jueves, 10 de febrero de 2011

Black Sabbath - Vol.4

Año: 1972
Sello: Warner

Recuerdo cuando escuché "Cornucopia" por vez primera. Su riff lo pintaba todo de negro, me subyugaba y me hundía en un abismo tan oscuro que la luz no podía penetrar bajo ninguna circunstancia. La voz de Ozzy me provocaba escalofríos. Sus versos destilaban una magia, un halo de esoterismo atemorizante, hipnótico. La base mantenía todo en orden, pero sin perder esa locura que hace pensar que todas las composiciones son fruto de una zapada y no algo premeditado, trabajado obsesivamente por 4 genios. Es como si todo fuera parte de una inspiración momentanea, y con la suerte (para nosotros) de que justo se estaba grabando toda esa creación instantanea, surgida tras haber hecho un pacto con el mismísimo Lucifer. Y "Cornucopia" no venía sola. Estaban "Saint Vitus Dance", la autoreferencial "Snowblind" (juro haber sentido la necesidad de romper todo la primera vez que la escuché) y la enorme "Supernaut". Con Iommi inspiradísimo (desde el primer disco de Sabbath, hasta el oscuro "Born Again", Iommi se cansó de parir riffs inmortales), y Ozzy en su mejor momento. Butler tocandose la vida, un bajista sobrehumano. Y Ward siempre firme, siempre ahí, dejando todo, todo. "Vol.4" es parte de una saga imprescindible de discos que marcaron la historia de un género a fuego. Y crearon el Doom. Y crearon el Stoner. "Vol.4" es fundamental en la vida de todos esos géneros. Es esencial en la vida de mucha gente, más allá de los rótulos. "Vol.4" es esencial en mi vida, en el camino que elegí, y eso es algo impagable, amigos, es algo que no tiene precio.

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