Año: 2013
Sello: Autoproducido/Independiente
País de origen: Argentina
El concepto del Uróboros, el mito, el símbolo. La sola
imagen de la serpiente mordiéndose su propia cola, engulléndose a sí misma,
representa muchas cosas El eterno
retorno, la naturaleza cíclica de las cosas, y la lista puede seguir
agrandándose, pues distintas culturas han ido adoptando este símbolo de la
serpiente autodevorándose, modificando nombres, ideas, etc, según la cultura.
Pero en este momento, la idea no pasa por escribir acerca de mitos, conceptos,
culturas, y demás, sino sobre Urorobos la banda, más precisamente, un dúo
argentino que posee un sonido gigantesco y grotesco que parece engullirse a sí
mismo. Los responsables son Sebastián Ferreyra en batería y voces (si escuchaste
a otros argentinos, Asilo, entonces ya sabés de quién hablo) e Ignacio Elias
Rosner (guitarra y voces), quienes han lanzado dos eps en lo que va del año,
uno mejor que el otro. Este que hoy les traemos, es el que más me gusta de
ambos, mas eso no significa que no se le vaya a dar lugar en este blog al otro
EP (llamado “Herejía & Exilio”, un trabajo realmente interesante, que
ocupará su lugar en el blog en breve).
“Misantropía y Blasfemia”, tal el nombre del disco que hoy
nos ocupa, es un trabajo denso, lento, jodido y podrido. El dúo se arrastra
cual serpiente a lo largo de 4 tracks, entre los cuales sobresale el extenso
“En Las Fauces de Uroboros”, con 10:19 minutos de pura pesadez inquietante,
climas sombríos y una profundidad abismal que seduce y asusta al oyente, creado
dicho abismo por los insondables horrores que emergen de los acordes, los
ritmos y la actitud del dúo porteño. Si bien la banda no hace nada nuevo,
resulta altamente atractivo (y, por ende, sumamente recomendable) como se
desafían a sí mismos para hacer que la música represente fielmente la imagen de
la serpiente tragando su propia cola. La música de Uroboros puede acudir a
matices extraídos del Post Metal a la Neurosis , del Sludge, hasta del Death Metal más
arrastrado y del Drone Doom cuando lo consideran necesario, permitiéndose así,
jugar con texturas que brindan variedad, pero que jamás rompen con cierta
hegemonía reinante (y necesaria, en estecaso). Mas no importa hacia donde
vayan, siempre regresan al punto de partida, siempre vuelven al Doom
perturbador y aplastante que comienza a conducir al oyente en este viaje, y que
no lo suelta hasta que haya sonado el último acorde, dejando al viajante en el
lugar de partida, retornando al principio, pero dejando la sensación de que si
bien el viaje fue circular, la experiencia fue enriquecedora…y bastante
tenebrosa, si se quiere.
Como dije antes, el dúo argentino no se destaca por su
originalidad (aunque la poseen, en cierta medida). Se destaca por otras
cuestiones ya citadas; entre ellas, su capacidad para dar vida, a través de la
música, a un concepto/mito que encaja a la perfección con la propuesta del
grupo.
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