Año: 2013
Sello: Acid Cosmonaut Records
País de origen: Bélgica
Por algún motivo que desconocemos, en lo que va del 2013 nos ha tocado reseñar muchos discos de Doom Metal, en casi todas sus variantes.
Bienvenido sea, pues! Es que el Doom es un género que nos encanta, ya sea en su
forma tradicional (a lo Sabbath/Pentagram), mezclado con Death Metal, tirando
hacia el Sludge, en la veta Drone o bien con gusto a Stoner. Dentro de esta
última línea se encuentran los belgas de Lothorian. Para ser más exactos, suenan
con reminiscencias de Electric Wizard, Bongzilla, las partes más lentas de
Orange Goblin, y, cómo no, Cathedral. Pero dejemos de lado las influencias. Al
fin y al cabo, sólo te nombro a esos grupos para que tengas una pista de por
dónde viene la mano. Lo concreto, y lo más importante, es que Lothorian son un
verdadero infierno sobre ruedas. Bueno, es cierto, las ruedas giran lentamente,
y el infierno no se abate contra nosotros a velocidad endemoniada, sino todo lo
opuesto. Y es justamente eso lo que hace que este infierno sea realmente denso,
agobiante, aplastante. Esa lentitud sofocante, sobre la cual los belgas
desgranan sus composiciones, esa lentitud es la que marca el pulso del averno,
cuyas llamas hacen arder el universo sin prisa, alargando la agonía y
provocando que los gritos de dolor se extiendan hasta el infinito. Incluso
hasta podemos sentir en nuestras pieles toda la mugre que deja semejante bestia
viscosa a cada paso que da. La bestia es Lothorian, y de seguir así, sonando
tan bien, pronto serán una de las bandas top del género. Es que suenan tan
duros y tan atmosféricos, y componen con tanta naturalidad, que sería justo que
en breve, Lothorian figuren entre tus bandas doomsters favoritas. En especial
porque eso de heavy as fuck les cae
como anillo al dedo, y porque, además, no se quedan sólo con eso. Es decir,
además de sonar ultra-heavy, la banda demuestra tener ambiciones compositivas,
pretenden hacer discos memorables, y al menos en este caso, lo logran. Aun no
escuché el Ep debut de los belgas, editado en el 2011 y llamado “Shallow
Ground”. Pero a este “Welldweller” lo escuché muchas veces, y a cada escuchada
que le doy, más cosas le descubro, y más me gusta.
No es un disco desparejo, todos los temas están buenos, y
encima está bien producido. Los músicos son competentes y cuentan con muchos
recursos al momento de dar forma a sus creaciones. Dentro de un panorama tan
parejo como alto, se destaca “Atmosphere”, un mantra bien pesado que te lleva
–mentalmente- muy, pero muy lejos de este mundo. En pocas palabras, una de las
revelaciones del 2013.
1 comentario:
Thanks!
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