jueves, 27 de septiembre de 2012

Witchrist - Beheaded Ouroboros



Año: 2010
Sello: Invictus Productions
País de origen: Nueva Zelanda

No hay dudas de que en Oceanía, a los amantes de la Música Dura, les gusta que la cosa sea fuerte, rápida y explosiva. Si bien Australia es el epicentro, el pequeño continente alberga a bandas realmente poderosas en todos los países que lo conforman. Nueva Zelanda no es la excepción a la regla, y Witchrist es una clara prueba de cuan dura viene la cosa. Oscuros y macabros, los neozelandeses rinden culto a todo lo que sea profano y malvado, y lo hacen desde estilos que siempre han estado ligados a las blasfemias y el infierno: el Black y el Death, en ese orden. Conjugando lo más impío del Black menos elaborado (Morbosidad, Blasphemy y similares), con el Death Metal tan jodido de Incantation e Imprecation, más tenebrosos pasajes de Doom mala onda, los enfermos estos se dan el gusto de aporrear al oyente sin piedad alguna, pero dejando una sensación de placer al mismo tiempo en el aporreado. Y es que pegan con fiereza, pero con certeza también. Es decir, no son ningunos improvisados, y eso sale a la luz de entrada, cuando el primer track te azota y estampa contra la pared. A partir de ahí, todo es un espiral descendente que te conduce al mismísimo infierno, en donde los tipos te muestran todas las abominaciones habidas y por haber. Para “amenizar” tan tétrico paseo, se valen de una dupla de guitarras integrada por Occultorture y Abomination, quienes no afinan las violas más graves porque no se puede. Pero, y además de afinar bien abajo, se las ingenian para crear buenos riffs, crear climas acordes a lo que pretenden transmitir, y manejar los hilos del asunto de la forma en que se les exige. Para ello, como no, se apoyan en un baterista que más que baterista, es una bestia desatada. Me refiero C. Sinclair, quien no tiene dramas a la hora de meter Blast Beats o de tocar ritmos casi fúnebres. Eso sí, sin importar si va rápido o no, el tipo destroza los parches y platillos. El bajo, en manos de Atrociter, es una bola de distorsión que se fusiona con el resto de los instrumentos sin problemas. El vocalista es un demente que responde al seudónimo de Imprecator, y no hace otra cosa que vociferar frases morbosas acerca de rituales, ocultismo y demás cuestiones, con su vozarrón gutural bien de ultratumba. Lo hace bien, por supuesto, sin desentonar en absoluto con la banda en su totalidad.
Witchrist es uno de esos grupos que hacen que la habitación se inunde con olor a azufre, transformando el lugar en un verdadero infierno. Al menos durante los 39 minutos que dura la placa, vas a sentir que estás en el hogar de Satán y no en el tuyo. Muy recomendable.

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