Sello: Alerta Antifascista
País de origen: Suecia
Podrá sonar raro lo que voy a decir, pero la verdad es que me cuesta escribir esta reseña. Me cuesta porque la música de Counterblast me afecta mucho, porque me cala hasta los más profundo de mi ser, porque me toca la fibra sensible de mi existencia. Me pega duro escuchar algo tan profundo, tan real, sanguíneo, visceral, y monumental como esto. A los suecos los tenía de nombre, y todo lo que había leído acerca de ellos eran loas y más loas. Pero en este pandemonium de música que aparece por todos lados y a cada rato, en esta locura frenética que es obtener música a través de la Web, pues cometí el error de postergarlos. Y ahora me arrepiento profundamente, pues no puedo creer como no me entregué antes a la tremenda música de estos animales. Es que Counterblast pegan donde más duele, te dejan molido por dentro y por fuera; y justamente eso es algo que amo en la música. Justamente por ese motivo amo escuchar música dura, pues amo sentir esa sensación de ser aplastado por la música, por su pesadez, pero también amo sentirme aplastado por la autenticidad. Y Counterblast es eso: autenticidad y una dureza que hace que se le aflojen las piernas al más duro. Imaginen una cruza entre el Crust de Amebix, el Post Metal del Neurosis de los 90s, y la opresiva densidad del Sludge de Crowbar. Todo eso mezclado y dotado de la inmensa personalidad de una banda que, hoy por hoy, es de lo mejor que hay en el mundo. ¿Exagerado yo? Escuchen "Nothingness" completo, sin pausas, sin nada ni nadie que interrumpa la audición, y luego me dicen. Si para cuando termina "Failure" (penúltimo tema, y pico emotivo del disco) no tienes la piel de gallina, entonces estás muerto.
Sinceramente, no sé que más escribir, no se que más decir: "Nothingness" me superó. Obra maestra.
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