Año: 2016
Sello: Godz o War Productions
País de origen: Polonia
Los polacos más sudamericanos del mundo están de regreso con un disco que hace honor a su historia. Death/Black impiadoso, endiablado, acelerado y sanguinario, tal como lo vienen haciendo desde 1997 hasta la fecha (sí, casi 20 años de carrera). Ataman Toloby (a quien entrevistamos hace unos años), hizo una portada digna de esta placa, acorde a la música del trío y, de paso, nos brinda un adelanto de lo que el oyente encontrará una vez que la música comience a sonar. Y la música comienza de golpe, sin previo aviso, sin introducción que ponga al oyente en estado de alerta o bien, acomodándose para recibir la descarga en algún momento. No, eso aquí no existe pues "Testimonio de Bautismo" arranca de repente, como si el apocalípsis fuera un estado constante de cosas, como si el caos y el horror se hubieran desatado por generación espontánea. Así son estos polacos, así es como les gusta, y eso es lo que uno espera de ellos, a fin de cuentas.
Killer (guitarra y voz), Hunger (bajo) y August (batería), poseen toda la furia del Metal Extremo europeo, ese poder bélico incontenible y fulgurante que irradia un calor calcinante, propio de un bombardeo. Pero también tienen ese aura maléfica, horrorosa, sucia, esa cosa tan clásica de las bandas más brutales del Metal Extremo sudamericano. Es que el amor que estos tipos profesan por el Metal Extremo hecho en estas tierras no se resume al simple hecho de poner títulos en español a sus hijos: hay claras influencias de glorias como Sarcófago, Mortem, el Ultra-Metal colombiano, Pentagram (Chile), Vulcano, y la lista continúa. Entonces, tenemos a una banda polaca que hace honor a la historia que los antecede, esa historia que dice que en ese país han nacido y crecido bandas devastadoras y geniales, creadoras de un estilo propio, pero, a su vez, tenemos a un grupo que toma cosas de viejas (y entrañables) bandas de nuestro continente, con lo que el estilo de Stillborn termina por formarse en base a una identidad bien definida y muy singular.
Violentos de principio a fin, propensos a tocar muy rápido, la banda desata el torbellino de entrada y sin piedad, y así se sostiene hasta el final: virulento y vicioso. Mas, lo mejor llega a partir de ese gran tema llamado "Odezwa". Desde ahí (track número 5), hasta el final con el incendiario "Apocalyptic Hymn of Satanic Warriors", lo mejor del repertorio de Stillborn emerge como lava incandescente. Incluso el cover de "Burst Command 'Til War" de Sodom (canción que pareciera ser una declaración de principios, además de un homenaje a la gran banda alemana), encaja a la perfección en el concepto global de una placa que no da respiro, y que prácticamente no tiene fisuras.
Stillborn no son la octava maravilla del Metal Extremo, sería un acto de hipocresía de mi parte fingir que estamos ante una banda descomunal. Pero tienen un estilo tan personal, tan propio, y poseen una energía, un poder tan destructivo y contagioso, que es imposible no admirarlos. "Testimonio de Bautismo" confirma que la admiración que siento por ellos está totalmente justifica, por cierto.
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