Año: 2016
Sello: Everydayhate
País de origen: Grecia
Y llegó el primer disco full de esta aplanadora griega. Los conocí a través del split que lanzaron junto a Grassroll, trabajo que reseñé aquí y que me dejó una muy grata impresión de ambas bandas. Lo que más me llamó la atención en su momento, refiriéndome a Stheno, fue su capacidad para fusionar el Grindcore más explosivo y clásico, a la Napalm Death o PLF, con Black Metal bélico y devastador. Me preguntaba si serían capaces de lograr sostener la atención (y tensión) a lo largo de un disco full, así que apenas tuve en mi poder éste disco debut (disco full, se entiende), me propuse averiguarlo. La verdad es que sí saben cómo explayarse a lo largo del álbum y mantener al oyente pegado al caos sonoro que desatan estos dos griegos.
La parte blacker del estilo del grupo se encuentra más trabajada, en el sentido de que han logrado darle mayor contundencia aun, le han dado más lugar, además de ser evidente que han trabajado duro para unir ambos mundos con una eficacia y precisión asombrosas. Por momentos suenan como si Napalm Death se hubiera cruzado con Marduk, con todo lo que eso implica: blast beats asesinos, una guitarra que pasa del riffeo en una sola cuerda y tirando seguidillas de notas tan épicas como aguerridas, pegado ésto a riffs cortantes, secos y brutales, netamente grinders, con el agregado de riffs machacantes al mejor estilo thrasher, algo que surge en los rebajes, momento que uno puede imaginar un mosh pit bestial girando en círculos. Además, está el doble ataque vocal, con guturales y shrieks perfectamente amalgamados, sumado al aporte firme del bajo, instrumento que no luce, pero que aporta una solidez incondicional.
El aire que impera en la placa es apocalíptico, como si las ruinas de una ciudad devastada pudieran verse en medio del torbellino de canciones (breves) que los tres griegos disparan impiadosamente contra el oyente. Escuchen el comienzo, con bombas como "Intro-Deathbed Confessions" y "Hail Nothing" (con un sampler de mi amada Diamanda Galas gritando "Sonno L'antichristo" al comienzo de la canción), y experimenten en carne propia la onda expansiva que proviene de tan virulentas explosiones. Si hasta pareciera que el polvo de los edificios y hogares destruidos estuviera ahí, sobre Leonidas (guitarra y bajo), Vaggelis (voz) y el otro Vaggelis (batería), cubriéndolos mientras ejecutan sus canciones.
20 minutos de destrucción masiva, una oscuridad invasiva, furia aniquiladora, y una fusión cuasi perfecta entre dos estilos que han hecho de la violencia sonora un culto: Grindcore y Black Metal. Sí, un disco breve, iracundo y altamente recomendable.
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