sábado, 12 de noviembre de 2016

Darkend - The Canticle of Shadows


Año: 2016
Sello: Non Serviam Records
País de origen: Italia

Mi acercamiento a esta banda no pudo haber tenido un peor comienzo. Más allá de la gacetilla de prensa aportada por el sello junto al archivo Rar, lo que me puso alerta fue el comentario de un conocido. "Se parecen a Carach Angren" dijo mi conocido, como si eso fuera algo bueno para mí. La verdad es que Carach Angren es una de las bandas que más detesto en el mundo entero, por lo que la comparación surtió el efecto opuesto al deseado; es decir, mis ganas de escuchar a Darkend se fueron al piso. Pero, haciendo caso omiso a dicha comparación, recordé que en la gacetilla se nombraba a unas cuántas luminarias como artistas invitados, nombres realmente rutilantes y talentosos. Además, pensé, es una idiotez juzgar a un grupo sin haberlo escuchado, y más lo es hacerlo basándome en un comentario desafortunado proferido por alguien que se caracteriza por errarle muy seguido en ese terreno. Así que me predispuse a escuchar el tercer larga duración del quinteto italiano alejándome de todo prejuicio. Y, a decir verdad, me encontré con un disco bastante agradable.
Si bien el Symphonic Black Metal no es la ramificación de dicho género que más me gusta, Darkend poseen una capacidad innata para amalgamar los oscuro con lo grandilocuente, sin hacer el ridículo en el intento. Esto sale a la luz apenas comienza el disco con "Clavicula Salomonis" y ese ritmo infernal que aporrea al oyente sin piedad alguna. Además, y he aquí algo atractivo, la banda consigue moldear la canción de tal forma, que ese ritmo atronador (na velocidad impiadosa es la que alcanza Valentz, baterista del grupo) no opaca las sublimes melodías desgranadas por el resto del grupo. Buen comienzo, y buena continuación con "Of The Defunct", primera aparición del gigante (en todo sentido) Attila Csihar en la voz (también canta en "Sealed in Black Moon and Saturn"). Van dos canciones y los tanos ya demostraron que saben muy bien cómo aunar la parte metalera (extrema) con los pomposos arreglos orquestales.
No todo el disco es un ejemplo de cómo llevar adelante dicha unión, hay pasajes en donde la autoindulgencia se apodera del espíritu de la banda y es usada para justificar los excesivamente cargados pasajes en donde los arreglos orquestales y la banda se superponen, logrando un efecto poco beneficioso. Digamos que no les queda bien tanto barullo orquestal en todo momento, sumado esto a que en dichos instantes (los instantes en los que la mezcla pierde su encanto) la banda no acierta en las armonías ni en las atmósferas. Mas, a decir verdad, son pasajes puntuales que no logran hacer mella en la totalidad del disco. Además, justamente cuando la cosa se pone un poco confusa, aparecen invitados de lujo como Niklas (del Shining sueco), Sakis Tolis (de Rotting Christ, una de las bandas que más han influenciado a Darkend, según mi parecer) y Labes C. Necrothytus (cantante de mis amados Abysmal Grief), quienes hacen lo suyo con toda su sapiencia.
Un sonido cuidado, pulido, digno de músicos detallistas, y digno de un sello que viene demostrando preferir éste tipo de producciones tan pulcras antes que el típico Black Metal mugriento y crudo(que a mí tanto me gusta, para ser sincero). Darkend encajan perfecto dentro de lo que es este sello holandés, vale decirlo. En realidad, tanto el sonido como la presentación gráfica del disco, más la parte musical toda (composición y ejecución), denotan a un grupo puntilloso y refinado, pero que no se aleja nunca de una cualidad intrínseca al Black Metal: el poder, la energía desbordante.
En cuanto a las comparaciones con los insufribles Carach Angren, pues algún parecido hay, aunque también puedo compararlos con Malevolentia y Limbonic Art. De cualquier manera, y sin ser el tipo de bandas que yo suelo escuchar, Darkend merecen ser conocidos y reconocidos por su obra y no por su similitud con tal o cual banda.

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