lunes, 21 de mayo de 2012

Evoken - Promo 2002


Año: 2002
Sello: Independiente/Autoproducido
País de origen: USA

¿Quién no se ha sentido abatido alguna vez? ¿Quién no sintió en carne propia las terribles consecuencias de la depresión? Si, ese estado emocional que actúa como un virus que carcome el alma, que aniquila la voluntad, que todo lo tiñe de negro, y que hace que las horas se vuelvan eternas, como si la vida se hubiese vuelto una interminable marcha fúnebre. Yo lo he vivido por culpa del alcohol y sus consecutivas resacas, y por otras cuestiones también. Y te aseguro, si jamás estuviste deprimido, que es una de las experiencias más terribles que cualquier humano puede experimentar. Cuando estás en esas condiciones –algo que aprendí con el tiempo- es aconsejable que cierto tipo de música no llegue a tus oídos. Música demasiado real y profunda que pueda afectarte, potenciando esa horrenda sensación de vacío existencial que te agobia constantemente. A mi, por ejemplo, escuchar Funeral Doom cuando estaba deprimido, me destrozaba, me dejaba peor de lo que ya estaba. Y la razón por la cual posteo este cd promocional del 2002, es, justamente, porque en su momento cometí el error de escucharlo estando yo realmente mal. Terminé prácticamente tirado en el piso, sintiendo que nada valía la pena. Este Promo 2002, sin poseer una gran producción, sin siquiera ser lo mejor de Evoken, dejó mi ya alicaído espíritu completamente devastado. Eso, guste o no, habla muy bien de la capacidad de éstos tipos para dar vida a algo que, paradójicamente, representa con exactitud, lo más lúgubre y mortuorio del espectro musical. Claro que para que la música sea un fiel reflejo de algo que afecta de semejante manera al individuo, debe estar hecha por gente que, además de saber lo que hace, esté en un estado de ánimo muy particular, el ideal para crear algo que sea como un abismo al cual uno cae lentamente, sintiendo que que la agonía se extiende innecesariamente, impulsando al que cae a sentir que no hay final más terrible que aquel que uno sabe que llegará, que uno no puede hacer nada por evitarlo, y lo peor, que uno está llegando a ese final, consciente del mismo, y, encima, soportando la lentitud de una caída que pareciera no tener final cercano. Pues bien, Evoken te provocan ese estado de ánimo porque ellos están en ese mismo estado. Por eso su música es tan jodida, tan peligrosa, si se quiere. Siempre revolotea esa sensación de que algo realmente funesto va a suceder, y que es imposible evitarlo. Y te lo transmiten lenta, muy lentamente, a paso fúnebre, sobre tierras enlodadas, hundiéndote en el fango, bajo un cielo negro, bajo una luz que, poco a poco, desaparece.
Si te fijás en los nombres de los (ir)responsables del asunto, ya te das una idea de porqué suena tan jodido esto: Nick Orlando (guitarra) ha escupido odio y maldad también en los oscurísimos Funebrarum, una de las bandas más obscuras del Death Metal actual. John Paradiso (que irónico que éste tipo tenga ese apellido), quien aporta su vozarrón gutural, también ha aportado lo suyo en Funebrarum. Numinas (nombre real, Darío Derna, quien acá no sólo toca teclados, sino que hace las veces de ingeniero) ha dado sobradas muestras de insanía en proyectos como Drawn & Quartered, Abazagorath, Funebrarum y Meat Shits. Steve Moran (bajo) y Vince Verkay (batería) tal vez sean los que menos experiencia tengan fuera de Evoken, pero, mierda, éstos tipos son nacidos para hacer este tipo de música. Una música que, como dije antes, es mejor mantenerla lejos de tus oídos si estás en malas condiciones emocionales. No es joda. 

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