viernes, 23 de octubre de 2015

Gloom - DogGod




Año: 2015
Sello: Morbid Shrine Productions
País de origen: España

España y el Death Metal. Joder, que esta gente tiene la brutalidad en la sangre. No hace falta dar nombres, sobran los ejemplos. Así que mejor me concentro en estos animales sanguinarios llamados Gloom, banda que tiene un estilo y un sonido que me recuerda al Kataklysm de bombas como "The Prophecy (Stigmata of the Immaculate)" mezclado con lo que hacen bandas tan bestiales como Anaal Nathrakh o Azarath. Sí, así de infernalmente poderosos son estos españoles, que cuentan entre sus filas con el ex Virulence Fer en una de las guitarras.
Veloces y feroces, los oriundos de Madrid acribillan, sí, pero lo hacen con clase. Nunca descuidan la melodía, siempre le dan un tratamiento cuidado pero no meloso. O sea, usan la melodía con mucha inteligencia (escuchen "Craneal Box Mi-Go" como ejemplo), pero la utilizan para dotar a las canciones de un poder mayor al que ya de por sí poseen. Con las melodías, la violencia no se disipa, todo lo contrario: se potencia. Logran un equilibrio realmente destacable pues nunca pierden el hilo, tienen en claro que los elementos deben ser usados para violentar al oyente una y otra vez, pero que dicho ataque no debe ser necesariamente torpe. Es decir, se puede ser brutal sin la necesidad de ser torpe, y esta banda lo demuestra. Van a mil por hora, cuando no van a 2 mil, y de golpe meten rebajes tan precisos como endemoniados, dotando a las canciones de una atmósfera inquietante, y alentando al oyente a entregarse al pandemonium sonoro como si este fuera una marea de poder irrefrenable.
Responsabilidad directa de que esto sea así recae sobre los hombros de Ayuso, un baterista de los buenos. El ataque de las guitarras es ajustado y salvaje a la vez, jugando con las estructuras, introduciendo melodías y serruchando cuando es necesario. El bajo es la sobriedad hecha música, aportando lo justo y lo necesario (un detalle para nada menor, por cierto), y la voz de R. Necroseheiim es feroz y demencial, lo que Gloom necesitan. Mención especial para el sonido, tan claro como filoso, da en la tecla de principio a fin, permitiendo que cada instrumento se escuche con claridad, pero sin que esto implique que la violencia se difumine. Todo está bien compactado, puesto en su lugar, haciendo que el disco en su totalidad sea un bloque pesado e indestructible. O sea, y como para ir cerrando, estamos ante un buen disco. No es la octava maravilla, pero te dejan con los huesos hechos trizas y la la cabeza estropeada ante tanto golpe certero. Es decir, respetan la tradición del buen Death Metal español, ni más ni menos.

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