lunes, 5 de agosto de 2013

King Bong - Space Shanties


Año: 2012
Sello: Moonlight Records
País de origen: Italia

King Bong nació en el año VIII, producto de una noche salvaje entre el mal universal y el principio mismo de la vida. Un monstruo épico, una bestia lanuda que ruge con fiereza añorando la paz de su mente adulterada. La única manera de alcanzar el reposo añorado es con la hierba sagrada, criada con amor por los seres humanos y otorgado ante la inquieta bestia por tres mentes distorsionadas. Así se presentan los italianos, y si bien con el nombre ya dan una idea de lo que nos podemos esperar, la descripción de la bestia nos hace frotar las manos ante lo que viene. “Space Shanties” es el tercer larga duración que nos entregan los oriundos de Milán, compuesto por seis sesiones cuasi-jams instrumentales que van del stoner rock hasta el doom pasando por el sludge, el blues y hasta el funk, todo inmerso en una nebulosa psicodélica condensada principalmente en la guitarra plagada de efectos de Andrea, eso sí, directo desde el estudio, aquí no hay retoques ni efectos digitales, todo lo que se escucha es analógico y valvular. “Even 50 feet hamsters have feelings” abre la placa sin apuro tomando fuerza con el pasar de los minutos hasta entrar en una serie de cortes que conducen a un pasaje doom, medio tiempo, el bajo marca el camino hasta que la psicodelia termina llevando la densidad a otro plano. “Of Bong And Man” comienza con fuerza como para bajarnos de la nube en que nos había dejado el track anterior, la banda avanza y la guitarra de Andrea dibuja estelas difusas en el aire, cambio de tiempo para bajar revoluciones y seguir experimentando con el wah wah hasta levantar vuelo y terminar bien arriba con la energía con que comenzaron. En “Inhale On Main Street” sorprenden con un arranque netamente funk que se irá desmadrando llegando a los límites entre la psicodelia y el noise para encontrar el rumbo nuevamente a toda marcha. Uno de los temas más interesantes y excitantes del disco. “Kilooloogung” al igual que la que abre la placa, arranca sereno, con la bata marcando la tendencia, con una melodía que asoma desde el bajo para hacerse carne mientras la guitarra acompaña improvisando rasguidos “limpios” por encima. Mediando el tema comienzan a carretear para tomar vuelo y terminar a toda “orquesta”. En el próximo “A.B. Ong” el doom inunda el estudio, riff denso a medio tiempo comandado siempre por las seis cuerdas, corte sorpresivo para mandar al doom por donde vino e incursionar en aguas más rockeras, guiño a Hendrix hecho wah wah apurando el trámite, el tema sigue mutando hasta llegar a un jam netamente blusero donde la guitarra despliega toda su técnica. Otro interesantísimo track por cómo van pasando de un género al otro sin tapujos y lo más importante de todo, lo hacen con tal naturalidad que todo encaja a la perfección. Para finalizar asoma “Chtulu”, a modo de ritual voodoo, oscuro, con una base hipnotizante a cargo de Alberto y Teo, y la guitarra sobrevolando retorciéndose en efectos que toman forma de riff sludge alternando con andanadas de experimentación psicodélica para volver al sludge y terminar perdiéndose en efectos y acoples, y cuando todo parecía llegar a su fin, la calma, inquietante calma post ritual. Simplemente genial, el mejor tema del disco a mi forma de ver, cerrando un trabajo jugado por la experimentación, por no encasillarse sino por ir pasando por todas las amalgamas de géneros, que si bien están emparentados, es un complejo desafío hacerlos convivir en una misma idea. En fin, la bestia demuestra por qué es descrita como inquieta, y nosotros nos sumamos a su tratamiento escuchando su disco y degustando su medicina.

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