Año: 2014
Sello: Dark Blasphemies Records (Europa) / Corpse Gristle Records (USA) -lanzado en formato digital en diciembre del 2013)
País de origen: USA
Sonidos ambiente, agua corriendo y fauna silvestre abriéndonos el camino hacia lo que será un viaje en el tiempo, 20 años atrás, épocas doradas donde se comenzaban a escribir las páginas más violentas de la disciplina más perversa del ser humano, el Brutal Death Metal. Graves estruendos de ultratumba devastando ciudades enteras, socavando hasta los cimientos las estructuras más conservadoras del urbanismo chato e inofensivo para darles vida como montañas de escombros, caos y destrucción, violentas ráfagas de blast beat poniendo en órbita todo objeto vivo o inerte. Devastación como dogma. Ed Taylor, con Dave Tillery y nueva formación incluida, vuelve al ruedo para placer de los más sádicos cultores de la violencia sonora de antaño, y al parecer se mantuvieron congelados pues su salvajismo se mantuvo intacto. “Regiment of Death” comienza de la forma antes descripta, Brutal, sin nada demasiado técnico, con un riff dieñado para taladrar cerebros y una base rítmica que no da respiro. “Insurgent Killer” seguirá el mismo camino, riff taladrante en tremoló picking sostenido y asesino, alternando blast beat con segmentos “grooveados”, siempre manteniendo la simpleza y jugando con las estructuras, mientras tanto se filtran frecuencias de radio militares que refuerzan el concepto bélico de la obra. “Stalker, Texas Mangler” (un juego de palabras supongo) empieza bajando un cambio, con un riff repetitivo y simple, en escala marca de la casa, pero manteniendo el Groove que tan bien sabe esgrimir Bolt Thrower, apretando el acelerador cuando el tema lo pide, cualidad que a mi forma de ver es la más destacada de los Texanos, el manejo de los tiempos, siendo Brandon Partain, el dueño de los parches, el responsable de esto, dando sentido y matiz a cada riff. El track que da nombre a la placa sigue la tónica del anterior, pero con más variedad de riffs, variantes y cortes, que bien podría servir como muestra de lo que es Embalmed, una verdadera clase de Death Metal. Algo parecido pasa con “Bathtub Slayings”, machacando desde el vamos a medio tiempo, sin perder nunca el Groove, el tema es presentado, tarda en armarse, pero cuando arranca no hay quién lo pare, otra clase de cómo sonar brutal y mantener la tensión de principio a fin. Quien a esta altura del disco no se haya dislocado el cuello no tiene sangre en las venas, y con el arranque de “Penetralia” se encargarán de degollarlo, tremendo, pero sin moverse un milímetro de su dogma, más de lo que venían mostrando con un solo de guitarra simple y clásico que pone el moño a otro mazazo en el cráneo. “Bludgeoned” no se queda atrás, al contrario, toda la carne al asador, Embalmed va al choque venga lo que venga de frente, y de seguro lo destozará con su impacto, con el doble pedal y el bajo de Dave Tilley como motor de la máquina que no deja nunca de percutir hasta el final. “Bloated Cadaver” debe ser el tema más oscuro, no por ello menos brutal, claro está, tremoló clásico y un medio tiempo que vicia con su hedor para luego seguir ventilando y drenando los hinchados cadáveres. “Tortured” repite fórmula pero no cansa ni falla, la voz putrefacta de Ed Taylor a lo Chis Barnes continúa escupiendo furia de forma pareja desde “Regiment of Death” y así lo hará hasta que el silencio incomode nuestros oídos. “Crescendo Of Violence” es uno de esos temas que salen directo del ensayo, con una base sencilla pero demoledora, sin otro fin más que romper cabezas, con un mismo riff que va sufriendo pequeñas variaciones según lo que dicte la base rítmica. Las guitarras a cargo de Ernie Jaramillo y el mismo Ed Taylor sulfuran el clasicismo de la vieja escuela, sin vueltas, virtuosismo insulso ni rebusques, siempre directas y sanguinarias. A esta altura del redondo, con las ruinas cobijando alimañas y los cadáveres alimentándolas, no esperen sorpresas, “Pieces Remain” con otra descarga de furia primitiva se encarga de cerrar 45 entretenidos y viscerales minutos del mejor Death Metal. 20 años tuvieron que pasar para que los de Dallas pudieran materializar lo que por aquel entonces prometía pero poco trascendía, quizás el reconocimiento llegue ahora, y no es un mal momento para que así sea, en tiempos en que se necesitan de bandas que apuesten a la crudeza propia de la ejecución de los instrumentos y no tanto de las habilidades de un ingeniero de sonido, sin menospreciar su labor, por supuesto, pues en el presente es impecable, dando un salto gigantesco con respecto al tremendo “Boiling Humans” del ‘93, pero no trasciende a la música como sucede en muchos casos donde las ideas escasean y los artificios compensan. De esta manera “Brutal Delivery of Vengeance” es la obra que marca el regreso de Embalmed para probarse por un rato la corona, que por ahora calza a la perfección, quizás para próximos trabajos le alcance para ponerse a la par de los grandes del género y quedársela.
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