Año: 2014
Sello: Helldprod
País de origen: Portugal
Un ex-Grog, acompañado de un actual Grog,
haciendo Black Metal. A esto ya lo vimos con una banda que patea culos a
diestra y siniestra: Nethermancy. Bien, resulta que The Sorcerer es Hugo
Andremon, ex integrante de Grog (este tipo compuso casi todo “Macabre Requiem”
de Grog), quien en The Sorcerer se hace cargo de casi todos los instrumentos,
la voz y de todo lo restante (o sea, Hugo es la mente creativa de todo esto).
Junto a él, haciéndose cargo de la batería, está Rolando Barros, es tremendo
baterista de…Grog. Juntos se las arreglan para llevar adelante un álbum de puro
e impío Black Metal, un disco contundente y furioso, con esas atmósferas frías
y lúgubres tan propias del Black de los 90s, y que en las manos adecuadas,
jamás defraudan. Es que cuando algo está bien hecho, es imposible que la música
en cuestión no provoque el efecto buscado/deseado. The Sorcerer crean y recrean
atmósferas que invitan a pensar en tenebrosas y frías noches en las que se llevan
a cabo oscuros rituales mágicos, sacrificios y blasfemias. The Sorcerer es, en
otras palabras, una banda de Black Metal en estado puro.
“A Graveyard of Fallen Dreams”, disco debut de
la banda que Hugo formó en 1994 (y que disolvió en el 2002, para regresar en
2013), comienza con una introducción extensa, pero muy efectiva, que nos pone
en sintonía con lo que se avecina: un vendaval de Black Metal. Tras la intro,
comienza “The Bearer Of Light”, y en esa misma canción, The Sorcerer establece
sus mandamientos compositivos y sonoros, dejando bien en claro por dónde va a
ir la cosa. Sonido de guitarras filosas, voces desgarradas y endemoniadas,
ritmos que oscilan entre los medios-tempos majestuosos y los blast beats
destructivos, y riffs que combinan melodías macabras con sucesiones de acordes
acojonantes. Hay cierta falta de variedad, que termina por provocar que algunas
canciones terminen siendo (o pareciendo) un poco largas. Pero esa falta de
matices se compensa con una agresividad estremecedora, con mucha, pero mucha
energía. En esos momentos, cuando la crudeza se adueña de todo y el dúo
arremete con toda su furia, en esos momentos es cuando explotan y surge lo
mejor de la banda. Sin embargo, “A Graveyard of Fallen Dreams” es un disco
recomendable en su totalidad, más allá de las preferencias individuales. Es un
disco conciso y poderoso, al cual le sobra poder. Con más variantes en la faz
compositiva, The Sorcerer puede llegar a ser una gran banda. Por ahora, vayan
escuchando este buen disco de Black Metal, que para el futuro aun falta.
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