Año: 2015
Sello: Arachnophobia Records
País de origen: Polonia
El sello polaco Arachnophobia viene inundando el mercado con muy buen material extremo. Orientado, básicamente, hacia el Black Metal, en estos últimos años nos han permitido conocer a bandas como Eerie, Genius Ultor, Odraza y Sigihl, entre otros. Bien, ahora le toca el turno a Kurhan, un trío que cuenta en sus filas con miembros y ex miembros de otras luminarias de la Música Extrema polaca, como Furia, Massemord, Blasphemous, entre otros. Black Metal es lo que hacen estos polacos, pero con una clara tendencia hacia el Death Metal más endemoniado, combinando ambos estilos con muchas sapiencia. Tan pronto como descargan una carga de Black Metal intenso y aplastante, arremeten con riffs oscuros de corte death metalero. La faceta blacker del grupo es la que predomina, no hay nin un solo track que no vaya por esa senda. Pero toman cosas del género hermano del Black Metal (el Death Metal) constantemente, y lo hacen demostrando poseer un conocimiento innegable acerca de cómo usar ambos estilos, y cómo unirlos. La voz de K. Mazur (quien además toca el bajo) oscila entre el canto con voz de trueno, las proclamas casi habladas con voz dictatorial, y el relato agresivo. La guitarra a cargo de J. Ciwiś es filosa, aporta variedad y agresividad, y Namtar, baterista del grupo, se erige como el pilar sonoro de la banda gracias a su precisión y potencia. "Głód" es el debut discográfico del grupo, antecedido por 2 maquetas. Y es un buen debut, aunque no sea la octava maravilla, es un buen disco. Tiene cualidades que las bandas polacas saben administrar con mucha categoría, y Kurhan, gracias a la experiencia de sus integrantes, no es la excepción a la regla. La precisión en las ejecuciones, la ferocidad, el sonido claro pero poderoso, los ritmos asesinos, la voz de trueno, las atmósferas blasfemas/bélicas. Todo lo que las buenas bandas extremas polacas han usado con mucha clase durante estos últimos 20 años, todo eso está aquí. Quizá se les pueda reprochar que muchas canciones se parecen entre sí, que haya poca variedad. Y, en ese aspecto, K. Mazur tiene buena parte de la responsabilidad, pues tiende a repetir algunas líneas vocales. Pero es un detalle menor que es compensado con la entrega y la actitud beligerante del grupo, la cual se traduce en composiciones explosivas. Y dentro de esa explosividad, hay una canción que sobresale automáticamente: "Koniec", track epítome de lo que es la esencia del grupo, conteniendo en 5:45 lo mejor de un grupo que, seguramente va a dar más, mucho más de lo que aquí ofrecen. Y eso que lo que encontramos en este primer disco no es poco.
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