Año: 2011
Sello: Metal Blade records
Y un día...volvió Pentagram. La banda que en su momento fue la respuesta yanki a Black Sabbath. El grupo que influenció a practicamente todas las bandas de puro Doom Metal (dejemos de lado vertientes como el Funeral Doom y cosas así). La banda que en los 70´s se hartó de grabar demos y ensayos, y que a partir de su disco debút en los 80´s, perdió el rumbo, editando algún que otro trabajo, perdiendo aquella manera prolífica de sacar material que los caracterizó en los 70´s. Como es sabido, la causa detrás de éste descarrilamiento fue, y vaya uno a saber si no lo sigue siendo, la adicción a las drogas duras por parte de su líder Bobby Liebling.
Pero dejemos de lado esos datos históricos/innecesarios y vayamos a lo que importa: el disco en sí. En definitiva, que Pentagram vuelva al ruedo es motivo de celebración. Es que por más que pasen los años, las décadas, el espíritu del grupo permanece intacto, la voz de Bobby sigue estremeciendo, sin ser él un gran cantante, pero siendo tan auténtico, tan profundo y visceral, que es imposible no considerarlo un gran cantante, aunque resulte contradictorio. Y claro, el viejo Liebling sabe que solo no puede, y por eso se rodea de grandes músicos, tipos que conocen el paño. Por eso a su lado está el señor Victor Griffin, quien ya pusiera su talento como guitarrista (y compositor) al servicio de la leyenda. Para quienes el año pasado enloquecieron con el gran cd editado por Place Of Skulls, les digo que Griffin fue el cerebro detrás de aquel gran disco. Y hoy, un año después, vuelve a deleitarnos con su talento inagotable, desgranando riffs sabbathicos, solos emotivos y ese sonido tan denso, grave y enorme que lo caracteríza. Greg Turley en bajo y Tim Tomaselli en batería cumplen sin fisuras, aportando todo lo que tienen que aportar para que el clima sea el que debe tener un disco de Pentagram.
¿Y las composiciones? Hay buen material, claro que lo hay. De seguro que "Last Rites" no será recordado como el disco más importante en la carrera de Pentagram; pero sí tiene un valor agregado al ser el disco que los trae de vuelta al ruedo. A eso hay que sumarle un puñado de muy buenas canciones (a la par de temas que no son gran cosa, pero cumplen) que, de seguir la banda en pie, serán futuros clásicos que Liebling y los suyos deberán ejecutar en vivo, sí o sí. Por lo pronto, hay que alegrarse: la leyenda está viva, está de vuelta.
1 comentario:
Un buen disco, lo que más me sorprendió fue la voz de Bobby Liebling, más grave y gastada que nunca. Aún así, hay temas buenos, se nota la mano de Victor Griffin, sin duda. Tengo ganas de ver el documental ese que salió hace poco, el trailer me dejó de piedra: nunca me imaginé que Bobby Liebling estuviera tan pasado. Eso explica muchas cosas.
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