Año: 2015
Sello. Independiente/SixSixSix Music
País de origen: UK
Tras 2 demos y un single, la banda liderada por Dominator Xul'Ahabra lanza un EP en el cual comienzan a confirmar lo que había mostrado en sus primeros trabajos. Basado en la historia y de Enlil (y la tragedia de su culto), divinidad sumeria que era el Dios del Cielo, El Viento, Las Tempestades y La Respiración, Goatchrist repite algunas fórmulas, pero evolucionando hacia otros horizontes, y sacando a relucir matices que antes estaban más bien desperdigados por ahí. Por ejemplo, cuando conocí la banda esta venía precedida por la etiqueta Black/Death Metal. Bien, en lo primero que yo escuché (sus Demos) encontré más bien poco de Death Metal, y cuando lo encontré, fue de manera somera; de hecho, sonaba mucho más cerca del Black Metal atmosférico que de otras cosas. Ahora hay más arreglos, sobre todo riffs, que encajan dentro de ese género. De hecho, y aunque parezca casual (o causal), hay pasajes que me recuerdan al Tiamat de los primeros años, algo que tiene su lógica si tenemos en cuenta que la banda sueca también tiene su relación con la mitología sumeria. Pero Dominator ha sacado más objetos del baúl y los ha puesto dentro de su obra. Hay más pasajes intrincados, casi progresivos, sin que esto atente contra el extraño estilo del grupo. Más atmosférico inclusive, el sonido juega un papel primordial en esta faceta. Sin embargo, lo mejor del EP está en una canción que se aleja del resto de las composiciones: "A Message Blows East on Sumerian Winds", en donde texturas de esa región del planeta (Oriente Medio, para más datos), sobre un ritmo cuya cadencia actúa de manera hipnótica, sin olvidarme del crescendo que le da un toque de poder magnético al track en cuestión. El resto del disco es más de lo mismo (en comparación a lo que Goatchrist ya había hecho), pero mejor. Y eso, creo yo, es digno de mención, pues demuestra que Goatchrist se mueve hacia adelante, que buscar crecer. Quizá esos pasos no sean muy grandes, pero evoluciona, y eso se nota a simple oída. Y, por cierto, las voces siguen siendo muy extremas.
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