lunes, 7 de abril de 2014

Akrotheism - Behold The Son of Plagues


Año: 2014
Sello: Odium Records
País de origen: Grecia

Frío, despiadado, oscuro, diabólico, brutal y tenebroso, el primer disco full de Akrotheism es Black Metal ortodoxo, y del bueno. Con una intro que sirve de preámbulo para lo que se viene, el oyente entra en un universo en donde todo lo sagrado es profanado sin piedad. Tras la intro explota “Antimatter As I”, una composición que golpea duro, que sacude con frenesí y que marca pautas respecto a lo que enfrentaremos de ahí en más. Velocidad, furia, una bola de odio gigantesca que aplasta con violencia desmedida, Akrotheism dicen “Aquí estamos, esto es lo que hacemos”, y lo hacen sin ambages, sacando a relucir toda su calidad, pero con toda la ira del más cáustico Black Metal. A partir de esta canción, el álbum continúa a paso firme y decidido, como si cada canción fuera un movimiento hecho con un propósito único, como si cada composición fuera parte de la marcha de una legión de Demonios dirigiéndose hacia el Paraíso, con el fin de exterminar todo rastro de vida o existencia celestial en el mismo. Y, he aquí un detalle para nada menor, dicha marcha es llevada a cabo con una cuota de variedad rítmica y melódica digna de elogio. Los griegos saben que el Black Metal, en caso de circunscribirse al sector más puro y ortodoxo del género, debe apegarse a ciertas ideas, a ciertos parámetros sonoros y compositivos. Pero eso no implica que la música deba ser monótona y lineal. Akrotheism hacen Black Metal puro, extremo, negro como la noche eterna, pero nunca, en ningún momento del disco cometen el error de repetirse hasta aburrir al oyente. Tienen ideas que usan en pos de darle dinámica a un disco muy intenso, furioso de principio a final, pero jamás carente de variedad y buen gusto. El cover de Ved Buens Ende, canción con la que cierran el álbum, es la prueba más contundente de ello.
“Behold The Son of Plagues” ha sido mi ingreso al negro universo de Akrotheism, y debe aceptar que, tras entrar en dicho mundo, dan ganas de no salir más. Más allá de que en ese universo rigen normas impuestas por El Maligno, y más allá de que todo esto resulta muy inquietante, la calidad y el poder que se desprende de cada canción compuesta y tocada por estos griegos, hacen que uno disfrute como loco del primer full lenght de la banda, y que sienta deseos de escuchar el split que antecede a esta obra, y, claro está, que ansíe escuchar al sucesor de uno de los discos destinados a ser la Revelación Blacker del año.


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