Año: 1990
Sello: Shark Records
Formación:
Fred "Death" Duval: Voz y guitarra
Jean-Marc Tristani: guitarra
Pascal Jorgensen: bajo
Chris Palengat: batería
Líricas: genocidio, muerte, violencia, destrucción.
Origen: Franconville, Francia
Un cláscio indiscutido del Death Metal. Cuando estos tipos aparecieron, el Death era un género joven y bandas del estilo aparecían por todas partes del globo terráqueo. Francia no fue la excepción a la regla, y por suerte, sigue aportando grandes grupos. Pero en los albores de las década del ´90, hablar de Death Metal era decir Tampa, New York y Estocolmo. Sin embargo, y a pesar de que el mejor Death se paría en esas tierras, Francia (cuna de muchos buenos grupos extremos) empezaba a aportar lo suyo. Loudblast con su estilo Slayeriano; Mercyless estaban netamente influenciados por el primer Sodom y Possessed. Y Massacra era la banda que se destacaba por sobre el resto. ¿Argumentos? Una fuerza demoledora, machaque persistente, buenos riffs, buenos músicos y buenos temas. Influenciados por Slayer, Possessed y Sepultura, Massacra poseía todos y cada uno de los condimentos necesarios como para que su propuesta fuera tomada muy en serio. Su Death/Thrash primitivo pero entrador les permitió ganarse un lugar en la escena mundial y con este "Final Holocaust" -su primer disco- ganaron adeptos, influenciaron a colegas (Vader, los polacos, reconocen a Massacra como una gran influencia) y alcanzaron el status de grupo de culto. No eran los más brutales, ni los más veloces, ni los más ruidosos ni violentos. Poer poseían un encanto particular y derrochaban sinceridad. A mediados de los 90´s cometieron el error de inclinarse hacia el Groove Metal, con resultados irregulares. Al poco tiempo de tomar ese rumbo, Duval falleció tras luchar contra el cancer. Y Massacra pasó a engrosar la lista de promesas incumplidas. Una lástima, porque a juzgar por el potencial exhibido en sus dos primeros discos ("Final Holocaust" y "Enjoy The Violence"), podrían haber sido un muy respetado grupo de Death/Thrash. Bueno, lo son, pero no como ellos hubieran querido serlo.
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