Año: 2015
Sello: Necromance Records
País de origen: España
Si hablamos de Death Metal, España figura entre los países que más respeto me infunde en dicho terreno. El Death Metal hecho en ese país me parece realmente feroz, y lo sitúo entre las escenas death metaleras más candentes del planeta. Es por eso que siempre estoy atento a lo que proviene de dicho país en materia de Death Metal, por lo que recibí este disco de buena gana. Mas al principio no encontré lo que buscaba (ya saben, la brutalidad de bandas como Morbid Flesh, Unbounded Terror, Necrophiliac, Bokrug, etc), sino que me encontré con algo mucho más moderno, mejor producido (en el sentido de que todo suena más claro y fácil de asimilar que en los discos de las bandas antes mencionadas), con gran presencia de la melodía y ejecuciones pulcras y precisas. Mi primera impresión no fue la mejor, pues, claro está, no era lo que esperaba encontrar. Pero la primera impresión rara vez es algo que prevalezca en mí, pues soy de escuchar un disco varias veces antes de dar mi opinión escrita. Así que seguí escuchando el tercer opus de Sad Eyes mientras leía la gacetilla que acompaña al álbum, y ahí empecé a entender todo lo concerniente al disco en cuestión.
Para empezar, situemos al lector que desconoce a Sad Eyes en el lugar correcto. Sad Eyes no es otra cosa que Santi Gzlez de la banda Rex Devs (grupo al cual se lo sitúa dentro del Melodic Black). En Sad Eyes Santi es amo y señor, y se nota, pues él se hace cargo de todo. Bueno, no todo, pues cuenta con colaboradores como Raúl Weaver (Mistweaver), Manolo (Aposento), Borja (Baalphegor), Juancar (Avulsed), entre otros. O sea, el muchacho sabe elegir a sus invitados.
Como ya dije, lo que hace Santi aquí es más prolijo que bestial, más melódico que retorcido, y más complejo de lo que puede parecer a primera oída. Es que "Ad Dicti On" es una obra conceptual, la cual viene a cerrar una trilogía que comenzó con su primer disco ("...And Another Week", del año 2010). En la misma se echa una mirada bastante cruda, pero inteligente, sobre la vida del mismo individuo sobre el cual se centraba la historia que comenzó en el primer disco. En este disco, el protagonista lucha por alcanzar la superación personal, especialmente en el terreno emocional, perdiendo el control y entregándose al caos que provocan las adicciones. Es allí, en ese universo que muchos de nosotros hemos visto muy de cerca (ya sea por experiencias directas o por tener a nuestro lado a alguien que lo ha padecido), en donde se desarrolla la historia de desesperación, caos y frenesí emocional que la música ayuda a contar. Por momentos, la música se desdibuja un poco y, por ende, la historia tiende a resultar algo monótona (al fin y al cabo, nos adentramos en dicha historia a través de la música). Pero la pericia de Santi saca las castañas del fuego siempre, y en cada bache, él ve una chance para reflotar y salir airoso.
No voy a mentir, este disco no me deslumbra ni mucho menos. De hecho, tuve que escucharlo varias veces hasta que logré engancharme con el mismo. Pero está bien hecho. Sus fluctuaciones entre un Death Metal dinámico y moderno, y el Melodic Death más acelerado, son bien manejadas por Santi, y en ocasiones puntuales, da en el clavo con mucha certeza. "Vincere", de manera particular, es el track que mejor representa lo que es la propuesta de Sad Eyes, y es la composición que aporta el mayor grado de intensidad. Sin embargo, sería un desperdicio escuchar y destacar tan sólo una canción, pues, como ya dije, estamos ante un disco conceptual. Un disco agradable, sincero, y que poco a poco, si uno presta atención a cada detalle, se abre al oyente, provocando que cada escuchada resulte más amena para el mismo. Al menos en mi caso, "Ad Dicti On" fue creciendo a medida que lo iba escuchando, a medida que lo iba comprendiendo.
Un disco que posee una portada interesante (obra de Kini), un sonido acorde a la propuesta del grupo, y un trabajo individual por parte de Santi que merece ser reconocido. Nada más que agregar.
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