Año: 2015
Sello: Murder Records
País de origen: Portugal
Si este no es el disco más rápido del año pasado (ese año que acaba de terminar y que dejó un saldo de muchas ediciones, pero pocas ediciones de alto nivel. Digamos que el 2015 fue un año de transición), le pega en el palo. Sinceramente, y teniendo en cuenta que he escuchado mucho, pero mucho material extremo a lo largo del 2015, no recuerdo haber escuchado algo tan veloz como este primer disco de esta destructiva banda portuguesa integrada por gente que de música extrema sabe y mucho.Se trata de un sexteto de bestias que tienen un currículum que mete miedo. Veamos, porque acá hay gente muy talentosa...y bestial. Una de las voces está a cargo de Hugo Silva, a quien se lo pudo escuchar en Downthroat. Las guitarras están en manos de gente experimentada: José Marreiros (Martelo Negro, Culto Macabro y Carnificina, y la lista sigue) y un amigo de la casa, Hugo Andremon (The Sorcerer, ex miembro de Grog y Filii Nigrantium Infernalium). El bajo corre por cuenta de Simão Santos (Martelo Negro, ex Namek, ex Grog, entre otros). El otro vocalista es alguien a quien aprecio mucho, un amigo del blog desde hace años: Pedro Pedra, cantante de Grog y Nethermancy (banda esta última a la cual le co-edité su último disco en cassette, por si no lo sabían). La estrella indiscutida del disco se llama Rolando Barros, es baterista, toca en Grog y destruye absolutamente todo con sus blast beats de otro planeta. En serio, lo que toca este tipo es indescriptible, a punto tal que deberíamos aceptar que lo que dice la gacetilla es cierto: "Prepara el portal de tu alma para incrementar la velocidad de la luz y viajar más allá de la galaxia Grind. Extremo tiene una nueva definición!". Sinceramente, hay mucho de eso.
No es que este primer disco de DI.SOUL.VED sea la revolución absoluta en materia de composición y demás. Lo de ellos es Grindcore puro, directo y explosivo, tal como debe ser, como nunca debe dejar de ser. Entonces ¿cuál es la diferencia con lo que ya conocemos? La diferencia está en la velocidad y en la manera de sostener ese ritmo infernal a lo largo de toda la placa. Y no se trata solamente de velocidad, se trata también de la furia incontenible que descargan en cada canción, se trata de la manera en que apagan sus mentes y dejan salir lo más violento y oscuro de sus mentes, de sus almas, convirtiendo así el disco entero en una bomba de neutrones que no deja nada en pie. Por supuesto, los muchachos toman cosas del Death Metal más gutural y veloz para mecharlo con ese Grindcore contundente que llevan en sus venas y que aquí convierten en un arma de destrucción masiva.
"Invisible Empire", "Evaluate & Liberate" y "Dissolved Soul" te pueden dejar serias secuelas en el cuerpo, culpa de los brutales golpes que te propinan estos portugueses con sus creaciones de otro planeta. "The Prophecy - Convulsive Earth" es el apocalipsis sonoro de nuestro tiempo, una composición que podríamos poner como banda sonora el día que todo se vaya al carajo. Bueno, sí, el disco entero podría sonar ese día final, a decir verdad. Al fin y al cabo, cuando el final de nuestro planeta llegue, seguramente sucederá a la velocidad de la luz. Qué mejor banda sonora que esta placa tocada a la velocidad de la luz.
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