Año: 1996
Sello: Black Mark Production
País de origen: Alemania
La segunda mitad de los ´90s fue muy dura para el Death Metal. Sus popes estaban pasando por una etapa de transición, y en alguno casos, separándose. Las ventas habían disminuido ostensiblemente y los medios grandes le daban las espaldas al género, además de que las discográficas grandes miraban hacia otro lado, como si no hubieran tenido nada que ver con la baja de popularidad del género. Fue duro para muchos hacer Death Metal en esa segunda mitad de dicha década. Pero algunos, estoicos, firmes como una roca, sostuvieron en alto la bandera del Death Metal, y lo mantuvieron vivo. Lamentablemente, suele suceder que esos héroes (por llamarlos de alguna manera) no suelen ser reconocidos por las masas. Fleshcrawl es un caso muy claro de esos grupos que se la bancaron en el peor momento, que no bajaron los brazos cuando la cosa venía difícil y que, por sobre todas las cosas, no se avergonzaban en decir “hacemos Death Metal”, cuando decirlo y hacerlo, era motivo de burla por parte de los detractores de siempre. Fleshcrawl nunca recibieron el reconocimiento merecido, y eso es inadmisible, pues si bien no inventaron nada (su música es una cruza entre Bolt Thrower, Morgoth y Asphyx), lo cierto es que te llevan por delante sin asco. El disco que hoy nos ocupa es uno de los puntos más altos dentro de una discografía muy pareja, sobre todo pareja en cuanto a calidad. Producido por el señor Peter Tägtgren, y mezclado por el bueno de Peter y la banda, “Bloodsoul” es una ametralladora de Death Metal clásico, una ametralladora que dispara 8 tiros certeros y fulminantes, directo al cerebro cada disparo. Con temas como “In The Dead Of Night”, el fabuloso cover de Demilich “Embalmed Beauty Sleep”, y en especial “Contribution Suicide”, los germanos dan una sencilla pero muy efectiva (y feroz) batalla, defendiendo el género que los vio nacer bajo el nombre de Morgöth, cambiado luego a Suffocation, y finalmente llamándose Fleshcrawl, por razones más que obvias.
“Bloodsoul” fue el último disco que el gritón de Alex Pretzer grabó junto a la banda, y es además, uno de los discos fundamentales dentro de una discografía que, como dije antes, es muy pareja, y de buen nivel. ¿Qué más querés? Buen Death europeo, con sonido sueco, más la típica guturalidad alemana y un cojones de sobra
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