Año: 2013
Sello: Torn
Flesh Records
País de
origen: Polonia
Disculpen
si en algún momento de la reseña pierdo el hilo conductor, pero es que estoy
escuchando este disco mientras escribo. Y les puedo asegurar que no resulta
sencillo hilvanar frases coherentes mientras tamaña locura suena una y otra vez
en mi computadora. De a ratos, siento la necesidad de encerrarme en mi
habitación y golpear mi cabeza contra la pared, mientras intento zafar de la
camisa de fuerza. Y una dualidad de sensaciones me toman por asalto mientras
Nihilosaur me sofocan con su demencial música. Es que el álbum me encanta,
realmente me gusta. De hecho, creo que es uno de los mejores discos que he
escuchado en el 2013. Es por eso que lo escucho varias veces por semana desde
que lo descargué de la web del sello. Pero, a su vez, me provoca un estado de
locura y claustrofobia tan grande, que a veces siento la necesidad de estar en
silencio, lejos de los abrumadores climas opresivos que inundan la habitación
(y mi mente) mientras suena esta joya de la alienación. Pero no puedo hacer
esto último, no puedo dar Stop al reproductor y quedarme en silencio por mucho
tiempo. Y si lo hago, el silencio dura poco, pues la necesidad de seguir
escuchando a Nihilosaur me puede. Es que hay un detalle que aun no saqué a la
luz, y que tiene mucho que ver con lo adictivo que resulta esta placa para mí.
Una de las influencias más claras de la banda es Voivod, uno de mis grandes
amores. Wojtek Nadolny, guitarrista él, es el principal responsable de que el
sello del entrañable Piggy se cuele por allí en sobradas ocasiones. Mas hay
otras influencias que se combinan con los pasajes galácticos y que, feliz
coincidencia, me remiten pensar en otras agrupaciones que también adoro. La voz
de Artur Ciechorski (bajista también) tiene una notable similitud con el
tratamiento vocal que le da Steve Austin a las voces en su monstruosa banda
(Today Is The Day). Por otro lado, algunos ritmos machacantes me recuerdan a
Unsane, sobre todo por el poder que se desprende de dichos ritmos. Todas estas
influencias salen a la luz ya en el primer track, cuyo título da una pauta
exacta de cuan extraña y jodida viene la cosa: Swedish Concentration Camp. De entrada, con tan sólo escuchar unos
segundos de esta genial pieza, el oyente puede ir pensando en optar por dos
posibilidades: o bien seguís escuchando el disco hasta el fina, y te dejas
atrapar (y llevar) por la singular música de los polacos, o bien desistís y te
ahorras sentirte como si hubieras perdido el control de tu mente. A medida que
pasan las canciones, la intensidad va en aumento, mas los toques psicodélicos
también se incrementan. Sin embargo, vale decirlo, cuando hablamos de
Psicodelia no lo hacemos para significar que hay algo de Hippie en esta banda.
Nihilosaur usan la Psicodelia
para que el ruido se convierta en una marea de sonidos caóticos y acordes
disonantes envolventes. Por momentos lo hacen de tal forma, que me recuerdan a
los (injustamente) olvidados Last Crack. Por otros, como en el track número 7 (Soon), lo hacen para crear atmósferas
que te transportan al espacio sideral, tal como los suizos de The Young Gods en
su hipnótico Heaven Deconstruction,
pero aportando detalles opresivos dignos del Drone. O bien se entregan al
machaque denso y arrebatador de NASDAQ, tema en el que la faceta más Industrial
(pero Heavy) del grupo dice Presente.
Bueno, creo
que dentro de todo estoy siendo bastante coherente en mis apreciaciones. O al
menos eso creo. A decir verdad, no estoy tan seguro de esto que estoy diciendo.
Tal vez esté siendo coherente con respecto a la descripción que hago de la obra
de Nihilosaur. Pero ello no implica que sea coherente fuera de ese marco. No lo
sé, sinceramente, no lo sé. Mejor bajen el álbum, escúchenlo, y saquen sus
propias conclusiones. Yo esto encantado pero perdido en la nebulosa de ruidos
generada por este increíble trío polaco.
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