Año: 2011
Sello: Don
Carlos Productions
País de
origen: Italia
El
inconmensurable placer que me produce escuchar Grindcore. Y, para ser más
específico, debo hablar del inconmensurable placer que me produce escuchar
este, el primer disco del trío italiano llamado Rabid Dogs. Si tan sólo pudiera
encontrar las palabras exactas para describir las sensaciones que me produce
escuchar este álbum. Si tan sólo pudiera transmitir de manera fiel como la
química de mi cerebro se ve alterada por la música de estos dementes, y como
esa alteración química me lleva a sacudirme cono un poseído. No manera de
resistirme el endiablado encanto que se desprende de todas y cada una de las
feroces canciones que integran este genial primer disco de la banda integrada
por 32 (batería y coros), Doc (guitarra y voz) y Blade (bajo y voz).
Dijimos
Grindcore, y eso me lleva a agregar lo siguiente. El Grindcore posee un
desenfado, una energía positiva y una libertada, que no posee ninguno de los
demás géneros Extremos, llámense Death, Black o Doom. Ese desenfado, esa cosa
tan positiva y esa libertad, hacen que los músicos que tocan Grindcore (en caso
de que se trate de una buena banda) puedan dar rienda suelta a todas, o casi
todas, las locuras que rondan por sus mentes, pues la ausencia de prejuicios se
los permite. Si a esas cualidades le agregamos talento instrumental y buenas
ideas, entonces los resultados tienen que ser explosivos, sí o sí. Y si hay una
palabra que define a la perfección lo hecho por el trío, esa palabra es
Explosivo. Grind & Roll, Grindcore, toques de Power Violence, Crust y hasta
Hardcore a la The Casualties ,
todo hecho de manera natural, dinámica y, nuevamente, explosiva. Hay Blast
Beats que aniquilan las neuronas. Meten gritos, coros pegadizos, pig squeals,
voces guturales, y fraseos delirantes. Hay riffs que se adhieren al cerebro
inmediatamente y no se despegan nunca más. Y tienen canciones destinadas a ser
clásicos del grupo, tal es el caso de “Don Carlos”, “Politicians”, “Cop´s
Blood” y “Killer Elite”, 4 obras maestras que sobresalen entre las 15
composiciones que integran un disco absolutamente imprescindible.
Nada nuevo
bajo el sol, a decir verdad. Pero con obras tan geniales como esta, la
originalidad es lo de menos. En definitiva, el debut de Rabid Dogs es una
fiesta alocada, una fiesta grinder. Y las fiestas, cuando son tan alocadas, se
disfrutan siempre, sin importar si ya viviste algo similar o no.
No hay comentarios:
Publicar un comentario