Año: 2002
Sello:
Independiente/Autoproducido
País de
origen: USA
¿Quién no
se ha sentido abatido alguna vez? ¿Quién no sintió en carne propia las
terribles consecuencias de la depresión? Si, ese estado emocional que actúa
como un virus que carcome el alma, que aniquila la voluntad, que todo lo tiñe
de negro, y que hace que las horas se vuelvan eternas, como si la vida se
hubiese vuelto una interminable marcha fúnebre. Yo lo he vivido por culpa del
alcohol y sus consecutivas resacas, y por otras cuestiones también. Y te
aseguro, si jamás estuviste deprimido, que es una de las experiencias más
terribles que cualquier humano puede experimentar. Cuando estás en esas
condiciones –algo que aprendí con el tiempo- es aconsejable que cierto tipo de
música no llegue a tus oídos. Música demasiado real y profunda que pueda
afectarte, potenciando esa horrenda sensación de vacío existencial que te
agobia constantemente. A mi, por ejemplo, escuchar Funeral Doom cuando estaba
deprimido, me destrozaba, me dejaba peor de lo que ya estaba. Y la razón por la
cual posteo este cd promocional del 2002, es, justamente, porque en su momento
cometí el error de escucharlo estando yo realmente mal. Terminé prácticamente
tirado en el piso, sintiendo que nada valía la pena. Este Promo 2002, sin
poseer una gran producción, sin siquiera ser lo mejor de Evoken, dejó mi ya
alicaído espíritu completamente devastado. Eso, guste o no, habla muy bien de
la capacidad de éstos tipos para dar vida a algo que, paradójicamente,
representa con exactitud, lo más lúgubre y mortuorio del espectro musical.
Claro que para que la música sea un fiel reflejo de algo que afecta de
semejante manera al individuo, debe estar hecha por gente que, además de saber
lo que hace, esté en un estado de ánimo muy particular, el ideal para crear
algo que sea como un abismo al cual uno cae lentamente, sintiendo que que la
agonía se extiende innecesariamente, impulsando al que cae a sentir que no hay
final más terrible que aquel que uno sabe que llegará, que uno no puede hacer nada
por evitarlo, y lo peor, que uno está llegando a ese final, consciente del
mismo, y, encima, soportando la lentitud de una caída que pareciera no tener
final cercano. Pues bien, Evoken te provocan ese estado de ánimo porque ellos
están en ese mismo estado. Por eso su música es tan jodida, tan peligrosa, si
se quiere. Siempre revolotea esa sensación de que algo realmente funesto va a
suceder, y que es imposible evitarlo. Y te lo transmiten lenta, muy lentamente,
a paso fúnebre, sobre tierras enlodadas, hundiéndote en el fango, bajo un cielo
negro, bajo una luz que, poco a poco, desaparece.
Si te fijás
en los nombres de los (ir)responsables del asunto, ya te das una idea de porqué
suena tan jodido esto: Nick Orlando (guitarra) ha escupido odio y maldad también
en los oscurísimos Funebrarum, una de las bandas más obscuras del Death Metal
actual. John Paradiso (que irónico que éste tipo tenga ese apellido), quien
aporta su vozarrón gutural, también ha aportado lo suyo en Funebrarum. Numinas
(nombre real, Darío Derna, quien acá no sólo toca teclados, sino que hace las
veces de ingeniero) ha dado sobradas muestras de insanía en proyectos como Drawn
& Quartered, Abazagorath, Funebrarum y Meat Shits. Steve Moran (bajo) y
Vince Verkay (batería) tal vez sean los que menos experiencia tengan fuera de
Evoken, pero, mierda, éstos tipos son nacidos para hacer este tipo de música.
Una música que, como dije antes, es mejor mantenerla lejos de tus oídos si
estás en malas condiciones emocionales. No es joda.
1 comentario:
rapidshare ya no existe
Publicar un comentario