Año: 2013
Sello:
Chaos Records
País de
origen: Suecia
Hay bandas
que inspiran confianza. No es porque sean conservadores y hagan siempre lo
mismo, brindándole al oyente burgués la seguridad que da saber que nada va a
cambiar. Me refiero a grupos que inspiran confianza porque siempre suenan bien,
porque jamás graban y lanzan un álbum que sea mediocre (mucho menos son capaces
de grabar algo malo), porque mantienen cierto nivel de calidad y jamás bajan de
ese nivel, y porque su integridad permanece inalterable. Blood Mortized es una
banda en la que uno confía. Cada disco que Anders y sus compañeros lanzan me da
ciertas garantías, me asegura que lo que voy a escuchar en cada nueva grabación
es buen Death Metal. Y me asegura que la identidad del grupo va a permanecer
inamovible, fuerte como una roca, pero que no por eso se van a limitar a
repetirse una y otra vez, convirtiéndose en una burda copia de sí mismos. Lo
nuevo de Blood Mortized suena a Blood Mortized. Pero si lo comparamos con su
primer trabajo, entonces notamos que hubo cambios, que hay distintas formas de
alcanzar la misma meta, que siempre aparecen nuevos/viejos elementos puestos en
diferentes lugares, herramientas usadas de una manera distinta, pero con un
objetivo que no se altera: tocar Death Metal del bueno.
“The Demon, The Angel,
The Disease” comienza como una trompada en la mandíbula. “Bastards”, el track
que abre el álbum, es puro e infernal Swedish Death Metal, rápido, cavernoso,
violento y oscuro. El tipo de canción que los fans del estilo amamos escuchar
desde los tiempos de Nihilist, y que aun hoy siguen provocando que nuestras
cabezas se sacudan hasta caerse y romperse contra el piso. Pero Anders Biazzi
(guitarra), Mattias Parkkila y sus secuaces no se quedan aferrados a esa
formula, saben que la variedad es lo que le da dinámica a la música. Por eso es
normal que, a lo largo de este nuevo trabajo, encuentres melodías épicas, de
esas que erizan la piel, de las que evocan imágenes de batallas tan cruentas
como legendarias, ritmos lentos (casi Doom Metal, por momentos), medios tiempos
arrolladores sobre los cuales los músicos dibujan escenas estremecedoras. Y no
faltan los punteos clásicos del Swedish Death Metal, la voz gutural, el sonido
de guitarra Made in Sweden, los ritmos trepidantes y las atmósferas entre
tenebrosas y bélicas. O sea, Blood Mortized siguen sonando a Blood Mortized,
pero sin copiarse a sí mismos, como dije al principio. En su anterior trabajo
ya se vislumbraba esa necesidad por evolucionar. En este nuevo disco lo
confirmamos. Sí, mantienen la calidad y la energía intactas. La esencia sigue
siendo la misma. Pero ahora hay más melodía, más emoción al lado de la furia.
En pocas palabras, vale la pena confiar en estos tipos
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