Sello: The End Records
País de origen: Australia
El dolor tiene tantas formas, tantas direcciones de las cuales proviene, tantos motivos para existir, y tantas razones para no dejarnos, que resulta tentador ponerse a elucubrar acerca del mismo. Virgin Black no elucubran: crean. Crean una música profunda, bella y dramática para transmitir y mostrar todo lo que produce el dolor, todas las formas que adopta el dolor. Sacan sus perturbadas almas y dejan que éstas se traduzcan en canciones que lastiman la sensibilidad del oyente. Y no es que lastiman porque se expresen a través de ruidos insoportables, sino porque pegan en donde duele. Van a lo más profundo y sensible del ser humano, se inmiscuyen en los recónditos y negros pasillos del corazón humano, y dejan al descubierto cuan largo es el camino a transitar para aprender a soportar el convivir con el dolor, más no superarlo, jamás superarlo.
Doom Metal, esa es la forma musical que los talentosos australianos eligen para darnos a conocer cuan dura es la miseria del hombre, cuan lejos estamos de nosotros mismos, cuan cerca está la muerte y cuan lamentable es la existencia cuando el espíritu sangra por algun perdida, alguna lágrima no derramada en el instante justo, un sentimiento guardado y nunca expresado, una decisión mal tomada, o lo que sea que provoque ese dolor que lascera el alma, que corroe la carne, haciendola envejecer...morir.
La segunda parte de la saga "Requiem" es gloriosa en su grandeza musical, en su calidad innegable, en su deliciosa concepción artística. Pero a su vez, es jodida de soportar. Y lo es porque cada golpe al espíritu, es dado con certeza, en el lugar y el momento justo. Por eso es un disco infaltable en toda colección de Doom, y de buena música general: porque es una obra gigantesca que hace hincapie en ese sentimiento intrínseco al género: el dolor. O en todo aquello que simboliza lo que destruye al hombre, todo aquello que el hombre quisiera no experimentar, pero que es parte de la vida misma.
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