Año: 2010
Sello: Autoproducido
4 tracks que oscilan entre los 11 y los 16 minutos. Densidad, lentitud, sonido de viola muuuuuy pesado, bajo omnipresente y una batería que te hace doler los huesos. La voz brilla por su ausencia, pues son todos temas instrumentales. Ellos se incluyen dentro de las esferas del Doom y el Sludge y la cosa viene por ahí; pero yo agregaría algo más: momentos netamente Drone. Pero indudablemente Bongripper hacen Doom, y del mejor. Algunos objetarán que la falta de una voz juega en detrimento de las canciones, ya que estas son extensas y meramente instrumentales. Les puedo asegurar a los que piensan eso, que muy equivocados estan. Bongripper no cansan, pero para nada. Los riffs (durísimos pero entradores) te llevan a recorrer paisajes que van de lo lúgubre a lo luminoso, pintando imágenes lovecraftianas por momentos, dibujando trazos más terrenales por otros, pero siempre transportando al oyente hacia universos sumamente atrapantes. Mucho humo dulce por aquí, mucha oscuridad por allá, y algo de luz colándose entre las tinieblas, como para aportar variedad a un estilo que puede resultar agobiante si no estás acostumbrado a tanta lentitud y densidad.
Los descubrí tarde, debo reconocerlo. Los tenía de nombre, más jamás me había puesto a escucharlos. De haberlo hecho, no lo duden, iban derecho al podio de grupo revelación del 2010. Pero como soy de los que creen que lo importante es difundir la buena música, más allá de la época en la que fue hecha, hoy posteamos Bongripper y su último disco hasta el momento, una de las gemas ocultas del año pasado. Que lo disfruten.
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