martes, 26 de agosto de 2014

Gravecrusher - Morbid Black Oath


Año: 2014
Sello: Xtreem Music
País de origen: Hungría

Dave Rotten sigue apoyando a su viejo y eterno gran amor: el Death Metal. No sólo a través de cualquiera de sus bandas, sino también a través de su sello Xtreem Music. Entre las ediciones (todas muy buenas) que ha hecho en lo que va del año, podemos destacara a esta también. Húngaros con una vasta trayectoria en distintas bandas (acá hay miembros de Dunkelheit, Hell Eternal, Grimness, Necrosodomy, Mörbid Carnage, entre otros), han unido fuerzas entre los 5 integrantes y han dado vida y forma a esta gutural y morbosa banda de Death Metal. Un Death Metal que no posee ninguna conexión con las facetas más modernas del género, sino que se apega a la formula del viejo Death Metal, con claras influencias de bandas como Grave, el Swedish Death Metal en general, el primer Death y Autopsy. O sea, voces de ultratumba, un sonido cavernoso hasta decir basta, ritmos trepidantes y mucho odio y putrefacción. Ya desde la portada uno puede ir intuyendo que la cosa irá por esos carriles. De hecho, el nombre de la banda ya da pistas al respecto (en caso de que uno no conozca nada sobre el grupo). Todo esto se confirma apenas el track que abre la placa, llamado "Triumph of the Undead", explota en tu cara salpicándote de vísceras y sangre a lo bestia. A partir de ahí, la banda se transforma en un ejercito imparable, detonando a cada instante con canciones breves pero insanas. El disco tiene una duración corta (apenas 7 tracks en 23:37 minutos), y creo que eso ayuda a incrementar la intensidad imperante en este buen EP. Es decir, la banda parece elegir el camino de las composiciones cortas pero asesinas, antes que extenderse y arriesgarse a perder energía en el intento. Comienzan, atacan como si fuera una guerra relámpago, y listo, pasan a la siguiente canción. En ese panorama sobresalen 2 canciones: "Cryptic Butchery" (bonus track perteneciente al demo "Mutilation Ritual") y la que da nombre al disco. Aunque, a decir verdad, los 7 tracks exudan fuego, olor a podrido y mala leche. Sin hacer nada que no hayamos escuchado antes (más precisamente, a principios de los 90s), pero haciéndolo con conocimiento de causa, con pasión y acertando en donde hay que acertar. O sea, Death Metal, simplemente eso, nada más que eso. Pero el Death Metal, como ya lo sabemos, cuando cae en manos expertas, jamás falla. Este es uno de esos casos, claramente.

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