Año: 2014
Sello: Memento Mori
País de origen: Bangladesh
Creo que no exagero si digo que Memento Mori (junto a Lavadome y Unholy Prophecies) han aportado los mejores discos de Death Metal del año. Claro, y vale la pena decirlo, me refiero a nuevos baluartes, a bandas nuevas o relativamente nuevas que necesitan del apoyo de sellos discográficos para darse a conocer en un nivel más masivo. De lado dejemos a los grupos ya consagrados, pues hablamos de lo más Under del Under. Y en ese terreno, Memento Mori ha editado varias revelaciones que merecen ser destacadas. Morbidity provienen de Bangladesh, y llegan a su primer disco full tras haber lanzado un Demo y un split junto a Exorcised. Escuché algo del Demo, y les puedo asegurar que el debut está muy por encima de ese material, pero siguen en la misma línea compositiva y sonora; o sea que hay una real evolución entre aquel (buen) demo y este (muy) recomendable primer disco. Disco que nos permite lanzarnos de cabeza en una piscina llena de aguas pútridas y negras, panorama perfecto para un grupo de Death Metal. Eso sí, no busquen Death Metal lleno de Blast Beats, ni cortes imprevistos, ni escalas retorcidas tocadas con precisión sobrehumana, ni nada por el estilo. A los Morbidity les gusta el Death Metal hecho a la vieja usanza, con claras influencias del viejo Slayer ("Hell Awaits" y "Reign in Blood"), Master, Sadistic Intent y Possessed. O sea, los muchachos van a la raíz de la cuestión, y en base a ese estilo toman sus armas y salen a la batalla. Por lo tanto, si sos de los que busca incesantemente toparse con la banda que va a revolucionar el mundo del Death Metal, mejor sigue de largo. Ahora bien, si sólo pretendes sacudir la cabeza como un endemoniado, y escuchar un poco de buen y eterno Death Metal, este quinteto te da una soberana paliza. Los responsables son, en primer lugar, Israfel, un baterista que toca realmente rápido, pero que nunca hecha mano a recursos como los Blast Beats; él toca rápido a la manera del Death Metal de finales de los 80s, y lo hace realmente bien. A su par vienen los guitarristas Azerate y Skorcher: sencillos, directos, aguerridos y sabedores de que lo importante, en este caso, no es innovar a cualquier precio, si no saber cómo reutilizar lo que ya existe en beneficio propio. Sethos es un bajista sobrio pero contundente, y Defiler canta sacándose los huevos por la garganta, pero sin caer en lo ininteligible.
Lo mejor del disco llega de entrada, con esa tremenda bomba llamada "Incarnation of Death" (tras una intro muy slayeriana). Pero el disco es entretenido e intenso en su totalidad, así que mejor lo escuchan de punta a punta, que bien lo vale. Eso sí, y como indica el manual del buen Death metalero, recomiendo escucharlo a todo volumen.
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