera línea mundial, haciendo gala de un estilo y sonido absolutamente inconfundibles. La frescura que se desprendía (y aun hoy mantienen) sus canciones. Esa energía desbordante que incita al mosh enloquecido, que provoca que el cuerpo no pueda quedarse quieto. Esa cosa tan Hardcore colándose por aquí y por allá, y el gancho irresistible que poseen sus creaciones a partir de Spreading The Disease, pusieron a Anthrax en una situación que para muchos resultaría estresante, pero que a ellos los impulsó a seguir creciendo. Ni hablar de la parte estética: las bermudas coloridas, el completo alejamiento de los cánones estéticos clásicos del Thrash, y la actitud con que vestían esas prendas, los convirtieron en un ejemplo para muchos, y en algo aborrecible para otros.
Si bien en toda la segunda mitad de los 80s mantuvieron la fórmula thrasher de Anthrax inalterable, arriesgaron a su manera, con ese desenfado tan de ellos, y demostraron que de nada servía aferrarse a la idea rígida que muchos thrashers poseían acerca de lo que Anthrax debía ser. Con el Ep I'm the Man incursionaron en el Rap, y luego lo repitieron en el 91, ya con los legendarios Public Enemy como invitados. A partir de ahí a todos nos quedó claro lo siguiente: en cualquier momento los neoyorkinos pegaban el volantazo y abandonaban a ese género que nació gracias a ellos, entre otras bandas.
Con la partida de Belladona, el cambio llegó con la edición del fabuloso Sound Of White Noise y el Thrash dejó resabios, mas dejó de ser la estrella. Más Groove, más melodía, menos velocidad y un sonido más gordo, resaltando la increíble voz de John Bush (Armored Saint), aparecieron en el mapa musical del grupo, y con ello marcaron las pautas a seguir en los 90s. Aunque muchos los condenen por dicho cambio, lo cierto es que Anthrax siempre fueron libres e inteligentes. Vieron que el Thrash caía en el ocaso, y para ellos, seguir en dicho camino hubiera significado hundirse en el ostracismo. Contrariamente a bandas como Metallica, Anthrax cambiaron y acertaron. De hecho, en los 90s las cosas hubieran sido muy distintas de no ser por lo hecho por Anthrax (junto a otros neoyorkinos, Prong, y Pantera, claro está). Pero es su etapa thrasher la que nos lleva a incluirlos en este informe. Es su obra más poderosa la que hace que no podamos obviarlos de ninguna manera, pues hacerlo sería incurrir en un error digno de un idiota.
Hoy Anthrax apelan a la nostalgia, algo que quedó expuesto cuando Belladona regresó al grupo en el 2005 (de manera temporal), y se confirmó cuando en el 2010 Belladona entró al grupo por tercera vez. Llegó el Big Four, el revival thrasher llegó a su pico de popularidad, y Anthrax, ni lerdos ni perezosos, lanzaron un nuevo álbum, el primero en 8 años, llamado Worship Music, en el cual vuelven a hacer…Thrash Metal. Personalmente no me parece una decisión muy natural que digamos. Al igual que Death Magnetic de Metallica, considero que este nuevo opus de Anthrax es calculado hasta decir basta. Pero ¿quién puede objetarles que vuelvan a tocar la música que, al fin y al cabo, ellos crearon? Además, con lo hecho entre 1985 y 1991, se ganaron su lugar en el Olinpo del Thrash de por vida.

Influenciados por: Judas Priest, Kiss, NWOBHM, Black Sabbath, Hardcore neoyorkino, Speed Metal, D.R.I.
Líricas: Humor, relatos de Stephen King, Antifascismo, la vida en sí, problemas internos del individuo.
Discografía esencial: Spreading The Disease (1985); Among The Living (1987); State Of Euphoria (1988).
También escuchar: Indestructible Noise Command: The Visitor (1988); Municipal Waste: The Art Of Partying (2007); Acid Reign: Moshkinstein (1988); Dr. Living Dead!: Idem (2011).




Exodus:
Origen: California, USA. 1980/1993; 1997/1998; 2001/presente.

Si hablamos de Thrash Metal, hay una banda que es mi debilidad. Y esa debilidad se llama Exodus. Los motivos por los cuales profeso este amor por la banda liderada por Gary Holt son varios, y los voy a explicar, pues creo que es mi manera de hacerle justicia al grupo que es, a mi parecer, la banda de Thrash Metal más grande de la historia.
Primero que nada, Exodus fue la primer banda thrasher de la historia. Exodus nació un año antes de que naciera Metallica, grabaron el primer disco de Thrash Metal puro (Bonded by Blood), y de no ser porque los problemas con el sello encargado de editar esa joya impidieron que ese álbum viera la luz antes que Kill´em All de Metallica, hoy la cosa sería muy distinta. Además, Kirk Hammet, quien se hizo famoso tras reemplazar a Dave Mustaine en Metallica, salió de Exodus y, por si esto fuera poco, tomó “prestada” una parte de uno de los primeros temas de Exodus, parte que luego fue a parar en un clásico de Metallica: Creeping Death. Pero no sólo por eso considero a Exodus LA BANDA de Thrash. Otra razón es que Holt y los suyos siempre hicieron Thrash, nunca abandonaron el barco buscando otros rumbos musicales. Tal vez con el controvertido Force Of Habit Holt y compañía ahondaron más en el Heavy Metal y el Groove, pero en ningún momento dejaron de lado su esencia. Y esto quedó en claro en cada uno de los regresos del grupo, situaciones que le permitieron a Exodus demostrar que para ellos el Thrash es una forma de ser y hacer música, y no una pose. Y ya que hablamos de Pose ¿acaso no fue Paul Baloff, el legendario cantante original de Exodus el que hizo famosa la frase Kill The Posers, luego acuñada por todos los thrashers del mundo? ¿Acaso no fueron ellos quienes definieron el sonido de la Bay Area, ese que luego sería el sonido y estilo emblemático del Thrash? Y, por supuesto, grabaron varios de los mejores discos thrashers de todos los tiempos, discos imprescindibles que son, desde su edición y hasta el día de hoy, la Quintaesencia del Thrash, tal como lo es Exodus.
Su segundo regreso, en el año 2001, puso las cosas en su lugar, y, de paso, cerraron muchas bocas (Exodus fueron ninguneados durante años por aquellos payasos que consideran que los Grandes del Thrash son los que integran el Big 4. Son los mismos payasos que, cuando el Thrash “pasó de moda”, se convirtieron en fans del Nü Metal, de Fear Factory, el Groove Metal, y dejaron de lado su look thrasher para ponerse al día con la moda metalera imperante), y se ganaron el respeto de aquellos que los ignoraron, consciente o inconscientemente, durante décadas. Lanzaron placas formidables (ya sea con Baloff, el adorable Steve Zetro Souza o el actual Rob Dukes, tres cantantes que encajan y encajaron perfecto dentro del estilo del grupo), sacaron a relucir todo el poder monstruoso que siempre fue característica distintiva de su estilo, y ridiculizaron a Metallica y Megadeth, incapaces hoy de tocar verdadero Thrash con la furia con que dicha música debe ser tocada. A tal punto llega la grandeza de Exodus, y a tal punto llegan las injusticias cometidas en contra de ellos, que el mismo Dave Mustaine dijo que el Big Four no tenía mucho sentido sin la presencia de Exodus.
Muchos ven la incorporación del Dios del Thrash (Gary Holt ¿alguna duda de que lo es?) como reemplazante de Jeff Hanneman en Slayer –como empleado, cabe aclararlo-, como un reconocimiento a su trayectoria, a su grandeza. Tal vez sea así, tal vez sea una manera de reconocerle y agradecerle todo lo hecho junto a SU BANDA. Pero el reconocimiento para un grupo tan grande, con tantos huevos y tanta dignidad, va mucho más allá de este hecho (que Holt toque en Slayer). Exodus es mucho más importante, y más grande que eso.

Influenciados por: Judas Priest, Black Sabbath, AC/DC con Bon Scott, Accept, Motörhead, NWOBHM, Hardcore de principios de los 80s.
Líricas: Guerra, corrupción, violencia, horror, muerte, religión.
Discografía esencial: Bonded By Blood (1985); Pleasures of the Flesh (1987); Fabolous Disaster (1989).
También escuchar: Bonded By Blood: Feed The Beast (2008); Hatriot: Heroes Of Origin (2013); Piranha: Big Fucking Teeth –demo (1988); Heathen: The Evolution of Chaos (2009).




Testament:
Origen: California, USA. 1983/1986 (como The Legacy); 1986/presente.

En la parte dedicada a Exodus hicimos mención al Big 4. Está claro que no debería el Big 4, sino Big 6 o Big 7, pues hay bandas que no pueden quedar afuera, si hablamos de los grandes del Thrash. Testament, al igual que Exodus, no son grandes: son Titanes. Son de esas bandas a las cuales el Thrash les debe tanto, pero tanto, que deberíamos hablar primero de Exodus y Testament antes que de Metallica (con todo el respeto que se merece Metallica por lo hecho en los 80s). Testament no puede ser puesto por debajo de ninguna banda de Thrash de la primera línea. Los de Oakland, California, están en la cima del género desde hace muchos, demasiados años, y voy a explicar el por qué. Bajo el nombre de The Legacy contribuyeron a poner los cimientos del género, allá por 1983, cuando la escena Thrasher por excelencia (la de la Bay Area) aun no era tal cosa. Eric Peterson se puso a buscar compañeros para crear su banda de Thrash Metal, y si bien no encontró la formación que él deseaba de entrada, el tipo tuvo la perseverancia y el ojo lo suficientemente aguzado como para dar en la tecla al momento de elegir a sus compañeros. No sólo que se apuntó a Steve “Zetro” Souza como primer cantante (quien luego dejaría el grupo para unirse a los otros titanes, Exodus, tras la partida de Paul Baloff), sino que consiguió los servicios de un virtuoso de las 6 cuerdas, el excelso Alex Skolnick, quien por aquel entonces venía de tomar clases con otro virtuoso: Joe Satriani. Tras grabar su primer demo, y tras haber grabado las pistas de batería, el baterista original del grupo llamado Mike Ronchette, dejó su puesto a Louie Clemente. A partir de allí la cosa empieza a tomar la forma que todos conocemos (y muchos amamos), pues Clemente termina por conformar un tándem rítmico increíble junto a Greg Christian (bajo), tándem que haría que miles de thrashers en el mundo entero destrocen sus cuellos, y padezcan las consecuencias de tanto headbanging hasta el día de hoy. Y, tras las partida de Souza hacia las filas de Exodus, el bueno de Peterson volvió a acertar; llamó a Chuck Billy, con quien la banda no sólo encontró su formación más famosa, sino que terminó de delinear el sonido que los haría mundialmente famoso. Cambio de nombre (The Legacy estaba registrado por un grupo de Jazz), pasan a llamarse Testament, firman contrato con Megaforce y la Bestia sale a comérselos a todos…vivos. ¿Cuántos grupos pueden jactarse detener en su currículum un disco debut como The Legacy? ¿Cuántos, tras editar un debut tan espectacular, pierden la brújula y, por ende, el rumbo? A Testament no le pasó eso, pues tras el debut lanzaron dos discos de esos que hacen época: The New Order y Practice What You Preach. Lo que a muchos les costaría toda una vida conseguir, ellos lo consiguieron en sus 3 primeros discos, y lo mantuvieron en los siguientes.
¿Cuántos grupos pueden inflar el pecho y decir que tienen a una de las duplas de guitarras más incendiarias, creativas y originales que jamás hayan existido en la historia del Thrash? Testament pueden decirlo orgullosos, pues los riffs y los solos creados por la dupla Skolnick-Peterson (cada uno con su estilo, distintos entre sí, pero ambos geniales y compatibles) son trascendentales, están por encima de la línea del tiempo en el que fueron creados. Ni qué hablar de la voz de Chuck, aguardentosa, poderosa, estremecedora, pero melódica, capaz de emitir rugidos feroces para luego sacar a relucir toda su calidad con melodías exquisitas (escúchenlo cantar The Ballad). ¿Cuántos grupos pueden pasar del Thrash de la Bay Area al Death Metal, tal como hizo Testament en la segunda mitad de los 90s, sin perder ni personalidad ni calidad en el intento? Pocos, y Testament están dentro de ese selecto grupo. Ni los cambios de formación que en algún momento de la historia arreciaron al grupo, ni la enfermedad de Chuck Billy (estuvo enfermo de cáncer, y sobrevivió). Ni la decadencia del Thrash en los 90s, ni el desinterés de los medios por este tipo de música, ni la bastardeada de los mismos sellos discográficos que otrora se pelearon por ficharlos, pudieron doblegar el espíritu de un grupo gigante. Nada de lo anteriormente citado pudo con la valentía y la honestidad, las convicciones de una banda que es más de lo que se cree, pero que tienen menos de lo que se merecen. Mas tamaña injusticia no puede opacar jamás el brillo de uno de los verdaderos Titanes del Thrash.  

Influenciados por: Metallica, Exodus, Motörhead, Judas Priest, NWOBHM, Overkill, Mercyful Fate.
Líricas: Corrupción, vida/muerte, la sociedad, política, muerte, Lo Oculto, sufrimiento.
Discografía esencial: The Legacy (1987); The New Order (1988); Practice What You Preach (1989).
También escuchar: Mortal Sin: Face Of Despair (1989); Defiance: Void Terra Firma (1990); Dublin Death Patrol: DDP 4 Life (2007); Havok: Time Is Up (2011).




Overkill:
Origen: New Jersey, USA. 1980/presente.

Dos bandas norteamericanas estuvieron antes que todos los demás grupos thrashers. Uno de esos grupos fue Exouds. Overkill fue el otro, y esto está fuera de discusión: ambas bandas marcaron el camino. Luego se sumaron otros grandes, con muy poco tiempo de diferencia entre el surgimiento de Overkill y la banda de Holt, y los demás (llámense Metallica, Slayer o Anthrax). Pero la realidad es que, por una cuestión meramente cronológica, nadie puede negar que Overkill fue una de las primeras bandas thrashers de la historia. Seguro que en sus primeros días, la banda de Bobby Ellsowrth estaba más cerca de los sonidos provenientes de Inglaterra (la New Wave of British Heavy Metal) que del Thrash en sí. Pero fue la fusión entre el Metal que reinaba en Inglaterra, más la clara influencia de la aplanadora teutona (Accept), y el indisimulable acervo Hardcore Punk que poseían los integrantes del grupo, lo que impulsó el nacimiento del Thrash Metal. Mezclando todo eso, más la contundencia y velocidad con que los de New Jersey atacaban con su música, fue que el Thrash fue delineándose, tomando color y forma. Esa velocidad no provenía del Metal, precisamente, sino del pasado de algunos de sus integrantes, más precisamente, DD Verni, legendario bajista del grupo, y Rat Skates (baterista original del grupo), quienes formaron parte del grupo Punk The Lubrincunts. A ellos se unió un Metalhead de raza, tal es el caso de Bobby Blitz Ellsworth, quien trajo su voz a la Udo (Accept), para terminar de conformar (junto al posteriormente guitarrista de Anthrax Dan Spitz) la primer encarnación del grupo. Pero no fue hasta tiempo después de haberse formado la banda que el Metal apareció definitivamente en el camino del grupo. En sus comienzos, los comandados por Verni hacían covers de The Dead Boys, The Ramones y The Subhumans (de quienes aun hoy siguen versionando el clásico Fuck You), algo que se modificó cuando Overkill decidieron incorporar canciones de Judas Priest, Riot y, claro está, Motörhead a su repertorio. De esa pasión por ambos estilos (Punk y Metal) salió la necesidad de mezclar ambos géneros. Y de esa mezcla no podía nacer otra cosa que el Thrash. Un Thrash Metal que nunca dejó de evolucionar, y que con su formación más popular (con Bobby Gustafson como guitarrista, más Rat, Ellsworth y Verni) dio vida a discos trascendentales, con los cuales se ganaron una legión de seguidores, el respeto de la prensa especializada y la admiración de sus pares. Sin embargo –otra injusticia más, y van…- Overkill nunca fueron parte de la primera línea del género, algo asquerosamente absurdo si tenemos en cuenta que los de New Jersey estuvieron que Metallica, por dar un nombre. Mas Overkill jamás bajaron los brazos, al punto tal de no haberse separado nunca. Sufrieron muchos cambios de formación, e inclusive modificaron su estilo en los 90s, buscando aggiornar su propuesta a los sonidos que dominaban en dicha década. Y si bien los discos editados a partir de 1993 hasta finales de los 90s no son la gran cosa (indudablemente, lo de ellos es el Thrash 100% Overkill, a pesar de las buenas intenciones exhibidas en los álbumes de los 90s), sirven para confirmar que lo de Overkill no sólo se basa en las –muy- buenas canciones de sus mejores épocas, sino, también, en otras virtudes que jamás perdieron: la perseverancia, la honestidad, el amor inagotable por lo que hacen, y una entrega enorme sobre el escenario. Esto último les permitió mantener una base de fans fieles en el mundo entero, tal vez, el mejor premio para un grupo de guerreros de verdad.
Hoy siguen haciendo la suya, sin renunciar a lo que son, a lo que siempre fueron, y a lo que mejor saben hacer: Thrash Metal, a su manera, con su impronta, y sin deberle nada a nadie. Al fin y al cabo, los creadores rara vez están en deuda con sus discípulos.

Influenciados por: Motörhead, Accept, Hardcore Punk, Judas Priest, Black Sabbath, Riot.
Líricas: La sociedad, contaminación ambiental, política, fantasía, Metaleros y Punks hermanados, guerra.
Discografía esencial: Feel The Fire (1985); Under The Influence (1988); The Years Of Decay (1989).
También escuchar: Xentrix: For Whose Advantage? (1990); Hades: If At First You Don´t Succeed (1988); Onslaught: The Force (1986); Speed Kill Hate: Acts Of Insanity (2004).



Kreator:
Origen: Essen, Alemania. 1982/presente.

Dejemos de lado los Estados Unidos, la Bay Area y todo eso, al menos por un rato. Viajemos –imaginariamente- a Europa. Más precisamente, nos centremos en Alemania, país que terminó siendo LA REFERENCIA si hablamos de Thrash europeo. ¿Por qué digo esto? Porque los europeos se caracterizaron, de entrada, por tocar un Thrash más crudo, extremo y ríspido que el norteamericano, sobre todo en el tratamiento vocal. Una de las razones se puede encontrar en un género llamado Black Metal. Bandas como Venom (Inglaterra), Bathory (Suecia), Hellhammer/Celtic Frost (Suiza), y Mercyful Fate (Dinamarca), pusieron las bases sobre las cuales se apoyó todo el Metal Extremo europeo, incluido el Thrash. A eso hay que sumarle que bandas Punks como Discharge, The Exploited y G.B.H. son europeas también, y que fueron una gran influencia en las agrupaciones thrashers europeas. ¿Resultado? Grupos como Kreator, una banda que terminó siendo una referencia ineludible para los grupos thrashers más candentes del planeta, y que con su segundo disco, el explosivo Pleasure To Kill, marcó a muchos músicos que luego serían parte de la explosión death metalera de fines de los 80s, principios de los 90s.
Nacidos bajo el nombre de Tormentor, los teutones se inspiraron en bandas como Venom, y dieron rienda suelta a un vendaval sonoro que dio origen a la definición Música Podrida, y que tuvo a sus colegas de Sodom y Destruction como compañeros de andanzas, definiendo entre los 3 el afamado (y aclamado) Thrash Teutón. Mas Kreator tuvo (y tiene) motivos para destacarse por sus propios méritos, más allá de haber sido parte de la avanzada germana. La voz de Mille Petrozza, rasposa y monótona, fue una de las marcas distintivas de la música de Kreator, debido a la desprolija agresividad de la misma, algo habitual en el género, pero que, en este caso, dotaba a la música de Kreator de un grado de extremismo inusual. El mismo Petrozza, junto a su ocasional compañero en la dupla de guitarras, fue, y es, el encargado de disparar riffs incandescentes, directos y arrolladores, sobre una base rítmica poco proclive a los cambios de ritmo, más bien machacante e intensa a más no poder. Los solos son tan desprolijos, que mas que solos parecen notastocadas a mil por hora, a cargo de algún demente poseído por el frenesí, metiendo palancazos a más no poder.Con esas armas salieron los de Essen a destrozar tímpanos, y lo lograron. Con esa propuesta se ganaron el amor incondicional de thrashers, blackers de la primera ola, y, posteriormente, las huestes death metaleras.
Eso fue en los 80s, época en la que Kreator lanzó discos seminales y se convirtieron en un grupo de primera línea. Pero resulta que Petrozza (junto a su fiel compañero Jürgen “Ventor” Reil, eterno baterista del grupo, reemplazado dos veces en la historia de la banda, pero que siempre vuelve) no es un tipo que ame los convencionalismos, ni es propenso a aferrarse a una fórmula y repetirla hasta cansar. Al tipo le gusta experimentar, y Kreator, al ser SU BANDA, es su vehículo para hacer lo que se le cante. Así paseó a su grupo por el Metal Industrial (con el disco Renewal), flirteó con los sonidos que imperaban a finales del siglo XX, en el disco Endorama (controvertido como pocos es este disco), probando con ritmos cercanos al Gothic Metal, melodías accesibles y atmósferas más “elegantes”, y en su último disco hasta la fecha Phantom Antichrist, incurre en los aspectos más épicos del Metal, dejando de lado parte de la agresividad thrasher que habían reencontrado. Pero Kreator siempre vuelve a su primer amor: el Thrash. No importa que rumbo tomen, ellos, tarde o temprano, vuelven a las raíces. Por supuesto, nunca más volvieron a sonar tan extremos cono en sus años dorados (los 80s); pero eso no les impidió lanzar discos de puro Thrash Metal, con un sonido más moderno, e incluso, con canciones más acordes a lo que impera hoy. Pero con la clase y la energía intacta, como suele suceder con bandas tan grandes como Kreator.

Influenciados por: Venom, Warfare, Motörhead, Hardcore Punk, Celtic Frost, Raven, Iron Maiden.
Líricas: Muerte, polución, guerra, religión, revolución, caos, violencia.
Discografía esencial: Pleasure To Kill (1986); Extreme Aggression (1989); Coma Of Souls (1990).
También escuchar: Hypnosia: Extreme Hatred (2000); Merciless Death: Evil In The Night (2006); Assassin: The Upcoming Terror (1987); Exumer: Possessed by Fire (1986).



Sodom:
Origen: Gelsenkirchen, Alemania. 1981/presente.

Dijimos que una de las diferencias más claras entre en Thrash europeo y el norteamericano reside en la enorme influencia que el Black Metal de Venom ejerció sobre los europeos. He aquí un ejemplo acabado de esto último que digo: Sodom. No sólo que son una de las bandas más representativas del Teutonic Thrash, sino que son uno de los emblemas del Thrash del Viejo Continente, y, por si fuera poco, fueron una de las primeras bandas de Black Metal de la historia. Y si esto les parece poco, los tipos influenciaron a muchas bandas de Death Metal, y junto a Repulsion, crearon la etiqueta Deathcore (súb-genero que en los 80s sonaba terriblemente distinto a lo que hoy se conoce como Deathcore). En definitiva, hablamos de un grupo pionero por donde se lo mire, unos verdaderos adelantados en materia de Música Extrema, o Música Podrida, como se le llamaba por aquellos años en donde todo lo Extremo estaba por crearse aun. Y Sodom fueron esenciales en la construcción de todo, pero de absolutamente todo lo que fuera extremo, podrido y veloz. Pero, y por sobre todas las cosas, fueron (y son) fundamentales en la historia del Thrash; fundamentales para conocer y entender qué es el Thrash, de dónde viene y cuales son sus raíces y motivos de existencia. No hay manera de eludir el nombre de la banda de Tom Angelripper si hablamos de Thrash. Y no hay manera de esquivar el nombre de este delgadísimo y alto músico alemán, un batallador que no conforme con ser uno de los padres del Thrash, y, en menor medida, del Black, fue uno de los pocos thrashers de verdad que jamás abandonó el barco. Ni siquiera en los 90s, la década nefasta para el Thrash, el longilíneo bajista/cantante de Sodom claudicó, ni cambió ni nada. Se mantuvo en su postura de hacer lo que ama, con firmeza, con tozudez, con alma de guerrero dispuesto siempre a ir a la batalla. Y entre tantas batallas afrontadas, el gran Tom tuvo que soportar que se lo tilde de Nazi, de estar a favor de las Fuerzas Militares, y otras acusaciones por el estilo. ¿Motivo? La obsesión que Tom tiene con la guerra, temática en central en todas y cada una de las obras del gran trío germano, incluso en las épocas en las que el Satanismo era parte de la tendencia lírica del grupo. Un grupo que, ya sea haciendo Thrash, ya sea haciendo Black, o bien cuando se inclinan a tocar cosas de tinte más bien Punk, mantienen siempre una premisa: rápido, fuerte, sucio y directo. De hecho, es al día de hoy que pocas de las miles de bandas Extremas que andan por el mundo pueden jactarse de sonar más fuerte y salvaje que Sodom. Ni hablemos de los grupos thrashers de la nueva ola que han sido influenciados por la Aplanadora Teutona: ninguno llega ni siquiera a ponerse al nivel de los tobillos de Tom y los suyos. Hay buenos grupos tratando de continuar el legado de Sodom; pero ninguno puede comparárseles, y, sinceramente, creo que eso nunca sucederá. Nada sorprendente esto último, pues Tom es quien dicta las órdenes; los demás son soldados.

Influenciados por: Motörhead, Venom, Raven, Tank, Hardcore Punk.
Líricas: Guerra, muerte, violencia, satanismo (en sus primeros años).
Discografía esencial: Persecution Mania (1987); Mortal Way Of Life (1988); Agent Orange (1989).
También escuchar:  Desaster (Ger): The Arts Of Destruction (2012); Violent Force: Malevolent Assault of Tomorrow (1987); Vomitor: Devils Poison (2010); Sabbat (Japón): Envenom (1991).




Destruction:
Origen: Weil Am Rhein, Alemania. 1982/presente.

Ningún informe sobre Thrash Metal puede estar completo si se excluye a Destruction. Es más, ningún informe sobre Black, e incluso Death, está completo si se omite al destructivo trío germano. Al igual que sus hermanos de Sodom y Kreator, y al mismo tiempo que estos, Destruction aportó elementos que con el tiempo se convertirían en los cimientos del Metal Extremo. Pero, y especialmente, Destruction es un Coloso del Thrash. Del Thrash más violento, podrido, cáustico. Del Thrash que no hace concesiones, que no toma prisioneros pues los aniquila a todos. Ese Thrash, el germano de pura cepa. El que suena como si se tratase de la División Panzer arrasando con todo lo que se les cruce. El que aplasta al oyente como si se tratase de un guerra Blitzkrieg hecha música. Eso es el Thrash teutón, y eso es Destruction. Ya sea en vivo, ya sea en sus discos, la banda comandada por los incansables Schmier (bajo y voz) y Mike (guitarra), siempre han hecho gala de una suciedad que penetra por debajo de la piel. Claro, ya desde sus comienzos, bajo el nombre de Knight Of The Demon, el trío teutón sacó a relucir su pasión por los sonidos más venenosos, teniendo a Venom (feliz coincidencia) como principal influencia. Esto, más el nombre con el que arrancaron su carrera (Kinght of the Demon), y la imagen extrema y belicosa, inspiración para miles de bandas de Black Metal (tachas hasta en el culo, cinto con balas, cuero a granel, cruces invertidas, fotos en cementerios, y todo lo que hemos visto como parte de la parafernalia blacker a lo largo de la historia), les valió ser metidos en la misma bolsa que a bandas como Bathory, el primer Sodom y Hellhammer; es decir, Black Metal, sin vueltas. Sin embargo, Destruction se despegaron rápidamente de dicha etiqueta, aduciendo que ellos no eran un grupo satanista, y que preferían ser incluídos dentro del espectro del Thrash antes que del Black, dada su inclinación por temáticas que si bien eran morbosas y violentas, los ponían lejos del satanismo. Mas, en lo musical, su primer Ep, el fabuloso Sentence Of Death, fue y es un disco esencial en la historia del Black Metal, o mejor dicho, en la conformación de este género como tal. Pero, a no confundirse, Destruction fue, es y será Thrash Metal: vicioso, ruidoso, despiadado, pura energía destructiva. Tal como Kreator en sus primeros años, tal como Sodom, así ha sido, y así es Destruction. Y si bien en los 90s, ya sin la mayoría de sus miembros originales (sólo Mike se mantuvo al frente del grupo en dicha década), Destruction experimentó con el Groove y los matices sonoros/compositivos que dominaron la Década Infame del Thrash, fue algo esporádico que pasó sin pena ni gloria, y que casi nadie recuerda. Dato a tener en cuenta: durante los 90s, la banda funcionó bajo el nombre de Neo-Destruction.
Quizás por eso Mike volvió a unir fuerzas con Schmier, y juntos trajeron de vuelta AQUEL sonido, AQUEL estilo, el que ellos crearon, el que tan bien les sale. Y así se mantienen hasta hoy, como trío aun (en la segunda mitad de los 80s, e incluso, a principios de los 90s, funcionaron como cuarteto), asumiendo que esa es la esencia de Destruction: 3 tipos tocando rápido y fuerte, sin grandes complicaciones, pero con una personalidad de la puta madre. Eso es Destruction, y, por suerte, aun lo sigue siendo.

Influenciados por: Iron Maiden, Venom, Mercyful Fate, Motörhead, The Exploited, Exciter.
Líricas: Metal, anti-religión, guerra, muerte, locura.
Discografía esencial: Sentence of Death (1984); Infernal Overkill (1985); Eternal Devastation 1986).
También escuchar: Cranium: Speed Metal Slaughter (1998); Iron Angel: Hellish Crossfire (1985); Living Death: Protected From Reality (1987); Holy Moses: Finished with The Dogs (1987).




Sepultura:
Origen:  Belho Horizonte. 1984/presente.

¿Alguien se imagina qué hubiera sido de la historia del Metal sudamericano de no haber existido Sepultura? Seguro que las cosas grandes suceden porque hay muchas personas trabajando en os de una meta; en este caso, hubo todo un movimiento de bandas, tanto en Brasil, como en Chile, Colombia, Argentina y demás países sudamericanos, que contribuyeron a que el Metal hecho en esta región del Globo, pudiera ser conocido en otras partes del mundo. Pero, seamos sinceros: el Metal sudamericano tuvo en Brasil su epicentro, su base de operaciones, y desde ahí surgieron los exponentes que hicieron que metaleros de otras partes del mundo posen sus miradas en esta parte del planeta. Podemos hablar de Pentagram (Chile), o del Ultra-Metal colombiano; incluso podemos hablar de V8. Pero la realidad, los hechos, indican que la cosa comenzó a cocinarse en Brasil. Y la banda que marcó el pulso, la que indicó cuál era el camino a seguir, y la marcó a toda una generación de headbangers, y por qué no, de Punkies enamorados del Metal Extremo. Porque, al fin y al cabo, Sepultura fue, es y será, sinonimo de Metal Extremo, de furia, de poder, de vértigo. A la par de bandas como Ratos de Porao, Sarcófago, Vulcano, Overdose, entre otros, sacudieron a todos aquellos que, tontamente, creían que para hacer Metal o Punk, y sonar bien (y tocar bien) había que ser Iñaki o europeo (o japonés, en su defecto). Se llevaron por delante a los incrédulos, se comieron el mundo, arrasaron con los argumentos de los escépticos y los malos augurios de los pesimistas. Demostraron que, cuando hay ganas y talento, lo económico y la ubicación geográfica (y la situación socio-económica imperante en dicha región) no son nada.
Sepultura, como muchos contemporáneos, comenzaron tocando tan rápido y podrido como les fuera posible. De hecho, resulta erróneo hablar de la historia del Death Metal sin mencionar a Sepultura. Pero aquí y ahora hablamos de Thrash. Y en ese ámbito, los hermanos Cavalera y sus cómplices también reinaron. Tanto a fines de los 80s como a principios de los 90s, el Thrash fue un Universo dominado por los brasileros, aun a pesar de las grandes obras de Slayer, Ánthrax, Testament, Exodus y, claro está, Metallica y Megadeth. Pero resulta que, a esa altura de la historia, todas las bandas antes citadas (salvo Exodus y Testament) comenzaban a buscar otros horizontes, nuevas ideas para mantenerse vigentes. Y en esa búsqueda, la tendencia a alejarse del Thrash afloraba. Sepultura se cagaron en esa tendencia, y sin perder esa furia incontenible que traían de sus tiempos de banda de Death Metal, se metieron a hacer Thrash con esa misma furia, y arrasaron con todo, cual vendaval devastador. En ese momento preciso de la historia, entre 1989 y 1992 ¿cuántas bandas de Thrash podían jactarse de sonar tan, pero tan infernalmente poderosas? ¿Cuántos podían competir con Max e Igor Cavalera, Andreas Kisser y Paulo Jr.? Pocos, muy pocos. Sepultura arrancaban a toda velocidad, cambiaban sobre la marcha y metían un ritmo igual de contundente, pero más machacante y a medio tiempo, luego comenzaban a acelerar de vuelta, y de ahí a la explosión. Literalmente, lo hecho por Sepultura en esos años dorados podía ser la simulación sonora exacta de una explosión, o bien, podía servir para musicalizar el andar de un tornado arrancando casas, árboles y todo lo que se cruce, de cuajo. Y en vivo, todo eso se potenciaba. Se prendían fuego de tal manera, que no es de extrañar que algunos de los grandes del Thrash (y del Metal en general) hayan tenido miedo a compartir el escenario con los brasileros.
Luego vino Chaos A.D, y la banda comenzó a dar muestras de buscar otros matices para no estancarse. Aparecieron nuevos elementos (influencias de Helmet, el Hardcore que sonaba por aquel entonces, Funge Tunnel, y la faceta tribal que, a partir de allí, sería una marca de identidad). Luego vino Roots, el éxito masivo, el escándalo, la separación de partes, y la decadencia. Sepultura nunca recuperó ni el brillo ni la ferocidad de sus mejores tiempos. Ni Max logró despegarse de su pasado junto a Soulfly. Ni siquiera la reunión (y reencuentro) de los hermanos Cavalera en Cavalera Conspiracy pudo aportar algo del poder de antaño. No hay manera de lograrlo, sinceramente. Dieron todo de sí en ESA época, cuando la velocidad imperaba en los corazones de la Sepultribe, cuando el Death Metal aun era parte del ADN del grupo, y el mundo de Thrash los recibía con los brazos abiertos, como si los brasileros hubieran llegado para prolongar la existencia de un género que, por aquel entonces, comenzaba a dar muestras de agotamiento. Se quemaron en vida por su sueño, por su música. Y en esa inmolación, parieron discos que jamás estarán de moda, porque siempre estuvieron por encima de las modas. Discos que jamás serán olvidados, porque nunca fueron opacados por nadie ni nada. Ni siquiera la peor encarnación de la banda puede eclipsar lo que nuestro amado Sepultura fue. Digan lo que digan, hagan lo que hagan, los 4 Grandes de Brasil, mientras estuvieron juntos y thrashearon, fueron gigantes.

Influenciados por: Slayer, Sodom, Sadus, Exodus, Discharge, D.R.I, Celtic Frost.
Líricas: Muerte, guerra, política, antifascismo, contaminación.
Discografía esencial: Beneath The Remains (1989); Arise (1991).
También escuchar: Dorsal Atlántica: Dividir & Conquistar (1988); Mutilator: Into The Strange (1988); Overdose: You´re Really Big! (1989); Criminal: Victimized (1994).



Death Angel:
Origen: California, USA. 1982/1991; 2001/presente.

Volvamos (imaginariamente) a la Bay Area, al epicentro en donde el Thrash explotó. Nos centremos en un grupo de norteamericanos de descendencia filipina que, enceguecidos por el brillo de la NWOBHM, decidieron formar un grupo de Heavy Metal siendo aun púberes. Piensen en esto: año 1982, el Thrash estaba por nacer, sólo Venom y Mercyful Fate hacían algo similar (de hecho, sentaban las bases del Black Metal, y por culpa de su onda expansiva, del Speed y el Thrash), Exciter y Raven tocaban rápido pero sin llegar a ser Thrash, y los que posteriormente serían los Grandes del Thrash, recién empezaban a darle forma al género. Mientras todo eso sucedía, 4 chicos muy, pero muy jóvenes, locos por bandas como Iron Maiden y Tygers of Pan Tang, aprenden a tocar Metal. Todos ellos son primos, y responden a los siguientes nombres: Rob Cavestany (guitarra), Dennis Pepa (bajo y voz), Gus Pepa (guitarra) y el aun más joven Andy Galeon en batería. Siendo adolescentes (y pre-adolescentes en algunos casos), era cuestión de tiempo que la incipiente escena Thrasher, en estado de formación, los cautivase y los absorbiese, empujándolos a dejar de lado el Heavy Metal tirando a simplón de los comienzos, para adoptar a ese nuevo estilo (el Thrash) como algo propio. Y fue en el mundo del Thrash donde encontraron su lugar en el mundo, y de paso, el estilo que los haría mundialmente famosos. Años después de haberse formado, más precisamente en 1984, se une un pariente lejano de algunos miembros: Me refiero a Mark Osegueda, también de descendencia filipina, quien se haría cargo del puesto de cantante, liberando a Dennis Pepa. Un año después de ingresar Osegueda al grupo, Death Angel graban el Demo que les abriría puertas y los pondría en bocas de todos los thrashers del underground. El demo se llamó Kill as One, e incluía la canción homónima que luego sería himno del grupo. Al demo lo produjo Kirk Hammett y les permitió conseguir un contrato discográfico con Enigma Records, sello con el cual luego tendrían un serio problema legal. Mas lo importante fue el disco lanzado por los jovencísimos thrashers, un disco que, al día de hoy, podría provocar un terremoto de proporciones siderales. Literalmente, salieron a matar con todo el fuego de la juventud ardiendo en sus interiores, derrochando energía, pero demostrando que la corta edad de sus integrantes no era impedimento para sonar de puta madre y componer canciones tremendas. The Ultra-Violence se convirtió en un clásico instantáneo, y la noticia de la existencia de un grupo conformado por filipinos de muy corta edad (ni el más grande llegaba a los 20 años) que thrasheaban a morir, corrió como reguero de pólvora en el mundo entero; o mejor dicho, en el Underground mundial. Cabe acotar lo siguiente: si bien el Thrash de la Bay Area ya era de por sí muy contundente, los Death Angel lo llevaron al siguiente nivel de poder sonoro y crudeza. Sin llegar nunca a ser Death Metal ni Black Metal, siempre Thrash. Pero incendiando todo a su paso con su inflamable sonido y sus corrosivas composiciones, no había manera de no sucumbir ante semejante terremoto.
Pero resulta que los muchachos no tenían interés en repetirse, por eso arriesgaron y lanzaron un segundo álbum que mostró a un grupo más maduro, pero igual de intenso. Aparecieron otras texturas, más variedad de ideas y un mejor dominio de los instrumentos. Pero seguían pateando culos. Toda la evolución exhibida en Frolic Through The Park alcanzó su pico máximo en el tercer disco: Act III, disco que les permitió cosechar elogios a raudales, y algunas acusaciones de “vendidos” también. Claro, los 2 primeros trabajos fueron editados por un sello pequeño, mientras que Act III fue lanzado a través de Geffen Records, el mismo sello que catapultó a Guns & Roses. Encima los muchachos tuvieron la osadía de meter Funk, partes acústicas a lo Led Zeppelin, arreglos dignos de una banda Progresiva…y algo de Thrash. Fue, y es, un gran disco, que sorprendió (gratamente a unos, para mal a otros. Yo me incluyo entre los primeros) a muchísima gente, y que ayudó a que la banda siguiera creciendo. Crecimiento que se detuvo en 1991 cuando el Bus Tour de la banda tuvo un accidente casi mortal, que provocó en Galeon un cúmulo de heridas muy graves. Eso, más la necesidad de experimentar con otros estilos, llevaron a que Death Angel se separen (3 de sus integrantes formaron The Organization), para volver exactamente 1 años más tarde. Fue en el Thrash of the Titans, evento organizado para ayudar al entrañable Chuck Billy (Testament) en su lucha contra el cáncer. Ahí se reunieron varios de los popes del Thrash Metal (especialmente de la Bay Area) y Death Angel no pudieron estar ausentes. A partir de ahí, la banda sigue activa, ya sin experimentar como en Act III, ya sin Gus Pepa (pero con 4 de los integrantes clásicos), pero demostrando que tocando Thrash Metal, son una de las bandas más talentosas y potentes que jamás hayan existido. Hoy son un grupo respetado y querido por todos los thrashers. Incluso son citados por muchos grupos de la New Wave of Thrash Metal como una influencia esencial; y parte del material grabado tras el regreso sirvió para que los Death Angel puedan seguir manteniendo el nombre de la banda entre los Grandes del Thrash (no se trata de vivir sólo del pasado: también hay que mantener ese status en el tiempo, y hay que hacerlo con dignidad). Pero, y como ha sucedido con casi todos los grupos que destrozaron todo en los 80s, los mejor de Death Angel sigue siendo aquel material, cuando más que thrashers talentosos y nostálgicos, eran 5 jóvenes sedientos de ultraviolencia.

Influenciados por: Exodus, Metallica, Iron Maiden, Led Zeppelin, Slayer, Overkill.
Líricas: Violencia, locura, rebelión, lo Sobrenatural.
Discografía esencial: The Ultra-Violence (1987); Frolic Through The Park (1988); Act III (1990).
También escuchar: Eliminator: Breaking The Wheel (2008); Deathwish: Demon Preacher (1988); Blessed Death: Destined for Extinction (1987); Fueled By Fire: Spread The Fire (2006).



Vio-lence:
Origen: San Francisco, USA. 19851993; 2001/2003.

Nacieron bajo el nombre de Death Penalty. Luego pasaron a ser Violence, y muy poco tiempo después, pasaron a ser Vio-lence. Fueron un grupo esencial en la Bay Area, y por eso están en este informe. Eso (que son un grupo fundamental en la historia del Thrash) se nota en la cantidad de grupos modernos que reconocen a Vio-lence como influencia; pero más se nota en la vigencia que mantienen sus discos más famosos y exitosos. Basta con pegarles una oída para darse cuenta de que no han perdido ni poder ni calidad con el inexorable paso del tiempo. Esa huella, esa marca indeleble dejaba por Vio-lence fue hecha por su formación más conocida, la que incluye a Rob Flynn (creador y líder de Machina Head), Phil Demmel (el otro guitarrista de Machina Head) y el cantante Sean Killian. Mas para llegar a esta formación  y pegar el salto cualitativo que les dio popularidad, tuvieron que pasar varios músicos. Perry Strickland (batería) y Deen Dell (bajo) sobrevivieron a los constantes cambios de formación, perseveraron, y encontraron a los tipos ideales para salir a romper cráneos con su Thrash incendiario. Ya con los 5 miembros estables (los 5 ya nombrados) Vio-lence encontró su identidad definitiva, su sonido, su estilo. Y si bien poseían una innegable conexión con el resto de las bandas del estilo (y con las bandas thrashers de la zona en particular), no es menos cierto que Vio-lence poseían cualidades que los convirtieron en un espécimen que tenía todas las características del Thrash de la Bay Area, pero que, a su vez, sobresalían con naturalidad gracias a cualidades únicas y distintivas de la banda. Primero que nada, la voz de Killian, demasiado desprolija para la mayoría de los metalheads, hizo que muchos metaleros pongan el grito en el cielo (o el infierno. Da igual). Más cerca del Hardcore que del Metal, a los metaleros más ortodoxos les irritaba que Killian no se apegue a los moldes convencionales del Metal, completamente alejado de los agudos a la Halford, o de la voz aguardentosa de macho a la Lemmy. Ni siquiera tenía un registro similar al de James Hetfield o alguno similar. Killian se salía del molde, pero sonaba terriblemente agresivo, venenoso y directo. Y original, por sobre todas las cosas, original.
Otro punto sumamente importante fueron las guitarras. Con la llegada del ex Forbidden Rob Flynn y su colega Phil Demmel, Vio-lence ganó en muchos aspectos. Los tipos se prendían fuego al tocar, indudablemente. Irradiaban una energía peligrosa, violenta. Pero no descuidaban la calidad de las instrumentaciones, ni mucho menos, las composiciones. Así como escupían riffs descomunales por su agresividad, así como había solos que destrozaban los tímpanos, así mismo sacaban de la galera juegos de guitarras gemelas, solos y armonías de un nivel excelso. Y apuntalando todo esto estaban Dell y Strickland, los mismos que se mancaron los momentos de incertidumbre, de cambios constantes, fueron los que, con esa misma tenacidad, construyeron un tándem rítmico tan férreo y duro como sus voluntades.
Con esas herramientas lanzaron dos discos enormes (Eternal Nightmare y Oppressing The Masses). Ambas placas nacieron para ser clásicos inmediatos de toda una generación de thrashers, trascendiendo incluso al mismo género. Luego vinieron los problemas legales con la canción Torture Tactics (que no fue incluida en el segundo álbum debido a sus líricas, consideradas ofensivas), supuestas amenazas por parte de “cierta gente poderosa de USA que se sintió insultada por lo dicho en esa canción”, la posterior grabación de la misma en el EP que lleva por título el nombre de la canción. Giras, peleas, un tercer disco (Nothing To Gain) que no alcanzó ni la calidad ni las ventas esperadas. Este disco fue grabado en 1991, pero por problemas legales y demás yerbas, recién se editó en 1993. Para ese entonces, el Thrash era algo obsoleto para las masas, y los medios lo ignoraban casi por completo. A eso hay que sumarle problemas internos que se hacían cada vez más grandes, egos desmedidos…y final de la historia del grupo. En realidad, hubo un detonante: las partidas de Flynn (quien se fue para crear Machine Head), y la salida del eterno baterista Perry Strickland; o sea, dos piezas claves.
Al igual que sus colegas de Death Angel, Vio-lence se juntaron para esa gran fiesta thrasher llamada Thrash of the Titans, evento realizado con el propósito de ayudar a Chuck Billy. Por un lapso de tiempo de 2 años, Vio-lence siguió funcionado, nuevamente con miembros que iban y venían, algo que, seguramente, ayudó a que el grupo se separe en el 2003, ya con Demmel completamente abocado a su nueva banda: Machine Head (la relación entre MH y Vio-lence llega al punto de haber contado estos últimos con Adam Duce, conocido bajista de MH, como bajista de Vio-lence en el show que Vio-lence dio durante el casamiento de Dean Dell). Y fin de la historia. Si es para siempre o no, no lo sabemos. Si algún día volverán a sacudir los cimientos con su Thrash arrebatador, no lo sabemos. Con Flynn y Demmel ganando mucho dinero con MH, y con los otros miembros desperdigados por ahí, la cosa pinta para difícil. De cualquier manera, podemos seguir disfrutando de algo más valioso que una reunión: sus discos. Como ya dije, a esos jamás les pasó el tiempo. Y creo que nunca lo hará.

Influenciados por: Exodus, Metallica, Slayer, Judas Priest, primer disco de Sacred Reich, Hardcore.
Líricas: Violencia, la sociedad, gobiernos, represión, muerte.
Discografía esencial: Eternal Nightmare (1988); Oppressing The Masses (1990).
También escuchar: Violator: Chemical Assault (2006); Kublai Khan: Annihilation (1987); Executioner: Break The Silence (1987); Sacrilege BC: Party With God (1986).



Forbidden:
Origen: California, USA. 1985/1997; 2001; 2007/presente.

Claro ejemplo de la banda que comenzó con toda la furia, amenazando con comerse el mundo, y que luego sucumbió en los 90s, perdiendo el rumbo para siempre. Incluso hoy, habiendo regresado al género que los vio nacer (el Thrash) Forbidden siguen sin poder recuperar al menos una parte de la calidad y el poder de antaño. Pero resulta que lo hecho en sus mejores épocas es tan, pero tan genial, tan poderoso y atrapante, que la onda expansiva de dichas explosiones persiste aun hoy, influenciando a banda nuevas de Thrash, y generando admiración y respeto tanto de los que siempre estuvimos con ellos, como así también por parte de los que los ignoraron, o los bastardearon en su momento. Sus obras cumbres han hecho que uno se tope con gente que antaño los detestaba (o al menos les consideraban un grupo del montón), y que hoy admiten haber estado equivocados, pronunciando frases del tipo “la verdad es que Forbidden eran muy buenos. Tardé en descubrirlos, pero son muy buenos” (esto me lo dijo un viejo conocido que a finales de los 80s/principios de los 90s se cansó de ningunearlos). Me parece comprensible que esto pase, pues Forbidden pisaban cabezas cual tanque aplastando cadáveres en el campo de batalla. El innegable talento de todos y cada uno de los músicos que pasaron (y están) por las filas del grupo, hacen que uno deba sacarse el sombrero, y admitir que no había manera de que Forbidden fallen haciendo Thrash.
Acá viene un dato extraño y colorido: dos de los miembros fundadores estuvo presente al momento de grabar el explosivo disco debut de Forbidden. El guitarrista Robb Flynn (quien abandonaría el grupo para unirse a Vio-lence) y el baterista James Pittman, fundaron Forbidden Evil (nombre original del grupo, usado entre 1985 y 1987), junto a Craig Locicero (guitarra) y Russ Anderson (voz), fundaron la banda y se engancharon en la convulsionada escena thrasher de San Francisco, conocida por todos nosotros como Bay Area. Poco tiempo les llevó ganarse el respeto y el seguimiento tanto de colegas, como de las hordas de lunáticos que sucumbian ante tan poderosa música. Pero en 1987 Flynn abandonó el barco (fue reemplazado por Glen Avelais), mas no la escena, Pittman fue reemplazado por Paul Bostaph (sí, el mismo de Slayer, Exodus y Testament), y el para nada recordado John Tegio (bajo) fue cambiado por Matt Camacho, quien se convertiría en el eterno bajista de la banda. Con la formación que sería la clásica, ya lista, y con el nombre reducido a Forbidden, la banda explotó. Grabaron el aclamado disco debut (llamado como otrora se llamaba el grupo Forbidden Evil), y la banda se catapultó gracias a su fuerza y talento demoledores. Llegaron a ser uno de los grupos más populares de la Bay Area (junto a Testament, Exodus, Death Angel y Defiance), incrementaron su base de fans en un gran número, y tuvieron a la prensa a sus pies. Thrash técnico, feroz, auténtico y arrollador. Lo hecho en el estudio fue confirmado con un Ep en vivo que permitió corroborar que en vivo, Forbidden eran tan asesinos como en el estudio. Y su segundo disco, llamado Twisted Into Form, no hizo más que reafirmar que Forbidden eran cosa seria, y que era cuestión de tiempo que la banda alcance la fama mundial (Forbidden tenían miles de fans y todo el reconocimiento por parte de la prensa, pero aun no jugaban en las Ligas Mayores del Thrash). Pero resulta que el Thrash dejó de ser La Gran Cosa, mucho metaleros dieron muestras de ir hacia donde sopla el viento, por ende, muchos thrashers se convirtieron al Grunge (lo más leales se metieron en el mórbido mundo del Death Metal, una evolución natural), y algunas bandas, queriendo no perder el tren, se subieron al vagón de lo Alternativo (término que hizo estragos en los 90s, y que nunca tuvo sentido). Forbidden creyeron que lo más conveniente era adherirse a las nuevas corrientes, cambiar sonido y estilo, y abandonar el Thrash. Los resultados fueron de flojos para abajo, y la banda se sumergió en el ostracismo.
Años más tarde, en ocasión de llevarse a cabo el Thrash of the Titans, Forbidden se reunieron bajo el nombre original del grupo (Forbidden Evil). Fue reunión y separación. Separación que devino en otra reunión, ya no para un evento, sino de forma ¿permanente? Volvieron en el 2007, y ya han girado por casi todo el Planeta (de hecho, tocaron en Sudamérica), grabando en el 2010 un disco muy esperado, pero que si bien no es malo, no es lo que se esperaba de ellos. Por mi parte, debo admitirlo, no esperaba mucho de este regreso. Creo que Forbidden fue un grupo descomunalmente bueno, que se quedaron sin brújula en los 90s, y que nunca más pudieron alcanzar el nivel superlativo de sus mejores años. Nada que no haya sucedido con otras bandas, a decir verdad. Además, y teniendo en cuenta lo que hicieron en los tiempos de fulgor, no hay nada que reprocharles.

Influenciados por: Exodus, Testament, Megadeth, Sacred Reich, Judas Priest, Holy Terror.
Líricas: Religión, sociedad, muerte, guerra, corrupción.
Discografía esencial: Forbidden Evil (1988); Twisted Into Form (1990).
También escuchar: Holy Terror: Mind Wars (1988); Forced Entry: Uncertain Future (1989); Faith or Fear: Punishment Area (1989); Re-Animator: Condemned To Eternity (1990).



Nuclear Assault:
Origen: New York, USA. 1984/1995; 1997; 2002/presente.

Dan Lilker formó Anthrax, grabó el primer disco y fue expulsado. Fue lo mejor que le pudo haber pasado tanto a la escena thrasher neoyorkina, como al Thrash mundial en general. Es que Lilker, un eterno enamorado del Hardcore norteamericano de los 80s, del Harcore europeo de la misma época, y del Crust también, creó una avasalladora banda llamada Nuclear Assault, y junto a ella, despuntó el vicio combinando todos los sonidos/estilos antes citados, con 2 de sus grandes pasiones: el Thrash y el Crossover. Para ello reclutó a un ex compañero de los primeros días de Anthrax llamado John Connelly, un petiso tomador de cerveza, con quien compartía la pasión por los mismos estilos musicales, además de tener un sentido del humor sanguinario, el cual encajaba a la perfección con el concepto detrás de la banda por nacer (Nuclear Assault, claro). De entrada, la cosa quedó muy clara: Nuclear Assault sería una entidad mucho más agresiva que Anthrax, más Hardcore, más rápida y menos apegada a ciertas estructuras propias del Heavy Metal de la época, estructuras que fueron parte del estilo que los de Scott Ian practicaron en sus primeros años. O sea, NA debían ser la banda sonora de un mundo dominado por el temor a una explosión nuclear devastadora que haría desaparecer no sólo a la especie, sino al planeta. Nuclear Assault serían la música de un mundo contaminado, radioactivo, empobrecido y bajo la bota del Capitalismo. Y para representar eso, la música debía ser veloz, contundente, tan thrasher como Hardcore, sin temor a pasar ciertos límites en cuanto a velocidad se refiere, sin llegar a ser Grindcore, pero coqueteando en algunas ocasiones con los Blast Beats (Lilker, enamorado del Grindcore, luego fundaría su propia bestia grinder: Brutal Truth). Digamos que Nuclear Assault tendría similitudes con S.O.D, pero sin ser una broma, aunque no careciente de sentido del humor. Cambios de formación, se van Mike Bogush (guitarra) y Scout Duboys (batería), y aparecen 2 tipos que se convertirían en los indicados: Anthony Bramante en lugar de Bogush, y Glenn Evans en reemplazo de Duboys. Nuclear Assault encontró en su segunda formación LA FORMACIÓN. Con este line-up grabaron sus discos más grandiosos, crearon canciones descomunales y transformaron las existentes desde la primera formación, en algo mejor y más poderoso. Giraron por aquí y por allá, conquistaron tanto a thashers como a fans del Hardcore. Se ganaron la reputación de ser una banda muy caliente en vivo, y forjaron un estilo y sonidos únicos. Mucho tuvo que ver el estridente vozarrón de Connelly, un gritón que llevó sus cuerdas vocales hasta el límite, cantando tan alto como le fuera posible, pero sin perder ni un ápice de agresividad en el intento. Tengamos en cuenta que la mayoría de los cantantes metaleros de la época cantaban alto y agudo, aunque en una línea más glamorosa o sofisticada, según el caso. Connelly cantaba alto, pero a los gritos, enojado y cagándose en todo. Mas su voz estaba dentro de un contexto que le era propicio para destacarse. La música de NA admite que se usen los mismos calificativos que usé para referirme a la voz del Enano Maldito Connelly. Tan estridente, tan furiosa, tan veloz y sarcástica, que casi no tenían rivales en lo suyo. Además, era difícil que tuvieran rivales, pues, en aquel entonces, nadie sonaba como ellos.
Así parieron una trilogía de discos tremendos, unos cuantos Eps (uno mejor que el otro), más un disco en vivo que coronaba lo hecho por los neoyorkinos. Mas la llegada de la década de los 90s no fue bien recibida por la banda. Problemas internos, Connelly que aparecía y desaparecía, y Lilker loco por el Grindcore. Graban un cuarto álbum de estudio, el inflamado Out of Order, y las cosas no pueden andar peor. Connelly se presentó en el estudio para grabar tan sólo 5 canciones, y eso colmó la paciencia de Lilker, quien decidió dedicarse full time a Brutal Truth. De ahí en más, la banda se fue apagando, Bramante se fue, vino otro guitarrista, un disco intrascendente con 2 de los miembros de la formación clásica (Connelly y Evans), y final anunciado.
El revival thrasher los trajo de vuelta (con la formación más famosa, aunque Bramante estuvo tan sólo un año con elgrupo, tras el regreso), con nuevo álbum, gira y posterior disco en vivo (más un dvd oficial). Quedan muchas de las virtudes de antaño, eso es innegable. El sonido, el estilo, el sarcasmo y la fuerza están ahí. Pero ya no es Aquel Nuclear Assault. Indudablemente, algo se rompió con la llegada de los 90s y los problemas antes citados, que terminaron con la banda fragmentada en primer término, y separada posteriormente. No se rompió lo esencial, lo que la banda es, su espíritu. Creo que eso está en el ADN de sus integrantes, y jamás desaparecerá. Sin embargo, si hoy buscamos el incandescente poder que emanaba del mejor Nuclear Assault, si buscamos esa energía arrolladora, tal vez haya que buscarla en bandas del Underground que han capturado parte de lo mejor de NA, diseminando dicha radioactividad sonora por el mundo entero, honrando a sus padres como estos se lo merecen.

Influenciados por: Discharge, Exodus, Hardcore Punk de los 80s, S.O.D, D.R.I, Anthrax, Venom, Sacrilege.
Líricas: Corrupción, guerra, humor, radioactividad, política, la sociedad.
Discografía esencial: Game Over (1986); The Plague (1987); Handle With Care (1989).
También escuchar: Sacrilege: Behind The Realms of Madness (1985); Gama Bomb: Survival of the Fastest (2005); C.I.A: In The Red (1990); After The Bombs: Relentless Onslaught (2007).



Dark Angel:
Origen: California, USA. 1981/1983 (como Shellshock); 1983/1992; 2002/2055; presente.

Extremos. Técnicos hasta decir basta. Oscuros. Retorcidos. Pioneros absolutos. Y cuando digo Pioneros, no sólo me refiero al Thrash, sino al Death también, pues en los años de esa obra colosal llamada Darkness Descends más de un medio especializado los incluyó dentro de esa categoría, sumado a que cientos de bandas de Death Metal los citan como una influencia fundamental. Pero no nos adelantemos. Vayamos al comienzo. Año 1981, Don Doty (voz), Jim Durkin (guitarra), Rob Yahn (bajo) y Mike Andrade (batería) crean un grupo llamado Shellshock. El lugar donde la banda nace se llama Downey, y no está lejos de donde el Thrash explotó: la Bay Area. Shellshock estaban ahí, al lado de la Bahía de San Fracisco, en el momento justo. A dos años de haber comenzado, y tras unos cuantos shows (y cambios de formación, una constante en la historia del grupo), la banda cambia de nombre. Eso no afectó a la identidad de un grupo que venía creciendo más y más en cada concierto que daba. Pronto se destacaron porque, si bien tenían cosas que los podían emparentar con el Heavy y el Speed Metal de la época, ya desde su primer demo se avizoraba algo más podrido y complejo. Dark Angel no sonaban muy diferentes al resto de las bandas que crearon el Thrash, pero poseían cualidades que les permitía distinguirse con facilidad del resto. Esa personalidad fue creciendo hasta hacerse incontenible, demasiado grande como para ponerlos en la misma bolsa que al resto. Ya en el primer disco, el entrañable We Have Arrived los de Downey mostraron que no iban a andar con pequeñeces, que iban a salir a matar o morir. Pero con su segundo álbum, el clásico Darkness Descends, la cosa se puso realmente aspera. La velocidad se incrementó mucho, pero mucho (responsabilidad del asesino de parches llamado Gene Hoglan), los riffs se volvieron más técnicos, la complejidad se apoderó de la música del grupo, y comenzaron a experimentar con cambios de ritmo sucesivos pero explosivos, que combinados con la increíble complejidad de los arreglos de guitarra, terminaron dando forma a algo monstruoso y arrollador. La voz se volvió más extrema, todo, absolutamente todo fue llevado hacia un nivel de agresividad y velocidad aplastantes. Los cambios de formación continuaron, pero el crecimiento de la banda no se detuvo hasta el final. Por aquel entonces, pocos podían competir con los Dark Angel en materia de violencia y destreza instrumental. Y pocos podían sonar tan fuerte, tan mala onda. Por eso fueron (y son) una referencia obligada si hablamos del Death Metal y su historia. Ni hablar del Thrash Metal y su historia. Si hablamos del Thrash norteamericano, Dark Angel están un escalón por debajo de Slayer en esto de hacer Thrash tan duro, que a veces no se sabe si es Thrash o algo más extremo.
Vinieron dos discos de estudio más, “Leave Scars” en el 89, y posteriormente el ultra-progresivo Time Does Not Heal (famoso por poseer 246 riffs). Ambos discos sirvieron para que a nadie le queden dudas acerca del talento de estos tipos, ni del poder que siempre se desprendió de la música de Dark Angel. Entre el primer disco y el último hubo vario cambios de formación. Entre los músicos que deslumbraron a propios y ajenos, estuvo Eric Meyer (guitarrista que tocó en todos los discos del grupo), quien fue tentado por Dave Mustaine para unirse a Megadeth, mas Meyer lo desechó. Hoglan se convirtió en un baterista muy buscado por sus increíbles dotes como instrumentista (e incluso como compositor), pero no fue hasta la separación de Dark Angel que el gigante baterista comenzó a aportar su talento al servicio de otras bandas (Testament, Death, Strapping Young Lad, Fear Factory). Tras el cuarto álbum en estudio, el grupo iba a dar vida a un quinto trabajo, el cual quedó trunco. La banda se separó y se convirtió en un grupo de culto, una de esas bandas cuyo nombre inspiran respeto y admiración de todos los amantes de este tipo de música, sin excepción. En el 2002 la banda volvió al ruedo, participaron de un álbum tributo a Metallica (grabaron el tema Creeping Death), y en 2005 volvieron a disolverse, a causa de los problemas de salud que acarreaba Ron Rinehart (cantante del grupo entre 1987 y 1992. Abandonó la música temporalmente). Por suerte, y para alegría de todos sus fans, Dark Angel han anunciado su regreso. Será únicamente para realizar una gira por USA, y presentarse en algunos festivales, todo durante el 2014. Seguirá Hoglan aporreando a su pequeña batería. Rinehart (afortunadamente recuperado) seguirá estremeciendo con su voz profunda y inquietante. Jim Durkin (guitarrista entre el 81 y el 89) será el encargado de las 6 cuerdas, aunque, por ahora, sin su genial socio Eric Meyer. Ojala no sea sólo para tocar en vivo. Ojala nos regalen el tan esperado quinto disco. Y ojala, ya que van a tocar en vivo, podamos verlos en Sudamérica.

Influenciados por: Venom, Metallica, Exodus, Judas Priest, NWOBHM, Rush.
Líricas: Trastornos mentales, muerte, horror, el Mal.
Discografía esencial: Darkness Descends (1986); Leave Scars (1989); Time Does Not Heal (1991).
También escuchar: Overthrow: Within Suffering (1990); Devastation: Signs of Life (1989); Evildead: Annihilation of Civilization (1989); Morbid Saint: Spectrum of Death (1988).



Voivod:
Origen: Québec, Canadá. 1982/presente.

Todos tenemos debilidades, bandas que nos hacen perder la objetividad y hasta la cordura. Soy de esas personas que no tienen buena opinión del fanatismo; pero con Voivod estoy al borde del fanatismo. Es que su originalidad, su condición de grupo sin par, su audacia, frescura, rebeldía y talento, han hecho que Voivod sean MI BANDA. MI BANDA comenzó oficialmente en 1982, pero el embrión se gestó en 1981. Denis D'Amour (alias Piggy) reclutó músicos que compartieran sus mismos gustos, con el fin de crear un grupo con el cual hacer ruido. Ya saben: Motorhead, la NWOHM, el Hardcore y una incipiente banda inglesa que ya comenzaba a romper todo: Venom. La aventura no duró mucho, pues ninguno de los integrantes sabía tocar. Los demás integrantes se llamaban (y se llaman) Jean-Yves Thériault (bajo) y Michel Langevin (batería), quienes luego pasarían a ser Blacky y Away, respectivamente. En noviembre de 1982, y con los 3 implicados sabiendo dominar sus instrumentos, al menos como para hacer covers, Voivod nace oficialmente, ya con Denis Bélanger (Snake) como cantante. 4 personalidades singulares, que si bien poseían cualidades que los posicionaban dentro de la incipiente escena thrasher, tenían virtudes, ideas y visiones distintas, vanguardistas, las cuales fueron surgiendo poco a poco, hasta explotar y así convertirse en un grupo como no hay dos. Esa “cosa especial” se notaba ya en los demos, sin ser éstos la mar de originalidad. Pero había algo, un cúmulo de características distintivas que asomaban y hacían pensar que, detrás de todo el ruido y la furia, había algo desestabilizador, transgresor. Vino el debut (War & Pain), con el Voivod (personaje creado por la banda, y diseñado por Away) en la portada, poniendo en claro que la banda no iba a valerse de recursos ajenos, y la cosa comenzó a ponerse cada vez mejor. Eran un grupo de Thrash crudo, directo y sucio, con una clara influencia de Venom. Pero ya asomaban elementos diferentes, ideas que no eran las que acostumbraban a exponer la mayoría de los grupos thrashers. El segundo siguió en la misma senda, pero con arreglos con denotaban la necesidad de evolucionar. Con el tercero, el seminal KIlling Technology, prácticamente nació el Thrash Progresivo. Todo lo insinuado en los feroces discos anteriores, acá salió a la luz, y no se escondió nunca más. Piggy sacó a relucir su amor por el Rock Progresivo de los 70s, en especial Pink Floyd, y los otros 3 miembros evolucionaron a la par del genial guitarrista, aportando cada uno sus dotes, sus ideas revolucionarias para que Voivod pudiesen concretar lo que ya se sospechaba: no había otra banda igual. Las líricas, que siempre fueron muy peculiares, comenzaron a transitar por senderos que los alejaron por completo del resto de sus colegas thrasher, tocando temáticas profundas de una manera absolutamente original. De ahí en más, Voivod no dejaron de crecer, de probar, jugar con las estructuras, manipular las atmósferas, hacer y deshacer a su antojo. Con Nothingface (1989) llegaron a un nivel de creatividad y originalidad sin precedentes, dejando boquiabiertos a propios y ajenos, y ridiculizando a muchos. Incluso tuvieron que soportar críticas hechas por individuos que no estaban capacitados para comprender que Voivod se habían adelantado, como mínimo, 10 años a su tiempo.   
En la primera mitad de los 90s Voivod perdió a 2 miembros emblemáticos: Snake -1994- y Blacky -1991-, entrando Eric Forrest en bajo y voz. Voivod no dejaron de crear, no detuvieron su marcha: siguieron demostrando que ellos estaban en esto por la música, para romper barreras y hacer lo que querían. Forrest grabó unos cuantos (muy buenos) discos junto al grupo, y se ganó el respeto de la Iron Gang (fans club de los canadienses). Pero todo, seamos sinceros, todos queríamos que Snake se hiciera cargo del micrófono de nuevo, y así fue. Claro, para ello Forrest dejó el grupo, así que era necesario conseguir bajista. El indicado fue Jason Newsteed, quién estaba fuera de Metallica, y reconocido fan de Voivod. La banda mantuvo su nivel intacto (jamás perdieron ni un ápice de su calidad), pero recuperaron parte de la ¿popularidad? Que alguna vez supieron tener. Vinieron más discos alucinantes, y luego, la desazón. Piggy tenía cáncer, y la enfermedad avanzó rápido, demasiado rápido. A los 45 años, el 26 de Agosto del 2005, el cerebro y fundador de una de las mejores bandas del universo, abandonó este planeta para irse a otra galaxia, a seguir creando genialidades. Y como Piggy era un genio, hizo lo siguiente: dejó material escrito para dos discos (que terminaron siendo Katorz e Infini), discos que han quedado marcados a fuego en la historia de la banda. Hoy, Voivod siguen haciendo de las suyas, con Blacky en el bajo, marcando el camino, como verdaderos líderes. Con un nuevo álbum sobre sus espaldas (Target Earth, otro gran trabajo), los canadienses jaquean la idea de que, llegado a cierta edad, el hombre cesa su creatividad, entrando en una etapa de rutina y búsqueda de lo complaciente. Voivod se cagan en eso, y a más de 30 años de haber comenzado, siguen exigiéndose al momento de componer como en los tiempos de Nothingface. Siguen rompiendo reglas, derribando barreras, siguen siendo ellos, MI BANDA.  

Influenciados por: Rush, Judas Priest, Venom, Pink Floyd, Motorhead, Hardcore Punk, Hawkwind.
Líricas: Ciencia Ficción, filosofía, enfermedades mentales, el espacio exterior, guerra, la sociedad.
Discografía esencial: War & Pain (1984); Killing Technology (1987); Nothingface (1989).
Influenciados por: Körgull the Exterminator: War of the Voivodes (2010); Blind Illusion: The Sane Asylum (1988); Anacrusis: Manic Impressions (1991); DBC: Universe (1989).



Sacred Reich:
Origen: Arizona, USA. 1985/ 2000; 2006/presente.

La inteligencia y el compromiso hechos Thrash. Phil Rind, ex-Flotsam & Jetsam, siempre tuvo una mente lúcida, una mirada incisiva que fue usada, desde un principio, para hacer que Sacred Reich pudiese ser un grupo en el cual el amante de esta música pudiese encontrar algo más que Thrash Metal. En esta banda, la música y las líricas siempre fueron de la mano, complementándose sin fisuras. Ya desde el feroz demo titulado Draining You of Life (1986), quedó algo en claro: Sacred Reich podían abordar los mismos temas que las demás bandas a la hora de decir algo en las letras. Pero ajo ningún aspecto iban a ser como las demás bandas. Estar dentro de la escena, sí. Ser una banda más dentro de la escena, no. Y he allí otro acierto: Sacred Reich encontraron su identidad muy rápido, asumieron un reto, lo afrontaron y, en el intento, se encontraron con que tenían todo como para ser la banda que pretendían ser. No desaprovecharon sus capacidades, y al poco tiempo, Sacred Reich era un grupo Top dentro de la escena thrasher, y sin pertenecer a la movida de la Bay Area. Muestra clara de cuan rápido y con cuanto fuerza crecía y se movía la banda de Phil Rind, es el hecho de que, tras participar en el compilado Metal Massacre VIII, Metal Blade los contrata para grabar el primer disco del grupo, con el cual logran ser la primera banda thrasher en la historia que conseguía un contrato de distribución con Capitol Records. “Ignorance”, el debut de los de Phoenix, fue –y es- una fulminante exhibición de Thrash Metal en estado puro. Veloz, visceral, furioso, extremo, lleno de riffs incendiarios, ritmos demoledores y, cómo no, letras que metían el dedo en la llaga de un Sistema perverso y decadente. La furia expuesta en esa placa, en la cual había mucho de Speed Metal, hizo que Slayer posaran sus miradas en el baterista de Sacred Reich, ese animal llamado Greg Hall. Mas Hall jamás llegó a unirse a Slayer, pues Lombardo volvió a ocupar su puesto.
Tras el bombardeo sonoro desatado en su debut, había que calibrar la mira y apuntar hacia el siguiente objetivo. Ese objetivo se llamó Surf Nicaragua y sirvió para confirmar que Sacred Reich eran un grupo impar. Cualquier otra banda en su lugar hubiera repetido a rajatabla la fórmula empleada en el disco anterior. Ellos no, hicieron lo opuesto: retocaron algunas cosas, se volvieron más sofisticados, más técnicos, pero mantuvieron la intensidad intacta. El resultado fue un EP monumental, que al poco tiempo de ser lanzado se convirtió en clásico. Inmediatamente se pusieron a trabajar en el segundo disco full, y parieron otro discazo: The American Way, disco que vino a ser la evolución exacta de lo hecho en el EP.
¿Qué hacer luego de tres ediciones de altísimo vuelo? ¿Qué sigue a 3 discos que nacieron para ser clásicos instantáneos? Seguir evolucionando, cambiar para no convertirse en una parodia de sí mismos. Y cambiaron. El cambio se llamó Independent, en donde Rind, los guitarristas Jason Rainey y Wiley Arnett, y Hall tras los parches, bajaron un cambio, apostaron a un modelo más rockero, menos thrasher, pero poderoso. Líricamente, la pluma de Rind se limitó a hacer lo mismo de siempre, pero con mayor madurez; el tipo siempre fue una mente privilegiada, así que, si había algo que cambiar, sus letras no eran ese ALGO. Algunos, los thrashers más acérrimos, no vieron con buenos ojos la demostración de madurez musical por parte de la banda que creara el rabioso Ignorance. Pero ese cambio les permitió mantenerse vigentes en un momento en el que el Thrash era visto como algo obsoleto por las nuevas generaciones. Sin embargo, al poco tiempo el nombre de Sacred Reich comenzó a perderse entre la maraña de nuevas bandas (y nuevos estilos) que iban surgiendo. Vino el interesantísimo Heal (1996), pero a no muchos pareció importarle lo que SR hacían o dejaban de hacer. El final no tardó en llegar, y en el 2000 la banda se separó.
Hoy llevan casi 8 años juntos, tras su regreso en el 2006. Hasta donde se sabe, no hay planes para editar un álbum con canciones nuevas. Mas, por lo que se puede ver en el dvd Live at Wacken (2012) Sacred Reich siguen siendo un grupo único. Y la calidad se mantiene intacta, a pesar del inexorable paso del tiempo, ese tiempo que en algunos hace mella, convirtiéndolos en una triste imitación de los que fueron. Claro, eso suele sucederle a aquellos que perdieron el rumbo, por motivos que no vienen al caso. Sacred Reich difícilmente pierdan el rumbo alguna vez, pues, paradójicamente, nunca fueron ignorantes.       

Influenciados por: Exodus, Black Sabbath, Motorhead, Slayer, Metallica.
Líricas: Política, guerra, la sociedad, el individuo y sus conflictos internos.
Discografía esencial: Ignorance (1987); Surf Nicaragua (1988); The American Way (1990).
También escuchar: Cyclone Temple: I Hate Therefore I Am (1991); Whiplash: Power & Pain (1985); Power Trip: Manifest Decimation (2013); At War: Retaliatory Strike (1988).



Flotsam & Jetsam:
Origen: Arizona, USA. 1984/presente.

Si hay un grupo de Thrash que ha sido víctima de injusticias, ese grupo es Flotsam & Jetsam. Para empezar, estamos hablando de una de las bandas creadoras del Thrash Metal. Alguno dirá “si se formaron en el 84, entonces pertenecen a la segunda camada”. La realidad es que estos tipos comenzaron en 1981 bajo el nombre de Paradox. Su fundador, el baterista Kelly David-Smith (quien sigue al frente del grupo hasta hoy), junto a otros músicos, empezaron tocando Speed Metal altamente influenciado por la NWOBHM. Poco tiempo después se les unió un joven bajista llamado Jason Newsteed, y la banda pasó a llamarse Dredlox, y al poco tiempo cambiaron el nombre por Dogz. Ya en 1984 optaron por el nombre que todos conocemos, extraído, según cuenta la historia, del libro de Tolkien Las Dos Torres (de la saga de El Señor de los Anillos). Para esa época, Flotsam & Jetsam eran un grupo que imponía respeto. Brian Slagel de Metal Blade Records posó su mirada en ellos, y los llevó a participar de los legendarios compilados Metal Massacre y Speed Metal Hell, con lo cual la popularidad del grupo, ya en alza, se incrementó ostensiblemente. Era lógico que este grupo cosechara elogios y la admiración de los metalheads, thrashers o no: Flotsam & Jetsam habían dado una vuelta de tuerca al estilo, dotándolo de un gusto singular por la melodía, dándole a las canciones un tinte épico/dramático que en muchas bandas se vislumbraba por su ligadura con la NWOBHM, pero que sólo en los de Phoenix era absolutamente evidente, además de darles una tonalidad inconfundible tanto a las composiciones como al sonido del grupo. La voz de Eric A.K. jugó (y aun juega) un rol preponderante en la banda, gracias a su caudal vocal, más limpio que el de la mayoría, menos gritado, más cantado, pero manteniendo esa cosa agresiva tan propia del Thrash. Digamos que Eric siempre fue un muy buen cantante de Heavy Metal, devenido en cantante de Thrash, pero que jamás fue afectado por ls vicios/clichés del clásico cantante thrasher. Claro, él solo no pudo haberle dado al grupo una identidad, eso se logra con el trabajo en conjunto. Las guitarras siempre han tenido una participación esencial en el Thrash, y F&J no son la excepción. Por supuesto, las guitarras aquí no escatiman melodía, juegan con armonías dramáticas y agresivas, machacan con poder, pero colorean el cuadro con recursos variados que van de lo aguerrido a lo sofisticado. La base siempre fue un sostén, un pilar inamovible para que el particular estilo del grupo fuera construyéndose con los años. Y, ya que estamos, no obviemos las líricas, escritas por Newsteed en los comienzos, medio a través del cual abordaron temas complejos con gran tino. Así, con esas armas, grabaron un hito en la historia del género, el debut del grupo, llamado Doomsday for The Deceiver, disco que dejó boquiabiertos incluso a los seguidores del grupo. Su sucesor, titulado No Place for Disgrace, es otra gema del estilo. Sin embargo, y aunque la calidad de dichos trabajos sea inocultable, aun siendo que nadie ha dejado de reconocer cuan buenos son estos discos, siempre han ido considerados como discos de culto, cuando la realidad es que nada tienen que envidiarle a ninguno de los clásicos del Thrash.
Hay una razón que no sirve para justificar la mala suerte de Flotsam & Jetsam, pero que sirve para entender la citación. Es harto conocido que, tras grabar el primer disco, Newsteed se fue a tocar con Metallica. Desde ese mismo instante, Flotsam & Jetsam pasó a ser el ex grupo de Newsteed, la banda en la que tocó Jason antes de unirse a Metallica. Típica ninguneada propia de un mundo caníbal que no se detiene jamás a analizar, comprender o valorar el trabajo de aquellos que no llegan a la cima. Porque, seamos sinceros, y más allá de su calidad, F&J siempre estuvieron en un imaginario segundo plano, en una supuesta categoría inferior. Permítanme repetir y agregar algo: los 2 primeros trabajos de esta banda son piezas de un Thrash excelso, algo completamente personal, original pero dentro de los parámetros sonoros/compositivos del género. Incluso su tercer trabajo, el infravalorado When the Storm Comes Down, merece mayor reconocimiento que el que tiene (la producción del mismo, deficiente, a decir verdad, hace que dicha placa no sea apreciada en su justa medida). De hecho, y para ir cerrando, Flotsam & Jetsam merece mayor reconocimiento. Es que estos tipos han hecho más de lo que se les adjudica, han sobrevivido a los peores momentos (aunque aggiornando su estilo a los sonidos de los 90s en algún punto de su carrera, como sucedió con el aplaudido 4) del Thrash, y aun hoy siguen vigentes, sin editar discos fabulosos, pero manteniendo cierto nivel cualitativo que jamás desciende.
Lamentablemente, para la mayoría del público, F&J serán siempre la “banda en la que tocó Newsteed antes de tocar en Metallica”. O sea, siempre deberán soportar el peso de semejante injusticia sobre sus curtidas espaldas.

Influenciados por: Diamond Head, Judas Priest, Metallica, Angel Witch, Iron Maiden, Accept.
Líricas: Locura, drogas, conflictos internos del individuo, el Mal (en sus comienzos), los sueños.   
Discografía esencial: Doomsday for the Deceiver (1986); No Place for Disgrace (1988).
También escuchar: Laaz Rockit: Annihilation Principle (1989); Intruder: A Higher Form of Killing (1989); Grinder: Dead End (1989); Lethal: Bienvenidos a mi Reino (1990).



Sadus:
Origen: California, USA. 1984/presente.

Siempre me ha resultado complicado incluir a Sadus en una sola categoría. Nadie puede negar que estamos ante uno de los grupos precursores del costado más técnico y virulento, a la vez, del Thrash Metal. Pero, justamente, esa naturaleza violenta y retorcida de la cual surge su música, los ha puesto e contadas ocasiones dentro de la categoría Death Metal. Sin ir más lejos, Alex Webster, bajista y líder de Cannibal Corpse, considera que “A Vision of Misery” (1992, tercer full lenght de Sadus) es uno de los 5 mejores discos de Death Metal de todos los tiempos, a la par de “Scream Bloody Gore” de Death, “Dawn Of Possession” de Immolation, entre otros. Mas la razón por la cual Sadus figura en este informe no viene por el lado de la música más brutal del planeta, sino por su gigantesco aporte al Thrash y su historia. Junto a Dark Angel crearon un estilo virulento, de voces quebradas, armonías macabras y una complejidad sobrehumana, que les permitió tomar distancia de la mayoría de las bandas thrashers de la época. Por supuesto, esto no podría haberse logrado de no haber contado con los intérpretes idóneos para tal empresa. Y acá debo hacer un paréntesis para hablar/escribir acerca de Steve DiGiorgio, miembro fundador de esta descomunal banda, y uno de los músicos más completos y creativos que jamás haya tenido en Metal en general entre sus filas. El virtuoso bajista le dio a Sadus un plus, una categoría que casi ninguna otra banda del estilo logró alcanzar. No sólo por su precisión como bajista, tocando con una firmeza, prolijidad y calidad sobrehumanas, sino por sus ideas, saliéndose del molde del bajista que simplemente se dedica a ser parte de la base rítmica. DiGiorgio siempre fue más allá, creando melodías, atmósferas, jugando con el tempo, incluso hasta haciendo cosas que pueden ser consideradas como solos de bajo. Su exquisito talento le permitió ser buscado por otros grandes, tal es el caso de Death, Testament, Obituary, Obscura, entre otros. Sinceramente, resulta difícil creer que Sadus hubieran sido la misma máquina pisa cráneos de no haber tenido a DiGiorgio en su equipo.
Claro, con un bajista eximio se pueden hacer muchas cosas, pero no todo. Por eso hay que resaltar el trabajo de Darren Travis, un guitarrista perfecto para el estilo, combinando agresividad, velocidad, técnica y buen gusto, coordinando con el resto del trío de tal manera, que asusta de lo bien que toca. Además, su voz a la Mille Petrozza (Kreator) le da al grupo un aura maléfica y retorcida que, al igual que muchas de las canciones del grupo, los ponen ahí del Death Metal. Por supuesto, Jon Allen (batería) n se queda atrás. Al igual que sus compañeros, Allen derrocha virtudes como baterista. Todo esto, esa clase cuasi inigualable, que los ha convertido en un grupo impar, ya se notaba en los primeros demos del grupo, en donde, en estado primitivo, las composiciones dejaban entrever una elaboración diferente y distintiva, la cual terminó por explotar cuando los de Antioch llegaron al disco debut y aniquilaron cuanta neurona se les interpuso en el camino. Y, claro está, han sido venerados durante décadas, plagiados a más no poder, y jamás fueron criticados de la misma manera en que se ha criticado a muchos de los popes del estilo. Sadus inspiraron, y aun inspiran, un respeto enorme. Nadie se atreve a ningunearlos o criticar sus cualidades con dureza. No es para sorprenderse, pues Sadus son de esas bandas que no se venden, no buscan lo fácil, ni descansan en los laureles. Pueden ser acusados de ser poco prolíficos, de tomarse mucho tiempo (desde 1992 en adelante) para grabar un disco. Mas cuando entran al estudio o suben al escenario, todo vuelve a su lugar. Genios.

Influenciados por: Slayer, Kreator, Rush, Mercyful Fate, Mantas, Exodus.
Líricas: Polución, locura, muerte, posers.
Discografía esencial: Illusion (1988); Swallowed in Black (1990).
También escuchar: Soothsayer: Have a Good Time (1989); Malicious Onslaught: Rebellious Mayhem (1992); Believer: Dimensions (1993); Deathrow: Deception Ignored (1988).



Tankard:
Origen: Frankfurt am Main, Alemania. 1983/presente.

Volvemos a Alemania para cerrar el capítulo dedicado al Teutonic Big 4. Nacidos en 1982 bajo el nombre de Avenger, un año después cambiaron a Vorrtex, para posteriormente, en 1983, adoptar el nombre por el cual son mundialmente conocidos. Mas dicho nombre viene asociado a otras cualidades, que son, en definitiva, las que hacen de Tankard un grupo tan querible como único. Sí, ya lo sabemos todos, su fama de borrachos alegres ha sido, desde un comienzo, el estandarte del grupo que hizo un culto de la cerveza ingerida en hectolitros. El famoso alcoholocausto del cual tanto se habla en el mundillo del Thrash Metal, tiene su símbolo inequívoco en esta estupenda banda germana, quienes, al lado de dicho culto a las borracheras alegres, trajeron al Metal un desenfado contagioso, que nació como contrapunto a ciertas tendencias que, por aquellos años, reinaban en el ámbito más duro del Metal. Estilos como el Black Metal con toda su locura satanista (con Venom a la cabeza), el Death Metal, joven e incipiente –Possessed, y, en aquel entonces, Slayer también, además de Mantas, entre otros, claro- trayendo su sendero de sangre y muerte, el mismo Thrash Metal y su gesto adusto y su preocupación por temas como la guerra, la polución, etc, marcaban las pautas a seguir, dentro de esos estilos, claro. Tankard vinieron a descomprimir la situación, sin por ello dejar de lado su costado más serio, desde el cual abordaron en sus líricas cuestiones clásicas en las líricas del Thrash. Pero el lado serio de Tankard siempre fue una variante, algo que, ocasionalmente, venía (y viene) a romper con los estandares tradicionales de un grupo fiestero como pocos. Al fin y al cabo, Tankard siempre fueron sinónimo de borracheras, descontrol y fiesta a full. Por eso lograron mantenerse frescos y auténticos aun cuando el Thrash era poco más que un insulto para los snobs que coparon la parada en los 90s.
Pero bien sabemos que con una actitud honesta y creíble, no alcanza para destacarse; también hay que hacer buena música. Y ahí Tankard terminan por convencer a propios y extraños, pues su Thrash netamente teutón fue, es y será, una aplanadora. Lo de Gerre (cantante) y compañía se ha basado, desde aquel inolvidable Demo llamado “Alcoholic Metal”, en un machaque de guitarras casi incesante, apoyado por una base rítmica que taladra despiadadamente, y una voz gritona, poderosa y singular, que ha hecho de la desprolijidad y el gancho sus artilugios más fuertes. Muchos toques del Hardcore más metalizado de los 80s (sobre todo del Crossover, o de bandas de Hardcore que colindaban con el Thrash), melodías de guitarra que emergen en partes puntuales, y que parecen extraídas de la NWOBHM, y, como ya dije cuando me refería a la actitud del grupo, un desenfado que los transformó en una banda a imitar para muchos otros grupos del estilo, y en un grupo distinto al resto de sus pares, en los comienzos de la historia del género.
Actualmente, Tankard siguen por su senda, por la brecha que ellos mismos abrieron hace 30 años, y que los llevó a ser un grupo entrañable, un estandarte ya no sólo del Thrash teutón, sino del Thrash Metal a nivel mundial. A fin de cuentas, cuando se habla de Thrash, indefectiblemente se piensa en cerveza. Y cuando se piensa en Thrash y cerveza, se piensa en Tankard.

Influenciados por: La NWOBHM, Motörhead, Hardcore Crossover, Venom, Judas Priest, Accept.
Líricas: Alcohol, humor, antifascismo, la vida, la sociedad.
Discografía esencial: Zombie Attack (1986); Chemical Invasion (1987); The Morning After (1988).
También escuchar: Wehrmacht: Shark Attack (1987); S.D.I.: Sign of the Wicked (1988); Exumer: Rising from The Sea (1987); Darkness (Alemania): Death Squad (1987).



Mekong Delta:
Origen: Velbert, Alemania. 1985/presente.

Los virtuosos del Thrash. No importa cuantas bandas thrashers puedan hacer gala de cuán virtuosos son. No importa cuántas notas puedan meter por minuto, ni cuántos cambios de ritmo puedan incluir en una canción. Nadie, en el mundo del Thrash, puede ser más virtuoso que los Mekong Delta. Un dechado de virtudes instrumentales y compositivas (y sonoras, por qué no) convergiendo en un punto de encuentro, desde el cual hacen eclosión al fundirse todas esas cualidades, dando como resultado algo absolutamente ingenioso, original y desafiante desde lo técnico. El principal responsable detrás de la verdadera sinfónica del Thrash es el señor Ralph Hubert, quien comenzó con esta historia de una manera singular. Hubert (otrora ingeniero de sonido de bandas germanas como Warlock, Living Death y Steeler) ideó la creación de Mekong Delta sin tenerse en cuenta a sí mismo como miembro fijo del grupo. Su idea era ser la mente maestra detrás de su creación, el titiritero que hace que la criatura se mueva. Para ello, reclutó a eximios músicos, entre los cuales se encontraba el gran Peavy Wagner, el Hombre detrás de Rage. De hecho, otros 2 ex miembros de Rage (Jochen Schröder en guitarra, y Jörg Michael en batería) fueron parte de la formación que grabó los primeros demos, junto a Wolfgang Bormann en voz. Mas el genial Peavy Wagner abandonó el barco en 1987, haciendo que Hubert se decida por el bajista de su propia creación. Tiempo después, y con más cambios de formación sucediéndose (una constante en la historia del grupo: los cambios de formación), los integrantes del grupo deciden ocultar sus identidades, utilizando seudónimos en lugar de sus nombres, y, cuando tocaban en vivo, cuenta la leyenda que lo hacían tras un telón que sólo permitía ver sus siluetas. Así, con ese halo de misterio y magia, la banda alemana destruyó todo con su autotitulado disco debut, en donde los preceptos básicos de la propuesta del grupo, fueron expuestos de manera soberbia. Jamás el Thrash había sido tan clásico, pero Clásico en el sentido de Sinfónico, de estar íntimamente ligado a la Música Clásica en sus formas más complejas y orquéstales. Sí, era Thrash, indudablemente lo era. Pero había (y hay) otros componentes, otros elementos que hicieron que las mandíbulas de muchos (thrashers y no thrashers) se estampen contra el piso. Influencias de compositores clásicos como Paganini, Richard Wagner, Mussorgsky (a quien homenajearon en su disco “Dances of Death (& Other Walking Shadows”), Eric Zahn –de quien tomaron lo necesario como para hacer un disco conceptual llamado The Music Of Eric Zahn- y otros monstruos de la música más hermosa, elaborada y sublime de todos los tiempos. Claro, estamos hablando de músicos cuyo talento les permite poder tocar algo tan complejo como esto, cuya capacidad instrumental, cuya solvencia como músicos les da libertad y seguridad como para aventurarse a dar forma y vida a algo como lo creado por estos talentosísimos músicos. Y, por supuesto, la mente inquieta y genial de Hubert siempre ha sido el sostén de tanto alarde de virtuosismo, pues, y aun a pesar de los incontables cambios de formación, Mekong Delta nunca perdieron su rumbo, aunque si se atrevieron a modificar algunos detalles de su propuesta, siempre con el propósito de mantener intacta la esencia de un grupo completamente impar.
En 1990, sus integrantes revelaron sus verdaderas identidades, y, con ello, gran parte del misterio que envolvió al grupo durante sus primeros años, se esfumó. Pero la música siguió siendo el epicentro, la razón de la existencia de MD. Todo el halo de misterio que los rodeaba, no era más que un artilugio del cual se valieron para darle al grupo un aire distintivo, más allá de lo meramente musical. Pero MD siempre se destacaron, con seudónimos o no, tocando detrás de una cortina o no, por su gigantesco talento, por su innata capacidad para crear y ejecutar piezas de un nivel de elaboración sobrehumano. Quizás por eso han recogido tantos elogios como han generado muecas de desaprobación por parte de los thrashers más ortodoxos. No creo que a Hubert le importe esto último.

Influenciados por: Música Clásica, Emerson Lake & Palmer, Megadeth, Rush.
Líricas: Metafísica, filosofía, Lovecraft, el miedo.
Discografía esencial: The Music of Eric Zahn (1988); The Principle of Doubt (1989); Dances of Death (And Other Walking Shadows) (1990).
También Escuchar: Hexenhaus: The Edge of Eternity (1990); Toxik: World Circus (1987); Watchtower: Control & Resistance (1989); Virus (uk): Force Recon (1988).



Coroner:
Origen: Zurich, Suiza. 1983/1996; 2010/presente.

Seguimos con el capitulo dedicado a los virtuosos en el mundo del Thrash Metal. Y si hablamos de virtuosos, los suizos de Coroner no pueden faltar a la cita. Dueños de un estilo tan complejo como duro y retorcido, los suizos emergieron con fuerza inusitada desde las profundidades del Underground, gracias a su relación con LA BANDA suiza, si hablamos de Metal Extremo: Celtic Frost. Pero la realidad es que mucho se habló de esta relación, y poca es la verdad que se dice al respecto. Se ha dicho que Tom G. Warrior fue integrante de Coroner, lo cual no es cierto; Fischer tan sólo colaboró como vocalista invitado en el demo “Death Cult”. Y, otro link entre Celtic Frost/Coroner, es que Marky Edelmann –alias Marquis Marka- y Tommy Vetterli –alias Tommy T. Baron- (batería y guitarra, respectivamente) fueron roadies de CF durante la gira de “Tragic Serenades”. Eso es todo, y de eso no se habla más aquí. Al fin y al cabo, Coroner tienen un talento y una personalidad deslumbrantes, lo suficiente como para no tener que vivir a la sombra de nadie. De hecho, y gracias a su innegable talento, esta legendaria banda suiza fue la sombra de muchos grupos apañados por la prensa en los años de oro del género, grupos que por ahí no poseían mucho talento, pero sí mucha prensa. Coroner era el terror de esos grupos, pues rompían límites a gusto, y creaban parámetros cuando y cómo quisieran. Y, de paso, desangraban oídos, pues si bien los suizos siempre fueron unos virtuosos de aquellos, jamás dejaron de lado la furia y el sonido incandescente propio de un genero que nació para licuar cerebros. Así, el trío de Zurich supo combinar lo más agresivo del Thrash, con voces rasposas, hirientes, guitarras afiladas de tal forma, que con su sonido podían cortar carne humana, y bases vertiginosas que llevan al oyente a sentirse al borde de un precipicio. Algo así como mezclar al Thrash teutón con sus compatriotas de Celtic Frost/Hellhammer. Pero, claro, hablamos de genios, de músicos audaces y seguros de sí mismos, por lo tanto, hablamos de un grupo que hizo la suya sin deberle nada a nadie. Así que a todo lo antes citado, los suizos le metieron una destreza técnica sobrehumana, arreglos rítmicos y escales/sucesiones de acordes que daban miedo por culpa de su elaboración y precisión, una oscuridad envolvente pero sofisticada, y elementos más cercanos al Rock de los 60s y 70s, sobre todo influencias de Jimi Hendrix Experience y The Beatles de obras maestras como “Abbey Road”; esto lo podemos confirmar escuchando los covers que Coroner hicieron de dichas bandas.    
Con esa propuesta, que iba de lo típico a lo atípico en un santiamén, el exuberante trío dejó perplejo a cuanto ser asumiera la responsabilidad de enfrentarse a la música de un grupo que hizo lo que quiso, y que por eso logró despegarse de la marea de headbangers que azoló al planeta durante los 80s. Hasta 1991 inclusive, año en el que lanzaron el genial “Mental Vortex”, Coroner ridiculizaron a muchos de sus pares, cosecharon elogios a montones y dejaron un reguero de música elaborada y furiosa que, ojala, será disfrutada hasta la eternidad. Pero, con el advenimiento del Grunge y del mal llamado Rock Alternativo, más la incipiente caída del Thrash, Coroner, al igual que muchos otros, buscaron otros horizontes. En el caso de los suizos, la búsqueda prosiguió por el lado más progresivo del Metal, pero incorporando elementos Industriales y cosas más cercanas a Killing Joke, experimento que si bien no salió mal, lejos estuvo de mostrar la mejor cara del grupo. Separación, ostracismo, y posterior revival Thrasher. Y si vuelve el Thrash, tarde o temprano tenía que volver Coroner. El único problema que trajo aparejado este regreso (el cual se consumó en el 201) es que, hasta la fecha, no hemos podido disfrutar de nuevo material de estos verdaderos maestros. Eso sí, y a juzgar por lo que he podido ver y escuchar a través de Youtube, los tipos siguen dando cátedra.

Influenciados por: Celtic Frost/Hellhammer, Jimi Hendrix Experience, Rush, Megadeth, Iron Maiden, Kreator.
Líricas: Depresión, política, odio, estados oníricos, muerte.
Discografía esencial: Punishment for Decadence (1988); No More Color (1989); Mental Vortex (1991).
También escuchar: Depressive Age: First Depression (1992); Vendetta: Go and Live…Stay Die (1987); Anacrusis: Reason (1990); Vektor: Outer Isolation (2011).

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